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Charlas de Quincho

Globalización, viajes y visitas del exterior marcan lo más saliente de los quinchos de esta semana. Lo más importante sucedió en Brasilia, con un encuentro de dos poderosas damas, que podría haber definido el futuro de dos miembros del Mercosur...

Nota extraída del diario Ámbito Financiero

... Ya en Buenos Aires, otro presidente prefirió cenar con empresarios, pese a sus habituales explosiones populistas y a un insólito galardón que había recibido horas antes. En Londres, el CEO de una empresa estatizada inició una ronda de seducción de posibles inversores con una efusión gastronómica que fue un atentado a la salud. Pero también hubo quinchos políticos (uno peronista, otro radical) y el único megaevento anual que mezcla el deporte con el glamour. Veamos.

Dilma Rousseff deslumbró a la delegación que acompañó el viernes a Cristina de Kirchner a Brasilia con las bellezas del palacio Alborada, en donde parlamentaron durante tres horas. En enero se vuelven a encontrar en El Calafate.; Dos almuerzos seguidos para el «mago» Miguel Galuccio (der.) en Londres. Uno se lo dio el Lord Mayor de Londres (izq.) y el segundo, con cordero y dulce de leche, la embajadora Alicia Castro (centro).
La euforia de la celebración de anoche en la Plaza de Mayo se concentró en el festejo del primer año de la segunda presidencia de Cristina y ni el fallo del jueves prorrogando la cautelar en favor del monopolio le dio clima bélico. Que saliese del centro del discurso la pelea mayor del Gobierno -la «madre de todas la batallas», según el léxico de Olivos- terminó contribuyendo para que hubiera un ánimo más de fiesta que de confrontación, algo que conviene en este tipo de concentraciones que se pretenden más transversales y abarcativas para tratar de extender el padrón de adhesiones. Lo probó que fuera una manifestación pacífica y sin exaltaciones, más cerca del ánimo con el cual la Presidente llegó de Brasilia el viernes a la noche, después de una jornada agotadora de reuniones con representantes del Mercosur y, más importante, una bilateral de tres horas ese día a la tarde con Dilma Rousseff.

La anfitriona habilitó varios salones del palacio Alborada, residencia presidencial, para que se aposentasen ministros de los dos gobiernos y algunos gobernadores que acompañaban (Sergio Urribarri, José Luis Gioja, Martín Buzzi, Maurice Closs) a la espera de que las dos presidentes los llamasen de a uno para discutir asuntos de cada cartera. Esa permanencia de varias horas les permitió admirar a los delegados criollos las maravillas de esa residencia que diseñó, como a toda la capital del Brasil, el legendario Oscar Niemeyer, a quien velaban no muy lejos de esa casa (murió el miércoles pasado a los 104 años). De esas reuniones -cuyos detalles ha contado cada ministro- salió el dictamen que comentó Cristina al subirse al avión a algunos miembros de la delegación: la Argentina y Brasil se necesitan como Francia y Alemania, tenemos todo en común y no hay espacio para peleas. Escuchaban algunos funcionarios, como Guillermo Moreno, a quien los brasileños le reprochan prácticas comerciales que los perjudican. La Presidente resaltó que el gozne de la relación es la cantidad de empresas brasileñas que están en la Argentina y cuyo medro está en que al país le vaya bien y por eso hacen lobby procriollo en su país. Allí anunció que entre el 30 y el 31 de enero recibirá a Dilma Rousseff en El Calafate, junto con los ministros de los dos gabinetes, una manera de prolongar este tipo de encuentros.

