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Charlas de Quincho

Semana de quinchos de alto vuelo que se inician en las entrañas mismas del poder (con temas como la sensible elección de los consejeros de la Magistratura y la política con Uruguay).

Nota extraída del diario Ámbito Financiero.

De allí nos vamos a una cena mayormente opositora, la de Conciencia en La Rural, que logró milagrosos cruces en sus mesas. Le contamos al lector los diálogos. También pasamos por un quincho más criollo, un locro radical en Catamarca, y otros más raros y multipartidarios, como el almuerzo brindado por el "Momo" Venegas a dirigentes del Partido Demócrata, y el del Instituto Yrigoyeneano con invitados peronistas. Terminamos, como siempre, con quinchos artísticos. Veamos.

Mauricio Macri y esposa junto a Sergio Massa en la cena de Conciencia. Semana de sociabilidad extrema con quinchos de alto relieve en cenas multipartidarias, modestos locros monopartidarios y visita de afuera de emisarios para tratar de levantar algún mapa con certezas sobre lo que pasará en la Argentina, país gobernado por altos cargos, los tres principales, sin reelección para sus mandatarios que navegan el final de sus mandatos (Cristina de Kirchner, Daniel Scioli, Mauricio Macri, para mencionar a quienes gobiernan hasta 2015 en las jefaturas principales).

En tiempos de merodeos preelectorales los políticos, como algunos ofidios cuando están cambiando de piel, se agazapan en sus madrigueras y esconden el juego para evitar pegarse al desprestigio ajeno que les dañe la carrocería en el momento de la auditoría de las urnas. Por eso transcurrieron en esta semana de tan alto perfil sin hablar, sonriendo y sometiendo a las miradas del público que quiere leer sus labios, a falta de expresiones más articuladas. Dominó la semana una presunción que todos -oficialistas y opositores- admiten ya como verdad revelada: no habrá elecciones a consejeros de la Magistratura, como quiere el Gobierno y votó el Congreso con margen achicadísimo de votos.

Los espadones del Gobierno que manejan la estrategia electoral confiesan, aunque se cuidan de reconocerlo en público, que en cuanto se promulgue la ley de demandas en la Justicia volarán raudamente por el camino del "per saltum" a la Corte y la Justicia terminará volteando la iniciativa. Lo mismo espera la oposición y ésa es la razón por la que coinciden con los oficialistas en haberse callado sobre la integración de listas, discusión de nombres de candidatos, etc. Unos y otros hasta reconocen haberlo escuchado de boca de jueces a los que el trámite iría en alguna instancia.

El Gobierno tenía depositada en esa elección la posibilidad de quebrar la provincialización de las elecciones del 27 de octubre para diputados y senadores, un formato que le conviene a la oposición por las dificultades de sus adversarios en los distritos más grandes (Buenos Aires, Capital, Córdoba, Santa Fe, Mendoza). Si se lograse concentrar el debate en la lista nacional de los partidos en esa elección en distrito único para consejeros la chance del Gobierno crecía porque aun sacando la primera minoría en el resultado podía cantar victoria. La convicción de que no habrá elecciones en ese renglón parece haberlos ganado y eso explica también la picardía de demorar la promulgación de la ley, que fue sancionada el 8 de mayo y nunca se firmó el decreto respectivo. Como ocurrió con la ley de amparos achicados, el Gobierno ha preferido demorarla para atrasar el alud de reclamos esperando que se cumplan los diez días hábiles que dispone el código para que rija una ley si no se firmó un decreto de promulgación que diga otra cosa. Amado Boudou, siguiendo esa táctica de acercar los plazos de la batalla del "per saltum" lo más posible al cierre de alianzas para las internas, no comunicó al Poder Ejecutivo la sanción de la ley al día siguiente, como es habitual. Recién lo hizo el 13 de mayo, con lo cual el plazo de vigencia de la ley se verificará recién el lunes 27 de mayo, dos semanas antes del cierre de inscripción de alianzas.

