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Denise Slucki

A 28 años del atentado a la AMIA: la bomba que no fue

De un momento a otro desaparecen todos los colores y el mundo se vuelve blanco y negro. Ya no veo la tele porque mi mamá se interpuso y está llorando. Escucho sus gritos y acaricia el televisor desvaneciéndose.

Es 1994 y estamos en el primer día de las vacaciones  de invierno. Tengo 4 años y me acabo de despertar, son las 9 de la mañana. Desayuno una leche chocolatada con Chocolinas y me siento a ver “Reina en Colores” por ATC.

De pronto me agarran ganas de ir al baño. Voy y dejo la puerta abierta. Tengo esa costumbre porque me da miedo quedarme encerrada. Además, el baño está diagonal a la tele del comedor  y puedo seguir mirando cómo Reina Reech le canta al chocolate.

Pero de un momento a otro desaparecen todos los colores y el mundo se vuelve blanco y negro.

Ya no veo la tele porque mi mamá se interpuso y está llorando. Escucho sus gritos y acaricia el televisor desvaneciéndose.

Yo no entiendo qué pasa, pero oigo un sonido particular, que muchos años después supe, se llama desesperación.

 

CORTE

1: EXT.- Villa Crespo / Calle -Día 8 am - Año 1994.

SERGIO. Médico. Se levanta para ir a trabajar y mientras reflexiona introspectivamente. Se lo ve pensante y reflexivo.

El 28 de mayo pasado falleció mi suegra.

Melanoma plantar. En castellano, Cáncer de piel.

Son las vacaciones de invierno y los chicos, de 4 y 9 años, están en casa. No hay jardín, no hay primaria y las calles están relativamente más vacías que lo habitual. Sólo los adultos continuamos con nuestra rutina de trabajo.

Ya desayuné el café con leche con dos tostadas y crucé la calle que separa mi edificio del garaje en el que guardo el auto. Lo enciendo y espero. El frío requiere que le dé tiempo de calentarse a mi Ford Escort blanco del 92 y mientras, aprovecho para revisar la agenda y organizar qué pacientes me toca ver hoy.

Tengo planeado volver al medio día para aprovechar que los chicos están en casa y almorzar con ellos.

2 INT.- Villa Crespo /departamento - día 8 am Año 1994

RAQUEL: Maestra jardinera que ya no ejerce. Se despierta, y repasa internamente sus tareas del día mientras convive con la insoslayable aceptación del duelo de su madre. Recita en silencio mantras de supervivencia.

Mi mamá murió hace 64 días. Todo parece irreal, ficticio. Me recuerda a esa sensación que tuve a mis 17 cuando murió mi papá. En mi casa, en mis brazos. Cáncer también.

Me cuesta entender los vaivenes de esta vida. El dolor me fisura el esternón. Tengo el corazón casi en carne viva, no le falta mucho.

Pero soy mamá. Tengo dos hijos maravillosos y voy a aprovechar el tiempo de las vacaciones, voy a  disfrutar de su crecimiento y duelar con la mayor tranquilidad que pueda.

Por ahora, aprovecho que duermen y me pongo a planear un viaje a Estados Unidos. El dólar está uno a uno equiparado con el peso y creo que es un buen momento para conocer Disney.

Suena el teléfono e interrumpe el clima perpetrado por el silencio y la neblina del invierno.

Llama la hermana de Raquel por teléfono. Necesita un favor. Hoy vence la segunda cuota del cementerio de su mamá pero tiene un casamiento del cual es testigo y no puede faltar.

Le digo que estoy con los chicos y me pregunta si puede ir Sergio, mi marido, su cuñado.

Son los 90s y no hay celulares. Bajo a ver si lo encuentro, probablemente esté en el garaje.

Los chicos duermen, bajo y subo pronto.

3 EXT.- Villa Crespo/Almagro/ calle - dia 8:30am año 1994.

SERGIO

Arranco el auto. Para salir de la cuadra estoy obligado a pasar por la puerta de mi casa, el garaje queda dos numeraciones a contramano de los autos.

Paso lento por la cuadra porque siempre tengo la ilusión de encontrarme con algún vecino o amigo del barrio que esté pasando por allí.

Sin embargo, cuando salgo la veo a mi mujer.

Me hace señas y disminuyo la velocidad hasta parar definitivamente el auto. Pongo punto  muerto.

Raquel: -Me llamó Susana, no puede ir a pagar el cementerio hoy y vence el plazo para que nos mantengan las cuotas. ¿Podés pasar vos?

Sergio: -Si, claro- contesta y Raquel le entrega un papel troquelado en los laterales que Sergio guarda en la guantera.

Raquel: -Nos vemos, que tengas buen día-

Sergio arranca el auto  definitivamente para doblar por Av. corrientes y encarar para el centro.

piensa: El cementerio judío de La Tablada no es barato y sé que voy a tener que sentarme a negociar si se me vence la Cuota. Así que para evitarme problemas futuros, voy a ir primero a la sede de Buenos Aires para pagar.

Ahora se dirige hacia el Once.

4 INT. - Villa Crespo / departamento - dia 9:15 am año 1994

RAQUEL

Subo y a los pocos minutos se despierta la más chica. Menos mal que llegué a tiempo, piensa.

