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Algunos "versos" para zafar

Este diario consultó al presidente de la Cámara, Juan José Rojas Moresi, cuáles son las anécdotas que recordaba a lo largo de los 17 juicios.

Este diario consultó al presidente de la Cámara, Juan José Rojas Moresi, cuáles son las anécdotas que recordaba a lo largo de los 17 juicios realizados entre agosto de 2008 y diciembre de 2010. Sonriente, el magistrado habló de los "versos" (mentiras) utilizados por algunos de los imputados para zafar de los juicios. "No puedo olvidarme cuando comenzó uno de los juicios y se apersonó el abogado defensor de uno de los acusados para informar que su cliente no podía concurrir porque había sufrido un ‘ataque’ de hemorroides. Le enviamos el médico forense al domicilio del imputado, en la ciudad de Pilar, y a la vez, ordenamos su detención para poder comenzar el juicio. Al llegar el médico a la casa, el hombre estaba vestido y sentado en la cama, dos circunstancias que no condicen para nada con la dolencia que decía tener. Al revisarlo el médico y no advertir ningún vestigio de la dolencia le preguntó: ‘¿Por qué no se le ve nada?’. ‘Lo que pasa es que es adentro’, trató de explicar el sujeto. Ante esa respuesta, el forense le dijo que en tal caso necesitaba instrumentales de un hospital para constatarlo y le preguntó si podía llegar caminando al patrullero que lo esperaba en la calle y que iba a quedar detenido en un hospital con sujeción de la pierna a la cama. Frente a esa opción, el imputado dio marcha atrás y le dijo: ‘No, doctor, que me lleven a Bouwer’. Este hombre fue juzgado y condenado", precisó Rojas Moresi.

No menos increíble fue el ardid utilizado por otro de los estafadores, que había fingido ante los médicos una enfermedad terminal. "Ese imputado se pintó las uñas de blanco y los ojos con un corcho quemado. Cuando uno de los médicos pasó el dedo alrededor de uno de los ojos, al acusado se le corrió el ‘rimmel’. Al verse al descubierto, al lado de la sala de audiencias, ensayó como explicación que el día anterior había estado jugando con un sobrino, festejando Halloween, y por eso se había pintado. En lo que no reparó el mentiroso era que estábamos en Navidad".

"Hubo otros que argumentaron estar enfermos ‘psiquiátricamente’ al tiempo de los hechos delictivos y que por ello no tenían comprensión de lo que hacían, lo que fue descartado por cuanto se daba de patadas la sintomatología que decían tener con las tareas que desempeñaban y los actos ilícitos en que habían incurrido".

Otra anécdota que el juez Rojas Moresi no puede olvidar es la de una condenada que pidió "prisión domiciliaria" porque su hija adolescente fumaba marihuana y entendía que por esa razón era una discapacitada. "Esta mujer dijo que tenía que estar al lado de su hija porque salía sin permiso del padre, quien no se podía ocupar de ella porque trabajaba haciendo transporte escolar. Tras las pericias psiquiátricas y psicológicas, se determinó que la chica no era discapacitada y que el esposo de la mujer se podía ocupar de ella. El hombre se había ofrecido como tutor en caso de que a su compañera le dictaran la prisión preventiva. Quedó claro que el padre bien podía ocuparse de la educación de la hija. Esto último ponía en evidencia absurdos como que una persona, por adicción, fuera considerada discapacitada, lo que revela mayúscula estupidez, y que un padre, por trabajar, adujera no poder ocuparse de su hija", concluyó el juez