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Scioli-Massa, un pacto para unificar el PJ

Por Pablo Ibáñez* El tigrense desiste y proclama al gobernador

En dos turnos, la novela de la -frustrada- candidatura de Sergio Massa empezó a cerrarse anoche y tendrá hoy su epílogo. El ex jefe de Gabinete desistió de desafiar a Daniel Scioli tras pactar con el gobernador la unificación del PJ detrás de una sola oferta electoral.

El diálogo que, en reserva, y monitoreado por la Casa Rosada, mantuvieron durante los últimos 10 días Scioli y el tigrense coronó un acuerdo que tiene, como cláusula mayor, la bajada de Massa de su promocionada postulación a la gobernación.

En Tigre, con moderada euforia, los dos dirigentes se encontraron anoche para cumplir una agenda institucional, tuvieron un contacto privado y programaron para hoy una cita donde, públicamente, anunciarán los términos de la unidad.

Massa se reservó ese módico anuncio: anticipó que se verán a media mañana, en Tigre, para perfilar políticas conjuntas. En ese instante, lo que anteanoche les anticipó a sus laderos, terminó de tomar cuerpo: que esperará otro turno para pelear la gobernación.

Scioli, que le obsequió el gesto de visitarlo en su distrito, agota el último escollo que lo separaba de una proclamación de facto como el candidato K. Mañana, en Tres de Febrero, en el congreso del PJ, podrá estrenar, sin sombras ni condiciones, esa medalla.

El menú del acuerdo será desmenuzado en los próximos días pero, según trascendió, incluiría el respaldo del gobernador para que referentes massistas figuren en las listas del Frente para la Victoria, algún tipo de integración al Gobierno y empatía en «políticas públicas».

La obsesión del tigrense, en estas horas, es encontrar una fórmula para que su deserción no se interprete, hacia afuera, como un canje de cargos. El libreto massista recitará, desde este mediodía, una letanía: «Sergio no se bajó porque jamás se subió».

Es una verdad a medias: nunca, en público, formalizó esa pretensión pero, en privado, intentó tejer un esquema que lo sostenga en esa apuesta. Juntó caciques y esperó un guiño de la Casa Rosada -que nunca llegó- hasta que, por sus dilaciones, los aliados empezaron a abandonarlo.

Pablo Bruera, cacique platense, uno de sus socios con más proyección, encarnó una fuga emblemática: acordó con el gobernador la cobertura que le mezquina la Casa Rosada. El Grupo de los Ocho, en tanto, se deshojó hasta convertirse en monobloque.

El acercamiento a Mario Ishii, alcalde de José C. Paz, fue un manotazo para reconfigurar un esquema de poder. Fue un romance efímero.

Disparos

El versionario sobre la oferta para ser vice de Scioli y la aventurada teoría de que, ante la defección sanitaria de Cristina de Kirchner a reelegir, el gobernador treparía al ring presidencial y Massa ocuparía la vacante bonaerense, parecían anoche disparos al aire.

La hipotensión presidencial abona infinitas hipótesis, pero su postulación se presume irreversible. El segundo escalón en la fórmula bonaerense se desliza, hasta ahora sin objeciones contundentes, hacia la ministra de Infraestructura bonaerense, Cristina Álvarez Rodríguez.

Massa, según la receta clásica, repetirá como intendente de Tigre. Ayer al atardecer, cerca del río, sepultaron otra postulación: la de Nicolás Scioli, hermano del gobernador, a quien se patrocinó como competidor del intendente en sus dominios.

El pacto Massa-Scioli tiene perdedores periféricos. Uno de ellos es Omar Viviani, jefe del gremio de peones de taxis, y mano derecha de Hugo Moyano en la CGT. Veinte días atrás, el sindicalista voceó su respaldo al tigrense entre críticas al gobernador.

La noche previa había cenado agnolotis con Massa, quien, 24 horas antes, se encontró con el camionero. Éste, dos días después, le juró a Scioli que la bravuconada de Viviani fue un arrebato personal. Dijo más: que la relación entre ambos atravesaba una mala hora. Moyano escuchó la sugerencia de que una lista encabezada por el tigrense para enfrentar a Scioli en la primaria podría servirle de colectora propia: un atajo para incluir en las boletas del FpV referentes propios que, cree, Olivos le cederá en pequeñas dosis.