La reunión del Mercosur les resultó tediosa a los funcionarios, porque transcurrió en minucias institucionales sobre ingresos de Bolivia y sólo se animó por interrogantes que nadie podía responder; el más importante: la salud de Hugo Chávez, acerca de la cual siempre supo algo más el Gobierno por la relación que tiene Héctor Timerman con Nicolás Maduro, canciller y vicepresidente del bolivariano. Pero como éste no viajó tampoco a Brasilia, se quedaron todos sin noticias sobre ese tráfico entre La Habana y Caracas y la inminencia de las palabras casi de despedida que hizo Chávez el sábado. El otro enigma fue la noticia del presunto paso de enviados del régimen sirio a la Argentina y a Brasil en la última semana de noviembre que dio el diario O Estado de Sao Paulo, en busca de un destino a capitales de ese país y hasta del propio Bashar al-Asad cuando caiga el régimen, que todos esperan que suceda en algún momento. Funcionarios de los dos países se esmeraron en negar esa noticia. Cuando más, admitieron del lado argentino, hubo una consulta el mes pasado sobre si podían viajar funcionarios de ese origen al país; se les respondió que precisasen detalles y nunca confirmaron nada. Ayer, pese a las negativas, seguía O Estado insistiendo en lo que dicen nunca ocurrió.

Para no apartarnos de las globalidades de la semana, dimos una pasada el martes por el hotel Alvear, porque allí había revuelo por la presencia del presidente de Ecuador, Rafael Correa, quien animó una cena en uno de los salones de la planta baja con una nutrida presencia empresaria, más que distante de la carnavalada platense en la que le dieron un extraño galardón periodístico que parece premiar su proyecto de controlar a la prensa. Había número porque ese día sabían todos que Eduardo Eurnekian cumplía 80 años. Austero como en todas sus manifestaciones, aplacó la intención de sus amigos -los tiene en todos los sectores- de hacer una megacelebración, pero sí aceptó sentarse junto a Correa en esa cena del Alvear a la que asistieron hombres de empresa, como Carlos de la Vega y José Ignacio de Mendiguren y buena parte del staff de la corporación que maneja el empresario. La razón es obvia, porque el grupo Eurnekian administra varios aeropuertos en Ecuador, entre ellos, el de Galápagos, que se vende como el primer aeropuerto ecológico -¿no deberían serlo todos?- y su delegado en aquel país, Ezequiel Barrenechea, presidente la Cámara de Comercio argentino-ecuatoriana, que fue la que invitó formalmente a la cena. Ésta se resolvió con el clásico lomo con salsa y papas noisette del Alvear, que resiste en el menú de estas celebraciones con platos de la cocina clásica francesa y no se anima con públicos como éste a los consejos de su asesor gastronómico, Mauro Colagrecco -dos estrellas Michelin en su restorán Le Mirazur en Menton, Francia-. Para comer lo que hace habrá que ir a las cenas privadas de Marcelo Tinelli, que lo adoptó como chef personal.

Barrenechea y Eurnekian flanquearon a Correa en la mesa principal, rodeados por los sobrinos Hugo Eurnekian y Matías Gainza Eurnekian, el auditor de las empresas del grupo Guillermo Francos, y algunos hombres de la política, como el viceministro del Interior, Mauro Barbosa; el exjefe de Gabinete de la Cancillería Eduardo Valdés, Rafael Follonier -encargado presidencial de las relaciones con la América Morena, como diría el llorado Buscapié Cardozo- y algunos diplomáticos, como Carlos Piñeiro Iñíguez, que fue el embajador argentino en Quito desde 2003 hasta el año pasado. Con esa experiencia es uno de los mejores conocedores de Correa, a quien vio crecer, ganar el poder y conoce sus aristas, que siempre sorprenden. Además, es autor de un libro sobre Juan Perón y su «proyecto» con el cual compite en cantidad de páginas con el peronólogo más imaginativo que es José Pablo Feinmann.

Sobre las aristas de Correa, la principal: aprovechó esa cena no para hablar contra el demonio de la prensa libre ni de su protección al empresario de WikiLeaks Julian Assange, sino para halagar a los presentes por lo cómodo que se sentía entre hombres de negocios. «Yo vengo de la academia», agregó, «y me siento bien hablando de estas cosas». Encendió el power point y les propinó a los comensales de esa noche una conferencia sobre la conveniencia de invertir en el Ecuador, país que tiene entre otros institutos la convertibilidad de la moneda con el dólar, una herencia del paso del cavallismo por América Latina (Alerta, alerta que camina..., se cantaba también en aquellos años). Para quienes escuchaban a este ex Harvard entonar las ventajas de ese modelo les pareció estar ante el Dr. Jekyll de quien exalta a las barras estudiantiles con discursos terceristas.

