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Bolsonaro, el exmilitar que sedujo al electorado anti Lula con un discurso reaccionario

"Brasil por encima de todo; Dios por encima de todos" es su slogan de campaña.

Por Alberto Armendáriz (extraído de La Nación)

"Brasil por encima de todo; Dios por encima de todos" es el eslogan de campaña del diputado ultraderechista Jair Bolsonaro , el controvertido candidato del pequeño Partido Social Liberal (PSL) que con su patriotismo de exmilitar y el apoyo de los grupos conservadores que defienden los valores religiosos, la familia tradicional y la propiedad está cerca de comandar el país más grande de América Latina.

Bolsonaro, de 63 años, nació en Glicério (San Pablo), aunque pasó casi toda su vida entre Río y Brasilia. Se casó tres veces y tiene cinco hijos; tres de los cuatro varones son también políticos. Aunque es un ferviente católico, tiene estrechos lazos con las iglesias evangélicas, cuyos pastores más populares respaldaron su candidatura presidencial.

Graduado de la prestigiosa Academia Militar de las Agujas Negras, Bolsonaro llegó al rango de capitán en la brigada de infantería de paracaidistas del ejército. Allí se destacó por su aptitud física y por su liderazgo entre las tropas. En 1986 pasó 15 días detenido por sus quejas públicas por los bajos salarios en las Fuerzas Armadas, una actitud inconformista que le ganó la popularidad entre sus pares, pero lo obligó a dejar el servicio activo en 1988 y pasar a la reserva.

Gran promotor del libre porte de armas para que las "personas de bien" puedan defenderse de los criminales, empezó su carrera política como concejal en Río (1989-1991). Fue luego elegido diputado federal y, aunque lleva ya siete mandatos en la Cámara baja, apenas consiguió aprobar dos proyectos de ley y una enmienda constitucional de su autoría. Según él, la falta de apoyo de sus pares se debe a su estilo frontal y transgresor. Colegas congresistas lo definen como irascible, poco propenso al diálogo y a trabajar por el consenso. Tal vez por eso, en su larga trayectoria legislativa pasó ya por nueve agrupaciones políticas.

Tanto dentro como fuera de la Cámara de Diputados protagonizó diversas polémicas por sus declaraciones a favor de la dictadura, de la tortura y de la pena de muerte, y ofendió a muchos grupos sociales con sus posturas machistas, racistas, homofóbicas y xenófobas. A una diputada le dijo que era tan fea que no merecía ni ser violada; declaró que los negros que viven en comunidades de antiguos esclavos liberados no sirven ni para reproducirse; se opone a la protección de tierras indígenas; afirmó que preferiría que un hijo suyo muriera en un accidente antes de que se asumiera como gay, y calificó a los refugiados como "escoria".Su momento más sobresaliente en el recinto no fue por alguna de sus propuestas de legislación, sino cuando en 2016 dedicó su voto en el proceso de impeachment contra Dilma Rousseff al desaparecido coronel Carlos Alberto Brilhante Ustra, reconocido torturador durante el último régimen militar.

Desde entonces, supo canalizar un creciente sentimiento de la población brasileña contra la izquierda y contra la corrupción a través de su activa participación en las redes sociales, tal como hizo Donald Trump, a quien admira.Al ser apuñalado el 6 de septiembre en una manifestación en Juiz de Fora, se refugió en las redes para divulgar sus propuestas y potencializar su calidad de víctima. Se ganó el apoyo de los mercados al anunciar que el reconocido neoliberal Paulo Guedes sería su ministro de Economía si llega a la presidencia.