Cristina de Kirchner, después de halagar al amigo brasileño Lula da Silva, quien también vino a levantar un mapa sobre qué puede pasar en la Argentina, viajó al Sur, en donde como es usual en las últimas semanas atizó el teclado del celular con mensajes para Twitter, practicando el "tiqui-tiqui" del que antes se reía cuando veía a sus funcionarios hacer lo mismo. Se extrañaron algunos curiosos poco informados de la mención que hizo a Néstor Kirchner al decir "no quiero olvidarme de nada de lo que pasó esta semana. Gracias, Néstor, vos sabés por qué. Fue una evocación de la fecha del casamiento del matrimonio Kirchner, que fue el 8 de mayo de 1974, que quedó enredada en la defensa que hizo en esos mensajes de la reforma judicial, omitiendo referencia alguna a la elección de los consejeros, siguiendo la línea de los demás funcionarios de olvidarse de esto hasta que venga la batalla del "per saltum", ante la cual lo último que hará el Gobierno será adelantar los términos de esa polémica. Al viajar dejó instrucciones para que comience el armado del viaje más importante en lo que queda del año, que es la asistencia, ya confirmada, a la Asamblea de la ONU en septiembre, donde dará una respuesta a la demora del Gobierno de Irán en aprobar el tratado sobre el proceso a los acusados de ese país por el atentado a la AMIA. El Gobierno ha pagado un costo político alto al enfrentarse con las entidades de la comunidad judeo-argentina y dirá que hizo lo posible y que Irán no cumplió. Una forma de recoger velas un mes antes de las elecciones y mejorar el perfil ante ese electorado, que no será decisivo en lo numérico pero que tiene un poder simbólico grande ante el resto de la opinión pública.

En esas costuras sobre frentes resentidos suma el avance, también más simbólico que en las efectividades conducentes, con Brasil después de la visita de Dilma Rousseff y Lula, y la pacificación de superficie con el Uruguay. Esto surgió de la reunión entre Héctor Timerman y Luis Almagro en la que la Argentina recibió la promesa de que Pepe Mujica no volverá a abrir esa boca dicharachera de la que salen mortificaciones hirientes. También la seguridad de que los científicos de los dos países que vigilan la contaminación en la planta de Fray Bentos se reúnan de una vez por todas y muestren algunos resultados que aplaquen a los ambientalistas de las dos orillas. Las conclusiones de esos trabajos permanecen en un secreto blindado que es sospechoso y alimenta los peores augurios sobre algo que ya huele mal (contamine o no, esa planta lo que sí produce es olor). Sobre el otro entuerto, el dragado del canal que lleva al puerto de Montevideo, también terminaron las cornadas; se fue la firma holandesa que hacía el trabajo y el Uruguay se hizo cargo de la limpieza de esa vía con equipos propios.

Ahora hay que concretar la creación de una firma binacional que se encargue de la profundización del canal, además de la limpieza, pero ésos son otros valores. Con Chile queda clausurar carpetas que quedaron abiertas y nunca cerraron, como el túnel por Mendoza; por eso viaja hoy Timerman a ese país para un repaso con el Gobierno de Sebastián Piñera, que transita por la calle de la amargura: termina su mandato este año y todos dicen a gritos que cualquier proyecto hay que hablarlo ahora con Michelle Bachelet, a quien todos dan por seguro que ganará las elecciones para un nuevo mandato. A propósito del canciller, todos se extrañaron de su ausencia en el acto de Cristina y los porteros con Lula. Mandó a decir que no era una visita oficial y que tenía que trabajar. A la misma hora cuando hablaba el brasileño, Timerman estaba dando una charla ante dirigentes jóvenes del kirchnerismo que le acercó Francisco Martelli. Se dedicó, como era el tema de la semana, a fustigar a la prensa y concentró las pullas en La Nación, cuyos editoriales contra la política exterior del Gobierno dijo que enmarca para adornar su despacho. Esos editoriales, se rió, contradicen la línea del Gobierno que va contra la tradición de la Cancillería y él los guarda como ejemplo de lo que no hay que hacer. Una nueva rama del coleccionismo.

