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Un nuevo caso enigmático de una joven que llora sangre

Linnie Ikeda es una jovencita hawaiana de 24 años de edad, cuyo caso ha salido a la luz por una extraña condición que se manifiesta a través del sangrado en los ojos, la lengua y moretones en diferentes zonas del cuerpo.

En 2008 comenzó con la aparición espontánea de hematomas en el rostro, brazos, torso y espalda. Eran grandes moretones que le causaban mucho dolor y, según su descripción, semejante a "un martillo golpeando mis huesos".

El problema se agravó en 2010 cuando Linnie empezó a sangrar por la lengua y prolongándose este padecimiento durante días hasta provocar un corte profundo que casi le divide la misma. El daño le ha provocado pérdida de sensibilidad y alteraciones del gusto. "Me realizaron 11 cirugías para cauterizar la base de mi lengua y cortar los vasos sanguíneos y me efectuaron 7 transfusiones", comentó la muchacha en una entrevista exclusiva a la periodista Lynn Kawano del Hawaii News Now [13-05-2015].

Un año más tarde el sangrado se extendió a los ojos y, principalmente, durante la noche mientras dormía. Su madre, Lisa Ikeda, comentó que en muchas ocasiones ha tenido que dormir junto a ella y el sangrado llegó a prolongarse hasta tres horas durante la madrugada.


Desde hace tiempo Linnie comenzó a llevar un registro de estas anomalías, consignando los detalles (fecha, hora y tipo de padecimiento) en un cuaderno que se asemeja al "diario de un torturado". En las primeras consultas médicas se sospechó que la joven era víctima de algún tipo de abuso, pero luego fue descartado.

Después de recorrer una treintena de médicos, incluidos especialistas del Centro Médico Mayo de Minnesota (EE.UU.), el diagnóstico fue "Síndrome de Gardner-Diamond". Es un cuadro, también conocido como "Síndrome de autosensibilización eritrocitaria" y "Púrpura psicógena", que se caracteriza por la aparición inusual de dolorosas lesiones subcutáneas (equimosis) en la cara, tronco y extremidades, seguidas de inflamación, enrojecimiento de la piel (eritemas) y edemas progresivos. Este síndrome es más frecuente en mujeres y, por lo general, suele estar asociado al estrés y/o a ciertos trastornos psíquicos (depresión, ansiedad, etc.). El abordaje del paciente suele ser multidisciplinario y no existe un tratamiento específico.

Hawaii News Now - KGMB and KHNL

Desesperada por un diagnóstico (???)

Llama la atención que la nota fue presentada de esta manera cuando en la misma se afirma que Linnie fue diagnosticada con "Síndrome de Gardner-Diamond". También destacan el "desconcierto médico" por el sangrado de ojos y lengua.

No es la primera vez que este tipo de síntomas aparecen asociados a dicho síndrome y la literatura médica hace referencia a los mismos: "hemorragia de los canales del oído y los ojos" [Pastor, F.; Sánchez Pérez, C. y Pastor Tomás, N. (2013) Dolor y adicción en el síndrome de Gardner-Diamond. , Vol. 13, Nº 1, pp. 47-52]; "emisión bilateral de 'lágrimas de sangre': al momento del examen se notó la salida de sangre muy fluida por los poros lagrimales que no tenía tendencia a coagular" [Muci Mendoza, R. y Ramella Galmuzzi, M. (2004) Lágrimas de sangre: Estigmatización, púrpura psicogénica, cromhidrosis y síndrome de Gardner-Diamond. Gac. Méd. Caracas, Vol.112, Nº 2, pp. 144-147].

Lo que suele resultar complejo es hacer un diagnóstico diferencial y determinar la etiología de los síntomas puesto que siempre están en juego numerosas variables de orden psicológico o psiquiátrico [Jafferany, M. y Bhattacharya, G. (2015) Psychogenic Purpura (Gardner-Diamond Syndrome) Prim Care Companion CNS Disord, 17(1); Meeder, R. y Bannister, S. (2006) Gardner-Diamond syndrome: Difficulties in the management of patients with unexplained medical symptoms.  Paediatr Child Health,  Sep, 11(7), pp. 416-419].

Entre esos desórdenes, muchas veces se observan rasgos de masoquismo, histeria, sentimientos de hostilidad, etc., y, desde ya, la tendencia a auto-infligirse daño corporal nunca es reconocida por el paciente [Sawhney, M. et al. (2006) Undiagnosed purpura: A case of autoerythrocyte sensitization syndrome associated with dermatitis artefacta and pseudo-ainhum. Indian J Dermatol Venereol Leprol, Sep-Oct, Vol. 72 (5), pp. 379-381].

Se menciona que Linnie ha visto a un sacerdote en busca de una cura espiritual. Esperemos que el caso no siga un curso místico o sobrenatural como ha ocurrido en otras ocasiones. Hace pocos años han trascendido varios casos de jóvenes que supuestamente lloraban sangre y fueron asociados a cuestiones religiosas. Incluso tuvimos un caso local que trascendió en los medios sobre un llorón sanjuanino que afirmaba lagrimar sangre mientras rezaba. 

El que no llora no mama...

Existen ciertas patologías poco frecuentes que, en principio, explicarían algunos casos en los que una  persona llora o transpira sangre, como la hemolacria, o hematidrosis respectivamente.

Pero no siempre las presuntas lágrimas son tales o responden a alguno de estos trastornos. En una nota anterior (El secreto oculto de las niñas que lloran piedras) he revelado el fraude que se oculta en cierto tipo de "lágrimas". Ahora bien, ¿puede ocurrir algo similar con las lágrimas de sangre?

La respuesta es afirmativa y, en algunos hechos, la sospecha es tan fuerte que la hipótesis más probable termina siendo el fraude deliberado o la mentira patológica.

Un buen ejemplo ha sido el resonante caso de Twinkle Dwivedi, una jovencita hindú que afirmaba sangrar de la cabeza, las manos y los ojos. Después de un frustrante y largo peregrinaje por clínicas y templos religiosos, Twinkle y su madre se pusieron en manos del Dr. George Buchanan, médico norteamericano especialista en hemato-oncología pediátrica, que viajó especialmente hasta India para examinar a la niña.

Lo primero que le llamó la atención es que la chica aparecía mágicamente manchada de sangre pero no tenía cortes ni rasguños en la piel, y tampoco las supuestas lágrimas provenían de los surcos lacrimales. Además, el "sangrado" siempre se producía en ausencia de testigos, salvo la madre de Twinkle.


Buchanan comenzó a sospechar de un sangrado facticio o provocado artificialmente, que también es una característica del  síndrome de Gardner-Diamond con el que fue diagnosticada Linnie Ikeda [Levin, R. (1969) Factitious purpura simulating autoerythrocyte sensitization. , 70: 1201; Ratnoff O. (1980) The psychogenic purpuras: A review of autoerythrocyte sensitization, autosensitization to DNA, "hysterical" and factitial bleeding, and the religious stigmata. Semin Hematol, 17:192-213]. Finalmente, su diagnóstico fue el "Síndrome de Munchausen por poder", un trastorno que involucra a la madre con la intención de simular síntomas o enfermedades en su hija.

Esperemos que en el caso de Linnie Ikeda no se repita esta triste historia y encuentre pronto una solución a su problema.