Relato estremecedor del padre de una de las víctimas de Monte: "Lo tengo en un cajoncito, le digo 'vamos a casa'"
Lo dijo el padre de uno de los chicos muertos al lado del féretro de su hijo, que tenía 13 años.
"Lo tengo en un cajoncito, le agarro la mano y le digo: 'Danilo, vamos para a casa', y él no me dice nada". Juan Carlos Sansone (40) estremece con su testimonio. Llora, toma aire y vuelve a llorar.
Su hijo era uno de los nenes que iban en el Fiat 147 Spazio el lunes a la madrugada cuando, en una persecución policial en San Miguel del Monte, terminó impactando contra un camión que estaba detenido.
Danilo, de 13 años, murió, al igual que otros dos chicos, Gonzalo Domínguez (14) y Camila López (13), más el joven que manejaba, Aníbal Suárez (22).
Sólo sobrevivió Rocío Guagliarello (13), quien está internada en grave estado en el Hospital El Cruce, de Florencio Varela.
Danilo, fanático de Boca, era uno de los 10 hijos de Juan Carlos, un humilde hombre que se gana la vida vendiendo carnada para quienes van a pescar a la laguna de San Miguel del Monte.
Esta mañana, le dijo al canal Crónica TV que quiere que vayan presos los dos policías que iban en el patrullero, "hayan tirado uno o diez tiros".
Juan Carlos planteó: "¿Con qué necesidad lo fueron corriendo hasta el camión, si lo podían haber encerrado antes? Ahí hay una mala maniobra de la Policía".
"Los corrieron a los nenes para hacerlos matar contra el camión", denunció Sansone, quien enfatizó: "Lo único que Danilo hacía era jugar a la pelota, estudiar y salir con los amigos a la plaza a andar en patineta y a cantar a unas canciones, a improvisar, porque le gustaba rapear".
El hombre, entre lágrimas, remarcó que su hijo "recién empezaba en la vida" y resumió que las víctimas "eran los hijos del pueblo de San Miguel del Monte".
"La droga de él era un jugo y un turrón. No puede ser que la Policía sea tan mala", completó, en medio del velatorio.
Por el caso fueron desplazados los dos policías y el jefe de la comisaría de San Miguel del Monte. Hoy se harán las pericias sobre las armas de los agentes para determinar si, tal como se sospecha, dispararon, aunque ellos lo niegan.