 

La cena de Conciencia fue sin duda el quincho más poblado de la semana y quizá del año, aunque se circunscribiese a un padrón ligado al macrismo y aquellas expresiones con la que esa fuerza -dominante en el distrito Capital- quiere entenderse objetivamente, como el peronismo disidente, los conservadores y alguna fracción del radicalismo. Eso pese a presencias y señales del kirchnerismo desde el escenario que no fueron más allá de las fotos, como el fugaz paso en los primeros minutos de Daniel Scioli, quien se fotografió y se fue a cenar a otro lado, algo que suele hacer porque no tiene el hábito de sentarse en una mesa ante centenares de curiosos que miran con quién habla y a quién saluda. O la de Sergio Massa, que recibió un premio que consistía en una obra de arte lo más parecida a una paleta de madera.

El resto fue todo oposición en las mesas y en los encuentros que se produjeron a la lo largo de la noche del jueves en La Rural, donde los Petersen, concesionarios de la cocina, sirvieron un exquisito carré de cerdo a la salsa que está en lo mejor que se haya ofrecido en cena masiva en mucho tiempo (ya cansan esos menús con el lomo de casamiento o el cordero en hilachas reconstruido en un molde). Esa cena ha sido muy gacetilleada por sus protagonistas a lo largo de la semana, pero se ha contado poco y nada de lo que se vio, como la convivencia en algunas mesas de políticos que antes se hubieran bombardeado, como las que logró el macrismo con legisladores que mantiene atados trabajando juntos.

Modelo de esa rara convivencia era la mesa con los peronistas Cristian Ritondo y Helio Rebot, cotilleando con damas de sociedad como Lía Rueda y Carmen Polledo (ex Conciencia y ex COAS, respectivamente) que se criaron seguramente bien lejos del peronismo. Cruzaron anécdotas de cómo conviven en el bloque porteño del PRO en la Legislatura y, pese a lo que recomienda el papa Francisco, le sacaron el cuero a más de uno, como algún ministro de su Gobierno que pasa por una turbulencia conyugal de la que nadie quiere estar cerca para evitar la onda expansiva. En esa mesa, atento, estaba Emilio Monzó, que ya hizo todos los ritos de iniciación para pasar del conservadurismo al peronismo. Para no gacetillear y completarle al lector una percepción fiel de los circuitos sociales que se cruzaron esa noche, hay que destacar lo siguiente:

Uno de los más acosados de la cena fue el camarista electoral Alberto Dalla Vía, magistrado a cuyas manos pueden ir los recursos de la oposición a la ley de elección de los consejeros de la Magistratura, salvo que el "per saltum" pase por encima del travesaño y vaya de la primera instancia a la Corte. Cara de póker ante la decena de consultas de quienes hacían cola para mirar y musitar: "¿Y...?". Nada.

Una de las mesas más acosadas fue la de Gustavo Posse, de los pocos que concurrieron sin corbata, estilo que impuso Macri hace años pero que ha vuelto a ese accesorio -esa noche fue el key speaker-. Tenía en la mesa a Ricardo Gil Lavedra, correligionario pero que está en el radar de las asociaciones del possismo. El intendente de San Isidro hace campaña como si fuera a ser candidato, pero tampoco abre la boca sobre si dejará el actual cargo, en donde le va bien y cualquier movimiento significaría arriesgar su alma mater. Después de esa cena Posse se subió a un avión junto a Macri, Monzó y Carlos Melconian para un tour playero que incluyó actos en Mar del Plata y el municipio de La Costa, donde atendieron a neomacristas como "Lolo" Ramos (excorredor y candidato a senador provincial por la quinta sección electoral de Buenos Aires) y a Sergio Ramos, que se apunta a pelearle a De Jesús la intendencia de la Costa en 2015.

