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Toscano: "Vivo un momento plenamente creativo"

Tiene una máxima legitimada por su presente: actuar es como la vida misma, y la forma en que se hace tiene que ver con el modo de conectarse con ella. Gabriela Toscano (46) logra quebrar la timidez que ha blindado su vida privada para dejarse espiar.

Versatilidad, simpleza y búsqueda permanente, tres pilares de una actriz que llegó inconscientemente a su profesión y fue elegida por su vocación.

MARIPOSA-GUSANO-MARIPOSA. "A los 4 años me di cuenta de que actuar me salía bien", dice Toscano sobre el primer indicio vocacional. Todo comenzó cuando acompañó a su hermana mayor a la audición de Canal 9 para integrar el elenco infantil de Música en libertad y, sin querer, se quedó con el papel.

"Fue un lindo accidente. Cuando uno es chico trabaja con la inocencia. Luego entendés que se trata de un don" dice Gabriela recordando sus primeros pasos en el ciclo Lo mejor de nuestros hijos y en el film La Mary, donde interpretó a Susana Giménez niña. "Recién en la adolescencia tuve la virtud de optar por este camino, supe que sería para mí. En definitiva, no tenía otro talento. Dije: 'Si sé hacerlo, debo hacerlo'", asegura la actriz.

Al cumplir 11 años pidió estudiar en un colegio de monjas: "No sé... Se me dio por la religión. Quería buscara a Dios y usar uniforme. Después entré en una escuela nocturna, pero abandoné al poco tiempo. Eso me generó mucha culpa, pero me relajé y acepté mi destino". Luego llegó el gran bache. "Entre los 23 y los 26 no trabajé; me bajoneé. Mi vida personal tambaleó un poco", desliza sin pretender siquiera rozar su privacidad. Afrontó el divorcio de sus padres y la muerte de su papá, con quien no pudo solucionar una conflictiva relación. "Y entonces conocí a Carlos. El trajo un sentido nuevo al amor y la familia", dice sobre el director Carlos Rivas, su "gran compañero" desde hace diecisiete años, padre de su hijo Bruno (16) y co-equiper laboral. "Había probado varios cursos de actuación cuando lo descubrí. El me ayudó a superar algunas limitaciones y, por ejemplo, me enseñó que ensayar mucho afianza la relación con los personajes, sin perder el potencial, como yo creía", confiesa. "Así volví a la televisión con Los machos, y eso marcó un antes y un después en mi carrera", comenta."Todo fue cambiando con la masividad mediática. Es fabulosa, obliga a una exposición mayor, pero también obliga a un replanteo del lugar que se ocupa como actor", dice. Y la conversación llega al umbral del concepto de éxito: "Para mí, siempre fue llevar a cabo el propio deseo. Hoy me siento exitosa, porque tengo la carrera que siempre quise. Transito mi momento creativo más pleno, con la necesidad de otro salto inminente, de seguir generando. En mí se está gestando algo que necesita salir, y eso es la madurez. La actuación es mi terapia, me cura y me libera".

LA TV DE LAS CHICAS DE BOOK. Con el Martín Fierro a Mejor Actriz que le valió su mítica Susy en Para vestir santos, Gabriela regresa con El puntero, el unitario de culto de 2011 en la piel de Garita, la abogada enamorada del Gitano -Julio Chávez- por la misma pantalla de El Trece, con libros de Mario Segade y dirección de Daniel Barone. "Este tipo de ficciones nos salvan en una televisión que tiene cada vez menos espacio para los artistas", afirma Toscano, entrando en terreno de crítica "Hoy prendo la tele y no tengo idea ele quiénes son los que hablan. Son chicas de un book que se abre por la tarde en los programas que dicen ser de espectáculos. Si ésos son los nuevos artistas, estamos perdidos. El medio se llenó de personas que ven la oportunidad de un trabajo contando sus vidas privadas, y que espero no lleguen a ser referentes de la cultura. Todo eso hace a la degradación del público. No quiero pecar de puritana, pero alguien debería poner un límite antes de que aparezca gente vendiendo a su madre por cinco minutos de cámara", sentencia. "Pipo (Luis Luque) y yo fantaseamos siempre con el regreso de los grandes clásicos a la pantalla, aprovechando una época de mejor técnica y forma de contar. Sigo apostando a que desde los medios es posible forjar un cambio".

UN BAÑO DE REALIDAD.
"Siempre estoy conectada a la realidad", asegura Gabriela hablando sobre sus experiencias en las villas, en las que pasa varias horas semanales grabando escenas.

"Yo me crié en Excursionistas. Mi abuelo era canchero del club y muchos de los chicos que iban a jugar eran de la villa que estaba muy cerca. Antes no había tanta brecha entre la clase obrera y la media, había más contacto en las calles. Provengo de una familia humilde, no crecí entre algodones", dice la actriz nacida en Montevideo, Uruguay, hija de dos empleados de una escuela municipal y una estación de servicio. "En las villas nos reciben con tortitas de harina, que tanto me gustan, y mucho cariño. Pero se ven cosas que entristecen, y pensás que es algo que no terminará nunca mientras el ser humano sea así", reflexiona. Se suma entonces el interrogante acerca del compromiso. "En mi caso ayudo con lo que más sé hacer, contar este tipo de historias. No tengo el don de la iniciativa. Me sumo desde lo chiquito y cotidiano. Por ejemplo, ayudo a dos familias que pasan por casa pidiendo todos los domingos, y separo el cartón de la basura orgánica para aliviar el trabajo de los cartoneros", revela."Con la política me pasa algo parecido. No soy partidaria. Apoyo propuestas determinadas: voy por el objetivo y no por las ideologías", dice. "Hoy apoyo a mis compañeros que militan en política desde hace mucho tiempo y no son los de la lucha repentina. Yo hago política desde lo que soy y lo que puedo dar", comenta. No está cómoda en este terreno y entonces concluye.-"Todos los gobiernos tienen cosas buenas y malas. Pero hay que adecuarse a la elección de la mayoría y dejarse gobernar * GABRIELA DE ENTRECASA.

