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Ana Rosenfeld hizo confesiones sexuales y reveló su noviazgo con Gustavo Garzón

En una charla llena de confesiones, la panelista recordó anécdotas amorosas de su vida y por primera vez habló de su relación con el actor.

A diferencia de otros programas del género, “LAM” (América) tiene el valor agregado de un panel que es protagonista en sí mismo. Cuando no hay mucho para contar del estudio para afuera, el chimento se da puertas adentro. Y como se pudo ver el jueves último, el ida y vuelta entre “las angelitas” termina siendo bastante rendidor.

No quedó muy claro a título de qué, la charla entre las panelistas comenzó a tomar temperatura. Ángel de Brito, hábil como siempre, vio el filón, se sirvió un mate y dejó seguir.

A pesar de Nazarena Vélez, de Yanina Latorre o Pía Shaw, que se pintan solas para remar lo que venga, los ojos y oídos se posaron en Ana Rosenfeld. La abogada y flamante integrante del ciclo se despachó sin ruborizarse sobre su vida amorosa. Primero tímida y luego completamente lanzada.

“¿Saben quién fue mi primer novio? -preguntó luego de describir el fracaso de su primer matrimonio-, Gustavo Garzón”. Sorpresa en el estudio, silencio general ante una información que hasta ahora se había mantenido oculta. Sin prisa pero sin pausa, la doctora comenzó a dar detalles: “Era mi compañero de banco en el Carlos Pellegrini. Nos sacamos fotos ahora en enero, después de mil años, porque en aquella época no había celulares ni nada de eso. Estuvimos en la cena de los famosos en Uruguay”.

Sin embargo, semejante dato ameritaba contexto, y Rosenfeld continuó: “Teníamos 15 años. Fue un flirteo de colegio. No hubo sexo, después se convirtió en un galán. Después tuve otros noviecitos hasta que me casé”.

Luego de reconocer que muchos famosos le “tiraron los perros” en tantos años de profesión, Ana habló de su gran amor, su esposo Marcelo Frydlewski, con quien estuvo 38 años de pareja hasta su fallecimiento en octubre.

“Una vez, en un hotel de la ruta rumbo a Misiones, tuvimos una noche hermosa. Pero la cama era de pino y no resistió nada. Se hizo trizas, se rompió toda”. En este contexto, confesó: “No me imagino con otra pareja. Me cuesta hasta tener amigos para ir a tomar algo o comer. Es una situación a la que todavía me resisto. Sé parar el carro perfectamente, pero me siento incómoda, me da miedo”.

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