Recorría mesas Jorge Telerman, hoy ministro cultural de Scioli, quien había estado el año pasado en esa misma cena más cerca de Macri, de quien se presumió entonces que podía terminar siendo funcionario. Telerman fue quien ideó una de las obras más interesantes de la Ciudad que terminó el hoy jefe de Gobierno, la Usina de las Artes de La Boca, y hace un año había tenido la oferta del jefe porteño de asumir la dirección. Coqueteó, fue al arbitraje, y se lo quedó Scioli, para quien ahora Telerman le camina la Capital para clavar una base lo más firme posible para la candidatura presidencial del gobernador. Allí todo es muy difícil para el peronismo aunque sea el distrito de origen de Scioli.

Le facilita las cosas que el kirchnerismo, pese a sus arrumacos con los sindicalistas porteños como los Santa María (porteros) y Andrés Rodríguez (estatales), se terminó de convencer que debe insistir con una candidatura a senador para Daniel Filmus. Todas las encuestas que mandó a hacer el Gobierno lo privilegian para encabezar la lista. ¿Y Martín Sabbatella?, preguntan. No suma, responden quienes encargan, leen, interpretan y hablan de esas encuestas.

En ese padrón dominado por el macrismo se registraron señales santafesinas, a partir de los movimientos del expresidente del PJ local, Ricardo Spinozzi, para acercarse al PRO de Miguel del Sel y sumarse a la ola que arrastra también al diputado Daniel Germano. Esta marea la remiten a Carlos Reutemann, en quien esos dirigentes siempre han tenido una referencia pese a que el senador no muestre juego alguno hasta ahora. Presumen los enterados que "Lole" buscará reelegir en la banca en 2015 y que por eso reconstruye una base para lograrlo.

Efusivo y también reflexivo Felipe Solá, al recordar en uno de los corros que se armó en el hall del comedor principal de La Rural algunas anécdotas de la sesión de Diputados cuando se votó la Resolución 125 de las retenciones móviles. Dijo que en medio del debate recibió un mensaje de su esposa contándole que la habían desplazado de uno de los palcos con modos poco gentiles, argumentando que pertenecía a la jefatura de Gabinete. Se quejó al titular de la Cámara y Eduardo Fellner mandó a ubicarla en uno de los palcos de la presidencia, pero él se levantó de la banca, fue hasta el palco que decía ser de la jefatura de Alberto Fernández, preguntó quién había echado a su mujer y le atizó una trompada que lo dejó en el suelo. Se acomodó el saco y volvió a la banca. Ni con eso pudo ganar la votación, en la que dijo que tenía nueve diputados que se le dieron vuelta, una de ellas Mabel Müller, quien desde entonces le retiró el saludo. No entiendo, se reía Solá, el que debió quitarle el saludo era yo. Qué raro, se lamentaba mientras Jorge Asís lo saludaba al propio Solá como el principal dirigente del felipismo.

Esa misma noche del jueves, Lula, después de compartir el escenario de los porteros, cenó con Cristina en la Casa Rosada en grupo más que pequeño y el viernes convocó en la embajada de su país a un cóctel-seminario con un grupo de opinólogos sobre las relaciones entre los dos países a quienes escuchó sobre qué salida tiene la integración cuando la Argentina frena el comercio y parece preferir la relación con China, tópico en el que insisten en Brasil pero que por aquí se menciona poco y parece ser la clave de la discordia. No debería extrañar porque la línea tradicional de la política exterior argentina ha sido consecuente, con todos los gobiernos, en tratar de impedir que Brasil se convierta en el líder de la región frente al resto del mundo. Sólo el Gobierno de Eduardo Duhalde se apartó de esa estrategia, y lo premió Lula con la creación de la Unasur y subiéndolo a su avión en viajes internacionales. La Argentina, más allá de las declamaciones, ha elegido dentro de los BRICS (liga que uno a Brasil, Rusia, India, China y ahora Sudáfrica) al más poderoso, China, y no a Brasil.