No les extrañó mucho, porque hay funcionarios del Gobierno que tienen varias caras, según el público ante el cual actúen. Una de las novedades de la nueva política no es sólo el populismo a la Laclau -la muchedumbre como actor a la que hay que manejarla desde la cadena nacional-, sino la nueva geometría del poder de la que hablan los funcionarios que firman Carta Abierta. En esa geometría se explota una constatación no euclidiana: en política las paralelas no se juntan ni en el infinito. Es decir, no existe tribunal de la opinión que juzgue alguna vez las contradicciones de los políticos, que pueden decir lo que quieren al amparo de otro hallazgo neoeuclidiano de la neopolítica: la revolución se hace cuando se puede, la otra cara del viejo posibilismo conservador, aprovechado ahora por alguna presunta izquierda, que nadie encuentra en la nueva geometría del poder.

Un Eurnekian presente en el Alvear, Hugo, apareció en la semana en las antípodas, en el lunch que ofreció el Lord Mayor de Londres a la delegación que acompañó a Miguel Galuccio, CEO de YPF, en el seminario sobre petróleo y gas que se hizo el viernes por la mañana. Pese a la siempre cambiante relación entre la Argentina e Inglaterra, el «Mago» fue recibido con honores por el Lord de esa ciudad, algo así como el máximo representante financiero de la ciudad de los banqueros e inversores por excelencia. El evento fue en la propia Mansion House, una casa deslumbrante construida en 1758 que funciona como oficina y residencia del Lord actual, Roger Gifford, y que representa desde entonces a la ciudad de Londres como el centro financiero y de intercambio más importante del mundo. El entrerriano, que conoce bien esas tierras donde vivió más de diez años como ejecutivo de la empresa Schlumberger, expuso durante casi una hora, se destapó confirmando que YPF espera un cierre de año alentador y aprovechó para hacer sociales con los 195 inversores, banqueros, diplomáticos y embajadores presentes; entre ellos, el embajador de Kuwait en ese país que se sentó al lado de la embajadora Alicia Castro y a quien se lo escuchó decir que próximamente se reunirá a solas con Galuccio.

Además del líder de YPF, hubo representantes de PAE (Alejandro Bulgheroni fue uno de los expositores), de Exxon (Tomas Hess), Javier Rielo de Total, Klaus Langemann de Wintershall, de la Cancillería argentina, el sobrino Hugo. La sala estaba «full house» como suelen decir allí. También se conversó mucho sobre lo que será el ingreso de los chinos en YPF de la mano de Bridas y los próximos planes de Galuccio para atraer, además de Chevron, al gigante mundial del petróleo: Exxon Mobile y a la empresa estatal de Noruega, país al que viajó anoche Galuccio. Este empresario ha dicho siempre que el modelo que él quiere para YPF es la estatal Statoil, firma mixta con gran experiencia en el off shore y que tiene como propósito alimentar no sólo de combustibles y dólares a su país, sino también de asegurar el equilibrio de su sistema previsional.

En ese viaje Galuccio empezó a ver en qué consiste la política, oficio que según decía Facundo Suárez (que fue presidente de la estatal YPF con los radicales) requiere de sus protagonistas la capacidad de poder tener varios almuerzos en el mismo día, porque un político no pude rechazar invitaciones. Se fue con la delegación de argentinos a la residencia de la embajadora en Londres en Belgrave Street para un segundo almuerzo con abundancia de cordero y de postre una degustación de variaciones de dulce de leche. Alguien dijo que si lo comía un diabético era un coma garantizado.

