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Así fue el explosivo final de “Argentina, tierra de amor y venganza”

La exitosa novela de El Trece mostró un avance en el tiempo, dejó muchas dudas y las puertas abiertas a una nueva temporada.

Argentina, tierra de amor y venganza tuvo su cierre, pero no un final. En un episodio cargado de tensión, un protagonista murió, otro fue detenido por la policía y dos parejas se casaron. Y no solo eso: el salto en el tiempo y el “continuará” tras la última escena confirmaron que la tira tendrá una nueva temporada.

Lo cierto es que en el episodio emitido el lunes pasado todo parecía indicar que el grupo integrado por Torcuato Ferreyra (Benjamín Vicuña), Samuel Trauman (Fernán Mirás) y Alicia Ferreyra (Mercedes Funes), finalmente se saldría con la suya. Tenían acorralados y amenazados a punta de pistola a Aldo Moretti (Gonzalo Heredia), Bruno Salvat (Albert Baró), Raquel Zimmerman (Eugenia la China Suárez), Julián Salinas (Toto Kirzner) y toda su banda. Sin embargo, la entrada en escena de Lucía Morel (Delfina Chaves) y Francesca (Malena Sánchez) cambió los planes por completo.

El efecto sorpresa de la llegada de Lucía con su arma logró liberar a Raquel y Aldo de las manos de Trauman. Sus compañeros reaccionaron rápidamente y redujeron a los enemigos. Sin dudarlo, el personaje interpretado por Delfina Chaves se dirigió a donde se encontraba su amado, Bruno, a punto de ser rematado por Torcuato.

Él se distrae ante la llegada de la joven y Bruno le quita el arma. La situación cambia rotundamente. “Tú lo dijiste, Ferreyra, tenías razón. Algunos vuelven de las guerras y otros no vuelven. En el camino suceden cosas tanto o más definitivas que vivir o morir. Algunos traicionan, otros se salvan; algunos se quedan solos, otros construyen familias y amigos”, le dijo el catalán.

Decidido a matarlo, lo miró a los ojos y aseguró: “Esta será tu tumba para siempre, nunca más vas a poder salir. La tumba a la que vendrán todos los hombres y mujeres a los que mataste y torturaste”.

Pero Lucía no le permitió realizar su cometido. “No lo mates, está viniendo la policía. Se va a pudrir en un penal”, le dijo. En un principio, Bruno no le quiso hacer caso, pero finalmente lo convenció.

Efectivamente, en la siguiente escena lo muestran a Torcuato junto a Alicia en un patrullero. Ella dice estar esperanzada en que van a poder recuperar su libertad. Pero él sabe que no será así. “No me puedo ir preso, no puedo. Esta vez no hay salida, son demasiadas pruebas en mi contra, demasiadas. Este es el fin, Alicia. Pero no me van a ver tras las rejas, no señor. Siempre traigo esto conmigo, por si me agarraban. Por si las cosas salían mal. No voy a ir preso, no puedo ir a la cárcel, es rendirme”, le responde él, y saca un frasco de su bolsillo.

Torcuato se suicida tomando su contenido, y ella, en medio de un llanto desgarrador, lo besa intentando tomar el líquido también. Luego los efectivos de la policía llegan al lugar y los encuentran abrazados y con los ojos cerrados. “Están muertos”, le dice un oficial a Trauman, que pasa caminando al lado de sus compañeros, con las manos esposadas.

La tira da un salto de seis meses después, para mostrar el casamiento de Aldo y Raquel, en un festejo tradicional judío. Y luego también pasan por el altar Lucía y Bruno. Asimismo, muestran un adelanto de lo que pasará con los personajes que sobrevivieron en los siguientes años.





Finalmente, otro salto en el tiempo. Bueno Aires en 1962. Un joven toma un trago con un amigo en un bar, a quien le muestra una foto donde están Raquel, Torcuato, Alicia y compañía. “Iban por abajo, se metían en todos lados. Buenos Aires está lleno de túneles que se hicieron para el contrabando. Lo que te digo es cierto. Mirá, este tipo es el que mató a mi viejo, y esta polaca que ves acá es la que se cargó a todos los burdeles. Dicen que le voló las pelotas a un fiolo”.

Trauman estaba detrás de la barra y escucha su relato. “Vos sabés que desde hace diez años una vez por mes escucho un pelotudo que cuenta esas historias... Son mentira. Siempre cuentan esas cosas. ¿Conocés la del chino que se metió en el culo un cepillo de dientes? No, porque es mentira. Pero siempre la cuentan igual. ¿A vos te parece? No existieron los túneles, no existió la banda. ¿Una banda de mujeres, en esa época? Por favor… ¿Unas putas que destruyen a los fiolos? ¿Desde cuándo?”, le pregunta el personaje de Fernán Mirás al joven.

Mientras tanto, pasa caminando por ese mismo lugar Raquel, quien se queda paralizada cuando cruza miradas por un segundo con Trauman. El joven que le mostró la foto a su amigo sale del bar y se sube a un taxi. “Estaba ahí”, le dice, nervioso, a una mujer que está sentada al lado, en referencia a la Polaca. “Calma, paciencia. La venganza lleva su tiempo”, le responde, con su voz inconfundible: es Alicia. La cámara la enfoca y lo confirma. Está claro, pero de todas formas la palabra mágica aparece en pantalla antes de los créditos finales: “Continuará”.

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