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Casi 500 muertos bajo el lodo en Río

En el norte de Río de Janeiro, donde sobrevino una de las peores tormentas de la historia brasileña, se contabilizaban anoche 497 víctimas fatales.

Los sobrevivientes de los aludes de barro en las poblaciones de montaña al norte de Río de Janeiro relataron historias de horror, de viviendas arrastradas por muros de agua y barro y de excavar frenéticamente con las manos para alcanzar a personas atrapadas.

Según funcionarios y medios locales (como O’Globo ), la cifra de víctimas superará los 500 muertos. Anoche eran 497 los cadáveres identificados: 216 en Friburgo (entre ellos, tres bomberos), 223 en Teresópolis, 39 en Petrópolis y 19 en Sumidouro.

"Parecíamos zombis cubiertos de barro, cavando en la oscuridad", dijo Geisa Carvalho acerca de los minutos que siguieron a los aludes. Su madre, Vania Ramos, recordó que las despertó un tremendo rugido cuando toneladas de tierra sobre su vecindario se deslizaron sobre un muro de granito. No había luz, pero el resplandor de los relámpagos les permitió ver un torrente de barro y agua que pasaba a metros de su casa, así como los restos de casas vecinas arrastrados por la ladera.

"No tengo palabras para describir lo que he visto", dijo Ramos al iniciar una marcha de ocho kilómetros hacia el centro de la ciudad en busca de comida y agua. "Muchos amigos nuestros están muertos o desaparecidos. Hay gente que tal vez nunca la encontraremos", agregó compungida.

Carvalho y Ramos contaron que salieron corriendo de su casa segundos después del torrente y, junto a otros residentes del barrio Calenne, se pusieron a cavar con las manos y algunos palos en busca de vecinos. Hallaron rápidamente a una familia de cuatro personas enterrada bajo los escombros de su casa, en tanto el bebé de 2 meses de otro vecino fue arrastrado con todo y cuna, y aún no lo habían encontrado.

Casi todas las casas del vecindario fueron arrastradas hasta el fondo de un barranco. Caños retorcidos estaban enredados en los árboles, ropa de niños cubría el terreno y por todas partes había troncos de árboles enormes apilados como mondadientes. Las calles eran ríos de agua lodosa bajo una lluvia ahora ligera.

Unos pocos rescatistas pudieron llegar ayer al barrio, provistos apenas de algunas palas y machetes para buscar sobrevivientes. Los vecinos dijeron que no tenían alimentos, agua ni medicinas y muchos iniciaron la larga marcha al centro de Teresópolis en busca de ayuda.

Desastre. El hallazgo de nuevos cuerpos situaba en al menos 394 el número de muertos como consecuencia del temporal que azota la región serrana del estado brasileño de Río de Janeiro. El número de víctimas fue divulgado por las autoridades municipales de Teresópolis, Nueva Friburgo y Petrópolis, las ciudades más afectadas por las torrenciales lluvias que provocaron deslizamientos de tierras que sepultaron varias viviendas construidas principalmente en las faldas de las montañas.

En la madrugada de ayer volvió a llover, pero no con la intensidad de los primeros días de la semana y sin que se registraran nuevos deslizamientos. Sin embargo, los meteorólogos prevén que las lluvias proseguirán en los próximos días.