En esa oportunidad armó otra multipartidaria porque hizo convivir a sectores enfrentados como el conservador Rosendo Fraga con el sindicalista Víctor De Gennaro, a los radicales Adalberto Rodríguez Giavarini y Alberto Ferrari Echeverri con Pino Solanas, quienes se mezclaron con Daniel Filmus, Jorge Taiana, Oscar Laborde, Rafael Follonier, José Ignacio de Mendiguen, Eduardo Jozami, Pablo Gentili en una mesa rectangular para pasarse la palabra durante 2 o 3 minutos cada uno. Cuando habló, Lula recordó a Néstor Kirchner y a Hugo Chávez, sobre quien contó de los enojos cuando tenía que firmar protocolos que, muchas veces, pasado el tiempo jamás se cumplían. Algunas pinceladas sobre la cuestión brasileña en una mirada de crítica a su partido, el PT, a cuyos dirigentes jóvenes considera muy burocratizados y se quejó de que falta un referente en el hemisferio. ¿Se apunta a serlo él? No dijo más pero para esto hay que escuchar a su asesor, el inseparable Luis Dulci, quien lo suele explicar con palabras propias. Para este Dulci, a Dilma Rousseff le cuesta viajar, Cristina de Kirchner está muy absorbida por la cuestión interna, Nicolás Maduro está sólo preocupado por lograr cierta estabilidad en Venezuela y Rafael Correa, quizá el más interesado en adquirir volumen en la región, surge de un país pequeño.

El anfitrión contó que se dedicará a relanzar el Foro de San Pablo, que fue de la izquierda que él cultivó cuando era presidente, y antes, con un encuentro el 31 de julio al que invitará a Maduro como señal de respaldo, pero además porque pretende volver a darles alguna centralidad a los sindicalistas. Maduro, al igual que Lula, es un dirigente proveniente de los gremios, en el caso del venezolano de los conductores de bus de Caracas. Sobre Maduro hubo otra referencia: el heredero de Hugo Chávez asumirá en julio la presidencia pro témpore del Mercosur, primera vez que ese cargo será ocupado por uno de los cuatro países originales del bloque, lo que servirá como un "blindaje" para el cuestionamiento a la legitimidad de su mandado en Venezuela. El encuentro sería a fines de junio, pero se postergó para el 5 de julio a pedido de Brasil. Lula se mostró preocupado por la conducta de Henrique Capriles, se animó a pronosticar el triunfo de Michelle Bachelet y volvió a decir que está fuera de la carrera presidencial brasileña porque, precisó, Dilma irá por su reelección. La charla, a la que siguió un ágape, sirvió también como especie de despedida de Enio Cordeiro, el embajador de Brasil en Buenos Aires, que dejará la sede diplomática.

Ante tanto quincho bajo techos dorados, bien vale una referencia al locro que los radicales de Catamarca le dieron a Ernesto Sanz el sábado en la visita que hizo a esa provincia como parte de esa campaña callada que hace el mendocino para instalarse como presidenciable en 2015. La ocasión era para festejar que se volvió a recomponer allá el Frente Cívico y Social con radicales, peronistas y otros partidos menores. Esa liga desplazó al saadismo del poder hace más de 20 años y se trizó en las últimas elecciones locales, cuando el peronismo recuperó el poder. Esta vez vuelven a estar juntos y llevarán al exgobernador Ricardo Brizuela del Moral como candidato a diputado nacional. El locro para cerrar esa pretensión lo hicieron en el club Esquiú, que está al lado de la casa natal de Fray Mamerto Esquiú, que creativamente está en la localidad de Esquiú, a pocos kilómetros de la capital provincial. Sanz venía de cerrar en la semana la lista de discursos en la cena que se hizo el martes en el Palacio Rodríguez Peña a Ricardo Gil Lavedra para instalarlo como el candidato de la UCR a reelegir en la banca por la Capital.

