DOLAR
OFICIAL $1425.00
COMPRA
$1475.00
VENTA
BLUE $1510.00
COMPRA
$1530.00
VENTA

Se cumple el 85º aniversario de la muerte de Harry Houdini

Descubrí una faceta poco conocida del "rey de la fuga" y su debut como médium con ayuda del "espíritu" de un negro degollado.

El objetivo del gran mago Harry Houdini [Budapest (Hungría), 24 de marzo de 1874 – Detroit (EE.UU.), 31 de octubre de 1926] siempre fue muy claro, un estricto interés por la magia en general y su fascinación por el escapismo, pero no siempre este tipo de espectáculos cubría sus necesidades económicas indispensables. Transcurría el otoño de 1897, cuando las dificultades para conseguir un buen contrato lo llevaron -junto a su esposa Beatrice- a unirse a la troupe de un show ambulante que ofrecía el Dr. Hill como vendedor de "medicinas cura-lo-todo". Durante una recorrida por Galena, Kansas, el Dr. Hill le sugirió a Houdini la conveniencia de llevar a cabo una sesión espiritista como parte del espectáculo-promoción.

De este modo, el 9 de enero de 1898, Harry debutó como médium en el Opera House siendo parte integrante de la California Concert Company del Dr. Hill. El panfleto publicitario lo anunciaba de la siguiente manera: "HOUDINI THE GREAT WILL GIVE SUNDAY NIGHT A SPIRITUAL SÉANSE IN THE OPEN LIGHT".

Houdini no era ningún improvisado en estas cuestiones y sabía perfectamente que, al margen de su habilidad de mago, debía apelar a algunos recursos extras que harían más convincente su presentación. Se encargó de visitar cementerios para poder copiar nombres y fechas de las tumbas, tampoco desatendió chisme alguno sobre delitos y escándalos, y completó su información consultando periódicos viejos.

Nada había quedado librado al azar y las expectativas del público que aquella noche colmó las instalaciones, quedaron ampliamente satisfechas. El médium debutante fue atado por integrantes del público y, una vez encerrado en su cabina espiritista (un armazón y telas) y quedando oculto al cerrarse las cortinas, los instrumentos musicales que se habían dispuesto dentro comenzaron a sonar y a volar por el aire. Después de verificar que seguía atado, se volvió a cerrar la cortina y en escaso tiempo Houdini reapareció liberado de sus ataduras "gracias a los espíritus".

El cerrado aplauso quedó interrumpido cuando el gran escapista comenzó a hablar sobre el mundo de los espíritus y cómo él podía sentir su presencia en el escenario. Fue la dramatización necesaria para terminar de asombrar a los espectadores con la supuesta "incorporación" del espíritu de un tal Efram Alexander, un negro cojo que había sido degollado. Fue tal el impacto, que muchos negros presentes salieron corriendo del teatro.

El éxito del espectáculo continuó en otros pueblos y le permitió ampliar su repertorio. La práctica lo llevó a dominar la escritura en pizarras con los pies y a desarrollar buenas técnicas de levitación de mesas.

Cuando dejó las funciones de Hill no le fue mejor. Por el contrario, la adversidad económica continuó y no pudo abandonar su rutina de médium profesional rápidamente. El espectáculo de magia y escapismo que presentó en St. Joseph, Missouri, fue un nuevo fracaso y lo obligó a volver a sus andadas espiritistas.

La experiencia adquirida en este nuevo rubro, le permitió conocer de primera mano la psicología de la gente que —sin el menor sentido crítico— aceptaba como verdaderas las manifestaciones espiritistas y otros supuestos fenómenos paranormales. Pasaría más de una década para que, después del reconocimiento y éxito alcanzado como ilusionista y rey del escapismo, comenzara un nuevo vínculo con el espiritismo e incluso desenmascarando el fraude y denunciando el abuso de la credulidad pública con estas cuestiones.