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"Cayó desplomada al suelo, con su hijita en brazos", contó la madre de la chica asesinada por un policía

Paola dijo que a su hija de 17 años uno de los policías la agarró del cuello y la amenazó.

Paola Morales es la mamá de Silvia Maldonado, la joven de 17 años, baleada en un confuso episodio policial el domingo a la noche en el barrio Jorge Newbery, en Santiago del Estero. Sentada en un banco de la guardia del Hospital Regional, Paola le cuenta a Clarín que no se va a mover de allí. "Estoy a la espera de un milagro". Faltaban minutos para la medianoche del lunes. Pero las primeras horas de este martes la sacudieron con la peor noticia. Silvia murió. Le quedan sus nietos y un vacío imposible de llenar.

Paola está destrozada y no le encuentra explicación a lo sucedido. "Se presentaron en casa (los policías); los atendió mi hija y no los quiso dejar pasar; les pedía que le muestren la orden del juez para entrar a casa. Uno de ellos la agarró del cuello y la amenazó; entonces, los vecinos que estaban mirando la escena, le gritaban que la suelten. Como no la soltaban, (los vecinos) comenzaron a tirar piedras a los policías, que salieron corriendo hacia el móvil".

En la noche del domingo, cerca de las 23.30, una delegación policial de 8 agentes se presentó en la casa de la mujer, en el barrio Jorge Newbery. Buscaban a dos hombres que habían robado un taladro, una soldadora eléctrica y elementos de plomería de una casa cercana.

La mujer que había hecho la denuncia del robo, Alejandra Rodríguez, es amiga de Paola Morales. "No me explico por qué no vino ella a casa a preguntar; nos conocemos desde chicas, somos amigas; ella podría haber venido a consultar. Yo le pregunté y me contestó que había ido a casa con la policía porque le dijeron que habían tirado las herramientas por la parte trasera de casa".

Allí empezó el horror: los vecinos atacaron a los policías y estos se defendieron con balas de goma, salvo uno de ellos, el cabo primero José Abraham (a cargo del operativo), que empezó a tirar con su pistola reglamentaria. Un tiro dio en la frente de Silvia.

"Ella cayó desplomada al suelo, en medio de un charco de sangre; tenía a Aytana (su hijita de 2 años) en brazos. A ver eso, los vecinos se acercaron, la cargaron en un vehículo y la llevaron al hospital", contó la mujer.

Paola tiene 39 años y, además de Silvia, otros 8 hijos (Ariel 24, Mili 22, Antonela 20, Damari de 19, Agustina 17, Daniela 15, Ariana 13 y Xiomara 10). Ella trabaja "todo el día", porque vive en la casa de su padre, con sus 4 hijas más chicas. "Los otros tienen su familia, tienen su vida. Ella estaba viviendo conmigo en la casa de mi papá; me ayudaba mucho. Lavaba, cocinaba y se ocupaba de sus hermanas y de sus hijos", detalló.

La vida ha golpeado mucho a Paola. En diciembre de 2017, en un accidente de autos, perdió a su madre y una hermana. "Iban a Loreto (un pueblo a 60 kilómetros de Santiago, junto a otros familiares) a ver a unos parientes. El auto volcó y murieron las dos. Por eso mi papá está mal todavía, aunque de vez en cuando me ayuda", cuenta. Su padre es chagásico, sufre problemas coronarios y vive de una pensión. Aún así, a veces hace trabajos de albañilería.

Silvia había dejado el colegio, porque quedó embarazada a los 15 años de Aytana. Estaba sin trabajo, porque debía ocuparse de Nemías, el bebé que nació hace poco más de un mes. "Por suerte el papá (que tiene 18 años) se ha hecho cargo del bebé", dijo Paola, aunque aclara que "no vivían juntos".

Paola crió sola sus hijos; aunque dice que a veces los chicos visitan a su padre, con el que ella no tiene ninguna relación. Una y otra vez repite que cree en Dios y espera el milagro

Describe a Silvia como una persona "alegre, coqueta, linda, cariñosa, atenta, una buena hija, con sus errores de adolescencia, pero qué se le va a hacer, para eso estamos los padres, para ayudar. Yo le he dicho que nunca le iba a soltar la mano a ella, porque yo también he sido adolescente, también he sido joven y también he cometido errores, aunque un hijo no es un error".

Los ocho policías que participaron del operativo están detenidos. El cabo primero José Abraham ya confesó que fue el que disparó a Silvia. Mientras tanto, el fiscal Raúl Alfonzo y Erika Leguizamón, la jueza que lleva adelante la causa, le prometieron a Paola que "caerán los responsables".