Esa cena merece una mención porque fue la cúpula del partido, la real y la formal, con Mario Barletta a la cabeza, la línea Marcelo Stubrin, Jesús Rodríguez, Enrique Nosiglia, hombres del alfonsinismo como Mario Negri y tuvo de bastonero a Leandro Despouy y de orador central a Sanz. Ese lanzamiento, como ocurre con otras fuerzas, es un fogonazo para atraer la atención sobre el personaje de la noche, Gil Lavedra, pero que llegue a algo depende de una red de charlas, negociaciones y otros espejismos, porque la intención es que en la misma nómina figuren Alfonso Prat Gay y Victoria Donda como candidatos a senadores. O sea una alianza que hay que tejer más que finamente. Coincide esta exhibición con el anuncio de Rafael Pascual de no competir con ese armado en las internas. "Yo tuve todo, no busco cargos, pero este no es el radicalismo que me representa; los votaré si van en la Lista 3, pero yo ahí no juego", se enojó Pascual después de ese acto.

En la serie de quinchos raros y multipartidarios hay que anotar el almuerzo que les propinó el lunes a dirigentes del conservador Partido Demócrata el sindicalista de los rurales Gerónimo "Momo" Venegas. El grupo fue completo porque estaban Diego Ibarbia, Raúl Aceza y Marcelo White Pueyrredón, Eduardo Santamarina, el presidente de la convención, diputado nacional (mc.) Alberto Allende Iriarte, el expresidente Federico Young, Martín Espíndola y Guillermo Strada, los productores agropecuarios Ricardo Smith Estrada (Sociedad Rural), Abdon Lizaso Bilbao, Esteban Cornejo Murúa, Emilio Dumais, Jorge Zorreguieta y Clemente Alonso. "Momo" los recibió con su línea media; Aldo Pignanelli, Jorge Todesca, el jefe de campaña del partido FE Jorge Pirotta, el presidente de CICCRA Miguel Schiaritti, el presidente de Poder Ciudadano Daniel Arroyo -hombre que supo ser de Alicia Kirchner-, y la "Colorada" Teresa González Fernández.

Les dieron un formidable asado para que el "Momo" escuchase ofertas: 1) que vaya esta noche a dar una conferencia en la sede del PD en la calle Rodríguez Peña; 2) que el PD, enojado con el macrismo, está dispuesto a sumarse en los distritos en los que tiene personería al partido FE. Venegas se quejó del Gobierno, y señalando a Pignanelli dijo que el kirchnerismo presume de haber sacado al país del infierno cuando quien lo hizo fue Duhalde con Pignanelli, Jorge Remes Lenicov y Alieto Guadagni, entre otros. "Y todos ellos están acá, con nosotros", dijo el "Momo".

Les avisó que Roberto Lavagna va a jugar con la liga Moyano-De la Sota y él, y la mesa se quejó de que Macri no se sumase y esté tentando con una candidatura a Martín Lousteau. "Fue el autor de la 125", se quejó la mesa, ante lo cual uno de los asistentes advirtió que si se les pide examen de linaje a algunos opositores quedarían impugnados por su pasado kirchnerista, empezando con Lavagna y Moyano. Aunque se escucharon ocurrencias sobre el tema, nadie dio una fórmula eficaz de alguna crema depilatoria para que los "gorilas" que militan en el conservadurismo se acerquen a este peronismo. Uno que lee recordó que Juan Perón decía ser conservador y que el peronismo, según el general, era en realidad un conservadurismo popular. Pero tendrán que salir a predicar si no encuentran a la depiladora.


