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7 de agosto: quiénes van a San Cayetano y qué piden

A partir del boom del papa Francisco, cada vez más jóvenes acompañan a sus familias al santuario. El padre Silvio cuenta cómo se vive la celebración hoy en Liniers.

Como cada 7 de agosto, el santuario de San Cayetano en el barrio porteño de Liniers se llena de feligreses que se acercan con fe a pedir y agradecer al santo. Si bien en Italia, de donde es originario, es patrono del pan y la paz, en nuestro país la creencia popular lo asoció a la provisión de trabajo.

 

"Eso comienza en Argentina, en Italia no se lo conoce como patrono del trabajo", explicó Silvio, el diácono de una de las iglesias más grandes del país donde se venera a San Cayetano, ubicada en Cuzco 150, en el barrio porteño de Liniers. En relación a por qué se lo vincula con la paz, Silvio expresó: "San Cayetano trabajó ayudando a crear seminarios, asistir a los pobres y luchó mucho para evitar las guerras en la zona de Nápoles”, y aclaró: “Aquí, en Argentina, comenzó con una devoción popular. Como le ponían una espiguita de trigo, y la espiga es parte de la manifestación de lo que vendría a ser el trabajo y el fruto que da, el pan, entonces lo empezaron a proponer desde ese lado".

 

Quienes llegan al santuario realizan una enorme fila para poder ingresar y recibir la bendición. En su mayoría, piden trabajo o agradecen por el que ya tienen. "La gente, sobre todo los que son peregrinos de años, va creciendo en su formación de fe, lo primero que hacen es una acción de gracias por conseguir trabajo", contó el padre del santuario y agregó: "El pedido es por mantener el trabajo y muchos que no consiguen. Entre ellos, madres de chicos jóvenes que no encuentran empleo". También abundan las solicitudes relacionadas a las condiciones laborales: "Muchos hacen su petición para que el trabajo sea más digno, en condiciones legales". Otras de las preocupaciones de los fieles es tener salud y seguridad.

 

El 7 de agosto, la gente que acude a la misa del patrono del pan, la paz y el trabajo se diferencia de los feligreses que concurren habitualmente. "Los mayores, como hoy hay mucha gente, no vienen", dijo el padre Silvio y resaltó: "Este día se ven muchos mas jóvenes, muchos acompañan a la familia".


Los que visitan el santuario de Liniers cada 7 de agosto son, en su mayoría, gente en edad de trabajar. Pero, este año hay cambios que pueden atriburse al "boom Francisco". "Por testimonios o gestos del Papa se empieza a contagiar la juventud", explicó el padre Silvio. Además, especificó que no sólo los jóvenes que fueron al encuentro en Río de Janeiro, Brasil, están movilizados por la religión. "La presencia de un Papa argentino es un aire fresco para todos. Son tiempos para dejar que el sol ilumine todos los rincones", señaló.