Habló de su casa, un oasis en Saavedra, que comparte con su marido, su hijo Bruno, una tortuga y dos gatos: Michelle y Ñero, apodado James Bond por su imprevisibilidad. "El poquísimo tiempo libre que tengo lo uso para el zapping o la siesta", confía Gabriela. "Como ama de casa tengo etapas que terminan abruptamente: como la de la botánica, que duró un año y se cayó el jardín, y la de tejer, que dejó el edredón de mi hijo por terminar y un suéter prometido para Carlos desde hace más de una década. Ahora se me da por disfrutar de las ferreterías. Estoy atenta a todo lo que hace falta en casa, para arreglar o construir", cuenta la actriz. Y en esa casona antigua, como la describe, los sonidos de la infaltable radio AM se mezclan con los del piano de Bruno. "Ahora está ocupado en vivir", dice Toscano al comenzar a hablar "poco" de su hijo, por expreso pedido.

"Trato de acostumbrarme a que crece y que ha ¡legado el punto en el que hay que dejar que haga su proceso, su vida", declara. Así desembarca en el ámbitos de los miedos: "Claro que ¡o llamo todo el tiempo para saber cómo está, porque las preocupaciones van de acuerdo a cómo va el mundo. Pero debemos pensar que uno pasó por lo mismo y supo arreglarse. Me obligo a confiar en la educación que le di a mi hijo". Y suelta. "Bruno es una linda persona, con mucho carácter, un gran observador de la vida y de la gente. No suele ver mis trabajos, pero lo que marca me interesa".

DE FOBIAS, MANIAS Y FE. Aún en el plano de los miedos, Toscano confiesa: "El mayor de mis temores es la muerte. Medité mucho al respecto y creo que tiene que ver con la jal ta de alma la no expresión, o sea, la antítesis de mi trabajo". Hace una pausa: "Hamlet dice: 'Y la vida de un hombre dura lo mismo que decir uno'. La vida es sólo un instante".

Del miedo a las fobias: "Soy fóbica a los ascensores. Si lo pienso mucho prefiero subir al piso 20 por escalera. Puedo llegar a desmayarme en uno de esos modelos herméticos".
Recorriendo el camino de la reflexión, Toscano quiebra cualquier imagen: "Parezco una persona reflexiva, pero no. Soy muy a la italiana: de la práctica, de lo ¡ya! Detesto postergar, es algo que me enoja mucho. Muy a pesar del jardín y los tejidos", bromea. "Otra de las cosas que logran ponerme de mal humor es reconocerme reiterativa, algo que a los demás irrita. Es un gran defecto que intento controlar A Carlos y a mi hijo puedo decirles lo mismo varias veces, porque tengo la sensación de que no escuchan en la primera vez", destaca con humor. La charla logra profundidad y el tema de la fe se instala. "Soy una mujer sin religión. Creo que Dios es la misma naturaleza, la energía que está en nosotros, la propia ética", sentencia.

HASTA QUE EL CUERPO DE. Siempre dijo que actuará hasta que le dé el cuerpo, al que deja a voluntad del tiempo. "Si parezco más joven es gracias a la genética", revela Gabriela. "No me niego a las cirugías, pero del cuello para abajo y las que no involucren un 200 de busto, claro. En el rostro, ni siquiera usaría botox. Siempre me dio miedo la transformación. La cara debe ser la de la vida, y mucho más para una actriz que depende de sus gestos. Por ahora sólo acepto mesoterapia", asegura. "Con respecto a la alimentación, no tengo más secreto que evitar las porquerías. Nunca pude sostener las dietas. Tres veces por semana practico yoga, algo que retomé luego de pasar por el footing, la bici y el aerobox. Eso sí: no puedo vivir si no cumplo las ocho horas de sueño diarias", aclara.

DE HAMLET A CHAPLIN. Actualmente brilla en Hamlet. la metamorfosis sobre el escenario del teatro SHA, en el que interpreta al príncipe sensible que debe dejar la literatura para dar batalla en venganza de la muerte de su padre. "Es un honor y un desafío como mujer encarnar este tan deseado personaje, al que me liga la sensibilidad", comenta.

¿Qué conmueve a Toscano? "Manejo mucho y observo la calle. Y si bien no soy maricona, me conmueve ver a esa gente que perdió el rumbo, a los abandonados, a los que hablan solos. Porque pienso que alguna vez fueron bebés. ¿Qué habrá pasado en sus vidas para llegar a eso, no?" ¿Y qué suele despertar sus carcajadas? "Dicen que no tengo humor, pero yo creo que está puesto en las cosas más crudas. No tengo la capacidad del chiste, y tal vez me río de lo que nadie ve. Al igual que para Charles Chaplin, para mí lo fatal puede ser lo más gracioso. En la vida soy muy trágica, pero le encuentro la vuelta".