Si el lector quiere quinchos discretos nada mejor que repasar lo que ocurrió el lunes en la cena en el hotel Panamericano del Centro de Estudios Americanos, un sello que animan Luis Savio y Ángel Robledo, hijo del dirigente peronista del mismo nombre. El justificativo era entregar los diplomas a quienes habían viajado en diciembre a los EE.UU. como observadores de las elecciones presidenciales. Para eso viajaron Dan Restrepo, un académico que ocupó cargos altos en el Gobierno de Barack Obama en el tema latinoamericano (es nieto del presidente de Colombia Lleras Restrepo pero se crió en EE.UU.), y Carl Meachan, un personaje que se hizo conocido como asesor en el Capitolio del senador republicado Richard Lugar y que es hijo de una chilena, con lo cual en Chile es considerado como el chileno que más alto ha llegado en Washington después de otro chileno-americano como Arturo Valenzuela. Ante un auditorio variadísimo, que iba de Jorge Landau a Jorge Yoma pasando por Jorge Todesca y Facundo Moyano, Juan Pablo Maglier, Héctor Méndez (UIA), la embajadora de los Estados Unidos, Vilma Socorro Martínez, sus consejeros Jefferson Brown y Alexis Ludwig, el CEO de la Cámara de Comercio de los Estados Unidos, Alejandro Díaz, Restrepo y Meachan quisieron saber, como otros visitantes, qué pasará con la reforma judicial y con el peronismo disidente, que para los norteamericanos parecen ser las claves del problema argentino (si lo hubiera). No se llevaron más que las opiniones conocidas, que en expresión del disidente Yoma, quedan sintetizadas así, con algo de optimismo personal, claro: "Hay una mala noticia y una buena noticia.

La mala es que gobierna el peronismo que está gobernando; la buena es que el próximo Gobierno será peronista, pero que no van a ser éstos". Sobre la reforma judicial se llevaron la misma idea de todos, que la terminará frenando la Justicia. Esto mismo les dijo Yoma a otros auditorios que cultivó durante la semana en dos desayunos, uno en el Club Americano con los presidentes de cámaras de comercio de la Argentina con otros países, y otro en el Centro de Criadores de Pura Sangre de la calle Quintana con graduados de la Universidad de Columbia. A todos ellos los invitó Yoma al lanzamiento de su candidatura a diputado nacional; se hará en La Rioja junto a Hugo Moyano, Francisco de Narváez y José Manuel de la Sota. No le quedó claro al riojano si asistirán.

¿Más multipartidarias? La del Instituto Yrigoyeneano regenteado por el historiador radical Diego Barovero, que recibió al exdiputado y exdirigente ferroviario Lorenzo Pepe, actualmente a cargo del Instituto de Investigaciones Históricas Juan Domingo Perón. La excusa de la cita fue escuchar al arquitecto y artista plástico (también de filiación radical) Horacio Spinetto sobre la figura de Hipólito Yrigoyen desde la visión de los dibujantes y caricaturistas políticos. Se exhibían obras de Quirino Cristiani (un precursor de Walt Disney, ya que hizo "El apóstol", primer filme de largometraje de dibujos animados del mundo y centrado en la figura del "Peludo" de la calle Brasil), Zavattaro, Cao, Alonso, Málaga Grenet, Giménez (quienes dibujaban al líder radical en Caras y Caretas en su edición tradicional), Ramón Columba (quien desde su función de jefe de taquígrafos del Senado caricaturizó a todo el mundillo político de su época), Lolo Bourse Herrera, Hermenegildo Sábat, Vilar, etc., muchas de las obras se atesoran en el acervo patrimonial de la institución radical.

La cuota emotiva la puso el histórico Pepe cuando leyó su intercambio epistolar (documentación que donó al instituto anfitrión) con Ricardo Balbín antes de su muerte en 1981 (la de Balbín, se entiende) cuando desde su lecho pergeñó la Multipartidaria, casi como una inspiración para estos tiempos, y agregó: "Puedo decirlo con convicción porque soy el más radical de los peronistas". Eso disparó algún lagrimón en la platea, donde había académicos del instituto y primos hermanos (radicales y peronistas) de todo pelaje, Fabián Rogel (entrerriano y radical que habla con Pino Solanas), el bisnieto del patrono de la institución Juan Carlos Yrigoyen, el músico e historiador del tango Mario Valdez, entre otros.

