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Tras 28 años de misterio: ¿por qué todavía no se sabe qué pasó con las manos de Perón?

El cuerpo del ex presidente fue mutilado hace casi 30 años y todavía sigue el misterio de la profanación de su tumba.

Ayer se cumplieron 28 años de la profanación de la tumba del ex presidente Juan Domingo Perón y, a pesar de que el año pasado el juez pidió al Gobierno datos sobre 30 sospechosos y sólo le dieron dos. Todavía no se conocen las causas del atentado y se sospecha que es un ataque político.

Transcurrieron más de 23 años desde el regreso de la democracia y, sin importar los gobiernos que pasaron, nada se realizó para esclarecer el incomprensible ataque. Lo único que quedó como hipótesis es que todo fue una clara operación de contrainteligencia con fines políticos.

En los últimos días salieron a la luz datos que estaban ocultos en el expediente y que ratifican que las manos fueron cortadas con una sierra de paso fino a través de un boquete de 28 centímetros que los autores del hecho hicieron en el vidrio blindado que resguardaba el féretro.

El juez de instrucción Alberto Baños todavía mantiene abierta la causa en la que investiga el atentado, ya que nada se supo de las manos amputadas de Perón, que estaban en la bóveda familiar, en el cementerio de la Chacarita.

Baños avanzó sin apoyo, ya que desde el Estado no hubo una decisión clara. Además, hace 5 años un grupo de desconocidos entró en la casa del juez y robó tres cuerpos del expediente y una notebook, lo que entorpeció su trabajo.

También fue él quien envió un oficio con el nombre de 30 sospechosos de la presunta vinculación con la profanación o maniobras tendientes a encubrir a los autores del hecho, el cual fue contestado con una sola página de antecedentes desde la Casa Rosada.

Baños, con esa muestra de los 30 sospechosos, quería probar la hipótesis de la sospecha de que el ataque contra la tumba de Perón fue una operación de contrainteligencia presuntamente impulsada por algún servicio ligado a las Fuerzas Armadas o desde sectores militares instalados en la SIDE a partir del ocaso de la última dictadura.

Jaime Far Suau, primer juez de la causa, murió tras un accidente de tránsito dudoso. Como así tampoco fue casual la muerte de Paulino Lavagna, cuidador del cementerio en donde estaba la bóveda de la familia Perón, que falleció poco después de haber denunciado que lo querían matar. La autopsia ordenada por Far Suau determinó que Lavagna había sido asesinado a golpes.

Luego de la muerte de Far Suau, la investigación se detuvo y ninguno de los colegas que subrogaron el juzgado o que lo reemplazaron pudo avanzar y el expediente se archivó. En 1994 el juez Baños reabrió la investigación y nunca más la cerró.

Daniel Carunchio, tanatólogo y ex subdirector de la morgue en la Facultad de Medicina de la UBA, participó de los cuidados realizados al cuerpo de Perón cuando, el 17 de octubre de 2006, fue trasladado de la Chacarita hasta la quinta de San Vicente.

En ese momento fue donde Carunchio declaró que el cuerpo había sufrido otras dos mutilaciones: una pierna y otra en un brazo. De allí se extrajeron muestras óseas por el reclamo de paternidad que había hecho Martha Holgado, quien mostró documentación ante la Justicia. Ese examen de ADN dio negativo.

Así, el cuerpo de Perón espera en San Vicente la resolución de unos de los casos mas escandalosos de la historia Argentina.