Pero salgamos de estos altos techos dorados con presidentes y empresarios y concedamos la mirada quinchesca a la sal de la vida, que es la política de todos los días. Lo más notable de la oposición es el balance que ensayaron los diputados del bloque nacional de la UCR el martes en la cena en el hotel Marriott en la que despidieron el año con dos invitados extra: el presidente del comité nacional Mario Barletta y la flamante titular de la convención, «Lilita» Puig de Stubrin. En las mesas donde se distribuyeron los legisladores se ufanaron de que es la única fuerza opositora que puede reunirse sin conflictos, a diferencia del PRO y el FAP, que deben controlar sus márgenes difusos con otras fuerzas. Entienden que terminó un buen año porque fueron promotores antes que nadie dé la batalla por la baja de impuestos a las Ganancias, se cargaron al candidato a la Procuración Daniel Reposo, resistieron con Leandro Despouy en la Auditoría y, algo que mencionan sólo por lo bajo, los éxitos en la Justicia en varias causas -medios entre ellas- merced a jueces que terminan siendo referidos a esa fuerza y embocaron el proyecto de reforma con reelección con la carta de los legisladores opositores que aseguran que por ahora no hay 2/3 para esa iniciativa.

Se dijeron, a la hora de los brindis, confiados en el panorama electoral, especialmente en la Capital Federal con la juntada de Ricardo Gil Lavedra (ausente en esa cena con parte médico), Alfonso Prat Gay (candidato por un nuevo formato de la Coalición Cívica) y la socialista Victoria Donda. Creen los radicales que harán punta en las internas abiertas frente a listas que aparecen con nombres históricos como Rodolfo Terragno, Facundo Suárez Lastra, Rafael Pascual, Humberto Bonanata y otros tantos. No le temen a la movida macrista de sacarles tropa porque entienden que el PRO porteño tiene otras tribulaciones, como el auge del sciolismo que le puede sacar peronismo y las peleas internas entre los sectores de Horacio Rodríguez Larreta y Federico Pinedo-Gabriela Michetti. Repasaron en las mesas algunos distritos con problemas, como Córdoba, en donde su estrella Oscar Aguad no tiene los tantos como para lograr una reforma de la Carta Orgánica que hoy le impide una tercera reelección en la banca que tiene. Allí aparecen o reaparecen otras estrellas como Olga Ruitort, exesposa de José Manuel de la Sota, quien prepara una lista como candidata a diputada promovida por un sector del kirchnerismo para esmerilar el proyecto del gobernador. Otras estrellas que titilan de a poco son el exárbitro de fútbol Héctor Baldassi, figura que quiere promover Macri en esa provincia, o el exintendente de Río Cuarto Miguel «Chicharra» Avella, quien podría encabezar la lista radical de diputados si Aguad se va para la casa. Se fueron entre brindis y promesas de darle al acto de hoy por los 29 años de asunción de Raúl Alfonsín una nueva vuelta de tuerca, quizás con otro documento con más adhesiones. al freno a la reelección.

Más jugosa fue la charla que hubo el miércoles en otro quincho emblemático, pero del peronismo, como es el que anima en su casa de la calle Cachimayo, en Floresta, el legislador Juan Carlos Dante Gullo, el «Canca» más famoso de la política -exageramos: es el único «Canca» pero ronca fuerte-. Llevó esa noche a todos los legisladores nacionales y locales del kirchnerismo y le dio lucimiento al asado que ofreció con dos presencias de primer nivel: el presidente del Banco Nación, el mendocino Juan Carlos Fábrega y el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, además de funcionarios como Roberto Felleti, Liliana Mazure (presidente del instituto del Cine), Carolina Silvestre (representa a la onda bolivariana Telesur) y por si hiciera falta para confirmar su militancia, el «metrodelegado» del subte «Beto» Pianelli. Hubo felicitaciones mutuas por un hecho raro en política hoy: los 20 mil afiliados que se atribuyen haber juntado para el PJ desde mayo pasado. «Son por lo menos cinco partidos políticos», cantó Gullo, comparando las afiliaciones que suelen presentar otras fuerzas.