Giselle, con los ojos entreabiertos, se dirige hacia la cocina con los con sus cortos 4 años. Llega y pide upa.

La levanto y le digo que no hable fuerte porque Pablo todavía no se despertó. Le prepara el desayuno pero antes le pregunta si quiere hacer pis.

Le responde que no.

Se disponen a preparar el desayuno mientras Raquel prende en la tele, bajito “Reina en Colores”, para que se entretenga y no despierte al hermano.

 

5 EXT. - Balvanera / calle - dia 9:35 am año 1994

SERGIO

Sigo andando y decido que lo primero que voy a hacer es pagar el cementerio. Considero que lo mejor es sacármelo de encima porque incluso me queda cómodo para ver a mi primer paciente, que está a unas 10 cuadras del lugar. Sigo derecho por corrientes y encaro para el barrio del once, ya estoy cerca.

6 INT.- Villa Crespo / departamento dia 10:15 am año 1994.

RAQUEL

Giselle ya terminó sus 4 chocolinas y tomó la mitad de la leche chocolatada. No quiere más. Le insisto con que tome dos sorbitos más pero chinchuda, me contesta que no, que quiere jugar.

Es muy temprano pero le propongo pintar y la incentivo a buscar los marcadores y las hojas, todo al compás de Reina Reech que de fondo canta “colores”.

Levanto las cosas de la mesa y las llevo a la cocina. Desde allí, una ventana me permite ver que Giselle prendió la luz del baño y festejo.

Estoy por lavar los platos pero me interrumpe el ruido de gritos y sirenas que vienen desde la televisión.

ATC  ya no emite Reina en Colores, a pesar de que su horario no finalizó.

Todo es caos y desconcierto. Veo imágenes que no entiendo. En una cuestión de segundos, todos los canales de aire transmiten la misma  información pero sin certezas.

Los periodistas, de traje en los noticieros, informan desesperados que hubo una explosión en el barrio de Once. Todavía no se sabe dónde. y tampoco qué fue.

Las imágenes me suenan conocidas pero nadie da mucha información.

 

7 INT. - Villa Crespo / departamento - dia 10:30am año 1994.

GISELLE, 4 años

Estoy en el baño porque después de la chocolatada me dieron muchas ganas de hacer pis.

Prendí la luz en puntitas de pie pero dejo la puerta casi toda abierta porque me da miedo cerrarla.

Aparte, como el baño da al comedor, siempre puedo ver lo que siguen dando en la tele.

Pero esta vez lo que veo no me gusta. Me confunde. Me asusta y me hace mal.

Mi mamá está enfrente de la tele, muy cerca. Toca la tele y llora.

Empieza a gritar.

Está gritando y mi hermano todavía está durmiendo ¿Por qué grita? Lo va a despertar.

Se pone a llorar cada vez más fuerte y mientras se desvanece sin desmayarse, repite el nombre de mi papá.

8 EXT. - EL Once/ calle - dia 9:50am año 1994.

SERGIO

Estoy a dos cuadras de la sede para pagar. Pero freno. Pongo punto muerto.

Algo me hace cambiar de opinión. Si voy primero a pagar el cementerio se me va a hacer tarde para ir al geriátrico que queda en Boedo.

Me acordé que tenía que ir hoy, 18 de julio si o si porque tengo que entregar las historias clínicas antes del cambio de guardia del receso de invierno.

9 EXT.- Pueyrredon y Corrientes / calle - dia 9:53am año 1994.

SERGIO

Doblo en Azcuénaga para retomar.

Giro el volante y al mismo tiempo que oigo un estruendo descomunal, un temblor en el piso me sacude el auto.

Jamás oí una cosa igual. Convulsionó el viento. Algo explotó. ¿El calefón de una casa? ¿Una estufa?

Sigo derecho por Pueyrredón intentando alejarme del epicentro  del sonido pero me interceptan bloques de ambulancias y camiones de bomberos. Veo gente correr en todas direcciones y a medida que me voy alejando se incrementa el angustiante sonido de las sirenas.

Esto es grave.

Estaciono el auto y busco una radio que me informe qué está pasando.

Nadie dice nada.

10 INT. - Geriátrico 10:30am año 1994.

 

Ya en el geriátrico más tranquilo pero sin dejar de pensar en qué habrá sido, estoy compenetrado firmando y completando las historias clínicas cuando de pronto una enfermera viene acelerada y agitada  hacia mí, diciendo que mi mujer está al teléfono fijo, llorando, desesperada.

Atiendo.

Raquel: -¡Estás vivo! ¡Estás vivo!- me repite eufórica y angustiada - pensé que estabas bajo los escombros, no lo puedo creer- continúa

- ¿Qué escombros?- le pregunto desconcertado mientras el televisor del comedor del geriátrico adelanta su respuesta y entre la lluvia de la tele de tubo puedo leer de reojo que explotó la AMIA.

-No,- le digo- doblé dos cuadras antes. Sentí que si iba primero a la AMIA, lo más probable, era que ya no pudiese llegar a ningún otro lado. 

 

 

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