Final con arte, pero despolitizado: fue cuando desafiando el vendaval llegaron al Museo de Bellas Artes los fans de la fotógrafa Adriana Lestido, autora de muchas imágenes sobrecogedoras, como la serie de las madres en las cárceles y otras románticas como su célebre "Abrazo". A los fotógrafos se sumaban los funcionarios peronistas como el director de Patrimonio, Alberto Petrina, con la directora interina Marcela Cadillo, que asumió el cargo hasta que se concurse. Los memoriosos recordaron que en el año 2003 cuando Torcuato Di Tella estaba en Cultura, desplazaron a Jorge Glusberg de la dirección y recién en 2007, luego de cuatro años, llamaron a concurso. Alberto Bellucci y luego una comisión "temporaria" encabezada por Américo Castilla tuvieron a su cargo el codiciado museo. "Ahora, el plazo es de seis meses", aseguraron. También estaba Teresa Anchorena, quien cuando fue secretaria de Cultura porteña y directora del Centro Cultural Recoleta, supo albergar al peronismo desplazado, como Petrina y Raúl Santana. Anchorena, elegante y sencilla, con un suéter verde agua y un collar haciendo juego, presentará el martes las mujeres gordas del colombiano Botero. Ella logró que donara una bella escultura que se encuentra junto al Bellas Artes. Todo se anunció mientras pasaban unas masitas secas y festejaban con champán.

Esa misma noche los melómanos demostraron que su fidelidad alcanza el estoicismo, mientras llegaban puntuales bajo la lluvia torrencial a la función del gran abono del Teatro Colón. Algunos con smoking y otros con simple traje oscuro, arrastrando vestidos largos o ligeras minifaldas, todos sin excepción estaban húmedos y ansiosos, deseando escuchar el estreno de esa noche. Para presentar dos óperas de Serguei Rachmaninov, "Aleko" y "Francesca da Rimini", vino un staff de barítonos, tenores y bajos de origen ruso. El poema de Alexander Pushkin marcó la impronta dramática del argumento (aunque la tragedia del zar y la zarina no atrajo a nadie al palco presidencial). En ambas óperas una música apasionada se sumaba a las intrigas: cierta malignidad en los triángulos amorosos, escenas cercanas a lo escatológico, venganzas, sangre y muertes.

El público de la gala, curtido en el drama operístico, dejó transcurrir las dos horas y media casi como un respiro, sumergido en el dulce sabor de las pasiones. Se mostraron allí Alejandro Cordero, Lili de Benedetti, Nelly Arrieta, Mirtha Legrand, Alejandro Roemmers, Jorge Neuss, Marlise Jozami, Adrián Figueroa, Guillermina Gordon, Claudia Stad, María Taquini Blaquier, Guillermo Ambroggi, Sarita Smith Estrada, Norberto Frigerio, Alejandro Corres, Pedro Pablo García Caffi y los discretos padres de la reina Máxima, que se fueron silenciosos, como habían llegado. Los bríos de la música rusa y las historias de amores contrariados lograron hacer olvidar que en el rigor de las calles porteñas esperaba la tormenta.

El montaje del rosarino Leo Battistelli en el Barrio Joven de la feria motivó otro encuentro en la principesca casa de Moët Hennessy en la calle Ortiz de Ocampo. El artista vive en Brasil y regresó para realizar una escenográfica instalación con sus célebres Collares, esta vez inspirado en las burbujas del champán. Disfrutando de unos deliciosos bocaditos estaba Alec Oxenford, el nuevo presidente de arteBA que asumirá al fin de la feria que comienza esta semana, contando sus expectativas a Cynthia Ballester, Fernando Gouiran, Florencia Solanas Pacheco, Maia Güemes, Julia Converti, Teresa Frías, Pablo Reinoso, Teresa Garbesi e Iván de Pineda.

Vamos a terminar con un chiste que apunta a averiguar qué es el éxito. Veamos:

A los 3 años, no mearse. A los 6 años, recordar qué hiciste en el día. A los 12 años, tener muchos amigos. A los 18 años, tener registro de conductor. A los 20 años, tener relaciones sexuales. A los 35 años, tener mucho dinero. A los 50 años, tener muchísimo dinero. A los 65 años, tener relaciones sexuales. A los 70 años, tener registro de conductor. A los 75 años, tener muchos amigos. A los 80 años, recordar qué hiciste en el día. A los 85 años, no mearse...