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Afirman que rescatar los restos de la avioneta de Emiliano Sala será costoso y muy complejo

Los investigadores sólo lo sacarán del fondo del mar si resulta necesario para esclarecer las causas del accidente.

La dantesca imagen submarina del Piper Malibu acostado en el fondo del mar del Canal de la Mancha, con su matrícula norteamericana N264D a la vista, representa el fin de la búsqueda del avión que se perdió el pasado 21 de enero entre Nantes y Cardiff. La foto distribuida por la agencia británica de investigación de accidentes aéreos (AAIB) no muestra el cuerpo que detectaron con su vehículo ROV, cuando descendió hacia los restos de un avión casi intacto. Pero su rescate y quien lo pagará es lo que en estas próximas 48 horas esta decidiendo la AAIB en contacto con las familias y la policía.

Se trata de una operación delicada, decorosa y, sobre todo, costosa, cuya financiación está siendo discutida por las autoridades británicas. ¿Será la AAIB quien rescatará el avión, las compañías de seguros involucradas en los pagos del accidente, los clubes Nantes o Cardiff --que deben terminar su operación de transferencia, congelada tras la desaparición de Emiliano--, o la familia Sala con la recaudación de su colecta pública?

El avión se encuentra a 63 metros de profundidad, uno de los cuerpos ya fue encontrado en el interior del aparato y probablemente esté el segundo porque sólo viajaban el piloto, David Ibbotson, y Sala. Rescatarlo será caro y una operación compleja si no hay buen tiempo en el área, donde habitualmente reinan corrientes fuertes y meteorología impredecible. Pero no imposible: los cuerpos pueden ser recuperados por buzos profesionales a esa profundidad.

Si los investigadores consideran necesario subir a la superficie al avión hundido se deben usar unos barcos especiales de gran potencia, que cuentan con fajas sintéticas y grúas elevadores. Pero ahí existe el riesgo de que se desarme. Para los investigadores recuperar el avión permitiría demostrar su aceleración, si funcionaba su sistema antihielo, si había balsa, más otros elementos que puedan contribuir a explicar su caída en el Canal de la Mancha.

A diferencia de Argentina, el estado británico probablemente no será el que va a financiar la operación.

El barco Geo Ocean III, rentado por la AAIB por 72 horas y operado por el Ministerio de Defensa británico, oficialmente termina hoy su misión. Es la AAIB, en contacto con sus enviados en el Canal de la Mancha y en conjunto con las familias de Sala y del piloto y con los clubes y las compañías de seguros, quien determinarán si el rescate se hace y queda a su cargo porque es necesario en la investigación o si finalmente será financiado por otra de las partes interesadas en el accidente.

Si se cuentan transferencias, premios, bonos, el pase de Sala del Nantes al Cardiff está valuado en 30 millones de euros. El club galés, que milita en la Premier League de Inglaterra, congeló los tres pagos que debía hacer al Nantes "hasta que la investigación oficial no establezca como fueron los hechos". La justicia deberá decidir las responsabilidades.

En esta batalla judicial muchos de los protagonistas pueden terminar en la cárcel, con duras penas, si los reguladores aeronáuticos descubren que el vuelo fue una operación comercial encubierta, con un piloto que no estaba habilitado ni sabía volar por instrumentos. También si no había balsa de rescate en el Piper y si no se habían cumplido con las regulaciones que exige la industria para volar con seguridad a un pasajero.

El Cardiff está dispuesto a iniciar un proceso judicial por negligencia por haber trasladado a su jugador más caro en un avión monomotor, con un piloto que no estaba autorizado a volar comercialmente. Según fuentes de la investigación, Ibbotson le habría pedido a Sala que pagara su hotel con su tarjeta de crédito.

Esa sería una manera de evadir que se trataba de una operación comercial ilegal y que él solo estaba volando por los gastos por hacer horas de vuelo. Cardiff, no obstante, ya enfrenta una pérdida de 15,9 millones de euros, incluso tras los seguros contratados.

El seguro por accidente que el club había tomado solo cubre la mitad de las pérdidas en un contrato de 3 años de 30 millones de euros. En ellos estaba incluido el bono de 3,4 millones de euros si el Cardiff se salvaba del descenso. Su transferencia ya se había registrado en la Football Association de Inglaterra y en la FIFA. "Cardiff pagará lo que corresponda y a quien corresponda una vez que se determinen los hechos", según las autoridades del club. Igualmente, esos 15,9 millones de euros ya no los recuperará, según afirmó el diario británico The Daily Telegraph.

Cardiff tendría un seguro de 20,9 millones de euros de protección por accidente personal con Lloyds para sus jugadores. La póliza es liderada por China Re Syndicate 2088 y vendida por Miller, según la revista Insurance Insider. Se cree que Emiliano había sido sumado a la lista de jugadores asegurados, cuando firmó el contrato el 19 de enero. El avión Piper también estaba asegurado en el mercado londinense. Todos ellos pueden ser financistas del rescate del avión para el combate judicial de pagos e indemnizaciones.

La primera medida del Cardiff fue congelar los pagos al Nantes hasta que no se establezcan los causas del accidente. El club quiere, antes que nada, reconstruir la cadena de eventos con los dueños del Piper PA-46 310P Malibu, que está registrado en Estados Unidos. Un dato clave: la responsabilidad de las normas de seguros son las del país en el que el avión está registrado.

Cardiff y el Nantes ya salieron a desmarcarse: ellos no contrataron el avión en el que Sala volaba para traer algunos de sus efectos personales, llegar a tiempo al entrenamiento del martes y, de paso, despedirse de sus amigos. El avión habría sido contratado por Willie McKay, un escocés que intermedió en el pase, luego que su hijo Mark , que juega en el Cardiff, se comunicara en francés con Emiliano para ofrecerle el monomotor.

Para la familia Sala el proceso es un choque cultural, amén del inmenso dolor. Está buscando reconstruir qué sucedió con Emiliano porque no quiere verse convertida en el pato de la boda. Su temor es que los clubes, los intermediarios y los intereses que están en juego los ignoren. Uno de ellos tiene problemas para atravesar la frontera porque en otro viaje superó el tiempo de estadía en Francia y su caso salta cada vez que atraviesa los controles de Migraciones. Los consulados argentinos en Francia o Gran Bretaña ayudan a que el caso se supere. Pero la familia prefiere el duelo privado, sin contactos con las instituciones. Sus teléfonos suenan y nadie atiende. Están en un hotel de Nantes, con la perrita que Emiliano había dejado en una guardería.

Ellos confían ciegamente en Mearns, el oceanógrafo que encontró en pocas horas los restos del avión que tiene una respetada carrera científica. Encontró el buque de guerra HMS Sídney y el alemán Kormoran en 2008, que habían sido hundidos en la II Guerra Mundial. Antes había hallado el barco de la Marina británica HMS Hood y el alemán Bismarck, el barco de guerra japonés Musashi en el mar Subuyan y sigue buscando al Endurance, perdido en el Polo Sur en 1915. Con su prestigio científico, su profesionalismo de explorador pero también su humanidad y amor al fútbol, él será un asesor clave para la familia en las horas que vienen.