Contó que entre los anotados había jóvenes menores de 16 años a los que la actual legislación dará de baja, pero celebraron la señal. Lo mismo con los extranjeros que se afiliaron también simbólicamente. «Gullo» señaló una recuperación de la marca, porque ahora, dijo «instalamos una mesa del peronismo y la gente no se asusta». Más interesante fueron las reflexiones a las que se entregaron los legisladores, que se sienten perseguidos por la acusación de un pacto con el macrismo para votar las leyes del llamado megacanje. Antes, esa acusación se la habían hecho al sector Santa María -el jefe de los porteros estuvo ausente, siempre de viaje- quien justificaba ciertos votos en la Legislatura en la necesidad de asegurar la gobernabilidad. Ahora los kirchneristas están forzados a la misma explicación, con la ventaja de que el apoyo a ciertas iniciativas lo hacen porque fueron promovidas por el Gobierno nacional. Justificaron esa noche el apoyo al plan Pro.Cre.Ar que promete la construcción de 4 mil viviendas en la Capital, el crédito para las obras del arroyo Vega que limitaría las inundaciones, y las obras en el ferrocarril que lleva adelante el ministerio de Florencio Randazzo. Gullo avisó a la hora de la sobremesa que el viernes que viene inaugurará por fin su bar temático «Los Octubres» en el corazón de Palermo Hollywood, adonde rendirá homenaje a todas las insurgencias que han ocurrido en ese mes a lo largo del último siglo. Presentó los caldos Bonarda y Malbec de las marcas «Los Octubre» que desarrolla Gullo junto a los hermanos Helmuth y Herbert Ditz en sus viñedos de Mendoza. Prometió que en su local se servirá también la cerveza «JP» y pidió un esfuerzo de todos para entender lo que ha costado y que no le mangueen a la hora de pagar la cuenta porque así eso no se sostiene.

En días de política mediatizada o medios politizados, el kirchnerismo volvió a mostrar a Marcelo Tinelli, la figura más taquillera de Canal 13, en pose de simpatía por el Gobierno de Cristina de Kirchner. El conductor anduvo el fin de semana en Bolívar, su ciudad, donde se corrió la maratón que lleva el nombre de su padre, Dino Hugo Tinelli. La oportunidad no pasó inavertida para la Casa Rosada que puso en marcha un operativo para que ese mismo día empezara a aplicarse el plan «Más Cerca», lanzado por Cristina de Kirchner, para que se hagan obras de infraestructura como parte de una política para reactivar la economía.

En el caso de Bolívar, tuvo estrictamente que ver con Tinelli porque el Gobierno destinará 3 millones de pesos para reacondicionar un antiguo cine Avenida, cerrado desde hace 20 años, que hace tiempo el conductor compró para donarle al municipio. Como Tinelli es cauteloso, ningún funcionario nacional estuvo presente pero sí apareció el intendente local, Eduardo «Bali» Bucca, un «protegido» de Julio De Vido, al punto que en la reunión entre la Presidente y los alcaldes del interior de semanas atrás fue uno de los cuatro dirigentes a los que se les abrió el micrófono. Tinelli se permitió elogiar la intervención del Gobierno para reacondicionar el cine mientras mantiene la intriga sobre un tema que para la Casa Rosada se pueden volver cuestión de Estado: la emisión el año próximo dentro del ciclo Show Match de una nueva temporada de «El Gran Cuñado», que no dejó buenos recuerdos para el Gobierno porque en 2009 le dio una visibilidad inusitada a Francisco De Narváez, luego vencedor de Kirchner en las urnas.

Glamour, calor y la habitual elegancia que se vé en estas ocasiones volvieron a decorar una nueva final de polo. En esta oportunidad, La Ellerstina de los Pieres derrotó a un desconocido Adolfo Cambiasso y sus compañeros de La Dolfina. Como suele suceder, las empresas que patrocinan el evento se pelearon por convocar a sus vip a la mayor cantidad de estrellas de la política, el espectáculo y el mundo empresario. Así se los vio recorriendo los pasillos, el vip de Movistar, y los palcos reservados a figuras como Santiago Soldati, Horacio Rodríguez Larreta, Cristiano Rattazzi, los tenistas Juan Martín del Potro y Mariano Zabaleta, el relacionista público Hernán Nisenbaum, las modelos Analía Maiorana y Julieta Spina, Ricky Sarkany, el actor Segundo Cernadas («Dulce Amor»), y la animadora Ernestina Pais, cuya condición de «nac & pop» no le impidió calzarse un sombrero con el logo de la empresa que la invitó y festejar. Extrañó la presencia solitaria de Juliana Awada, pero a la misma hora que se jugaba la final, su esposo Mauricio Macri estaba en La Bombonera entregándoles una plaqueta a Martín Palermo y otra a Rodolfo Schiavi.

Desde ya, todo el establishment del polo estaba con los Pieres, lo que se demostró en las tribunas, el aliento y el festejo de los goles de cada equipo. La Dolfina tuvo su pequeña hinchada uruguaya, que alentó a su compatriota David Stirling, y no mucho más. Muchos recordaban cuando Cambiasso era socio de Bartolomé Castagnola, y las relaciones de la familia de este polista (hoy en La Natividad) con el mundo de la carne atrajo a la barra brava de Nueva Chicago a alentar a ese equipo en varias finales de la década pasada. Desde entonces, los puristas no le perdonan a Cambiasso esa intrusión del mundo «real» en la privilegiada nube del polo.

Las estrellas fueron los caballos, pero hubo otra especie que pululó por los vip sin demasiado éxito: las «termitas», que así se ha dado en llamar a esta cohorte de colados profesionales que se concentran en cuánto evento con comida gratis existe. Hasta ahora se conocía que este clan tenía un clearing por e-mail de los cócteles y otras ocasiones con comida gratis. Ahora, los organizadores de esos eventos contraatacaron haciendo circular un listado con los nombres y hasta las fotos de los «termitas» más contumaces.

En el palco de Mercedes-Benz se mostraron hombres de empresa como Rodolfo Costantini, German Neuss, políticos como «Pancho» Cabrera y Gloria Fiorito, el embajador de España Ramón Oyarzún, el banquero Jorge Sánchez Córdova, Tato Lanusse, Eduardo Costantini junto al presidente de la automotriz Roland Zei. En otros palcos asomaron Gianfranco Macri, Lolo Longinotti, Pappo Roca, Iván de Pineda, Ramiro Otaño, Jorge Neuss, Charlie e Ignacio Blaquier, Martín Cabrales, Andrea Frigerio, Enrique Braun, Francisco de Narváez, Karina Rabolini, Teresa Garbesi, y otros. Todos comentaban lo bueno de la cancha: después de 150 milímetros de lluvia se jugó el partido sin problemas, lo peleado del partido, la sorpresa de la victoria de los Pieres y que todos los partidos se hayan jugado en las fechas correspondientes sin suspensión por lluvias.

Deporte y excentricidades al margen, el tema en todos los corrillos del campo de polo fue el fallo de la Cámara haciendo lugar al pedido de Clarín de prorrogar la cautelar, y especulando sobre qué hará la Corte Suprema con la apelación vía «per saltum» presentada el viernes por el Gobierno. Había preocupación por las consecuencias de esta guerra en la que -se decía- «no hay buenos»: nadie defendía la postura oficial pero tampoco «Clarín» acumulaba «fans», habida cuenta de que casi todo el mundo (incluidos varios deportistas) tiene cuentas pendientes con el monopolio.

Vamos a terminar con un chiste playero, atento a que las altísimas temperaturas ya prenuncian un verano tórrido. Dos curas se van juntos de vacaciones a Mar del Plata, y deciden dejar los hábitos por unos días y vestirse con ropas adecuadas al lugar y a la estación del año. Así, el primer día bajan a la playa con camisas sueltas, ojotas y bermudas. Llegan al balneario, y una rubia espectacular, con un bikini mínimo, los saluda jovial:

-¡Buen día, padres!

Los curas se quedan de una pieza, no comprendiendo por qué la rubia supo su condición de religiosos. Al otro día deciden ponerse ropa aún más «loca»: ambos se calzan musculosas desteñidas, pantalones de surfer, anteojos negros y sandalias de cuero. Llegan al mismo balneario, y la misma rubia despampanante, con otro minibikini, los saluda con una amplia sonrisa:

-¡Buen día, padres! ¿Cómo están?

Los curas se miran, y uno de ellos le pregunta a la chica:

-Disculpame, hija mía, pero ¿como te diste cuenta de que somos sacerdotes?

-¿Ah, pero no me reconocieron? Soy la hermana Cecilia...