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Polémica por una mujer condenada a pena de muerte

Teresa Lewis, de 41 años, podría convertirse el 23 de septiembre en la primera mujer en ser ejecutada en el estado Virginia en casi un siglo, de no mediar la Corte Suprema y si el gobernador Bob McDonnell rechaza su petición de clemencia.

"Desde un comienzo sentí, primero con dudas y luego convencida, que esta mujer no merece morir", escribió su asistente espiritual Lynn en la revista "Newsweek", quien confía "en Jesús".

Lewis está aislada desde 2003 en una cárcel de alta seguridad para mujeres en Virginia y de no haber mediación, será ejecutada el 23 de septiembre a las 21:00 horas en el Greensville Correctional Center con una inyección letal.

Un total de 11 mujeres han sido ejecutadas desde que la pena de muerte fue reinstaurada en 1976 en Estados Unidos y en el caso de la acusada, será la primera en el estado de Virginia. 

Las aristas de su caso llaman la atención en un país donde las ejecuciones son tan frecuentes que pocos les prestan atención.

Las circunstancias de su condena son cuestionables, según sus abogados, que dudan que el estado mental de su defendida permita una condena a muerte.

Con un coeficiente intelectual de 72, según los peritos, Lewis está apenas por encima del límite de la deficiencia mental, que imposibilita una condena a muerte.

Teresa Lewis contrató en 2002 a dos cómplices para matar a su esposo y su yerno.

Estaba en la cocina cuando sonaron los disparos y permaneció sentada mientras su marido se desangraba lentamente. Para la fiscalía está claro que Lewis actuó por codicia y para cobrar un seguro de vida de un cuarto de millón de dólares. Además sedujo a un cómplice para que le ayudara, según la fiscalía.

Lewis pronto entró en contradicciones durante los interrogatorios policiales después del crimen, y luego confesó su participación y asumió su culpabilidad, también por consejo de su abogado de entonces, que estaba convencido de que sería condenada a cadena perpetua.

Sin embargo, fueron sus cómplices, los autores materiales, quienes recibieron la pena de cadena perpetua.

En cambio, el juez consideró que Lewis fue la autora intelectual, que actuó con frialdad, y que fue la "cabeza de la serpiente", por lo que la condenó a muerte.

Sin embargo, según su nuevo equipo de abogados, debido a su estado mental Lewis era incapaz de planear el crimen, tal como se le acusa.

Aseguran que además sufre un trastorno de la personalidad que la hace dependiente del apoyo y atención de otros. En otras palabras: Lewis es una víctima ideal de una manipulación planificada, según los abogados.

Esto coincide con las declaraciones posteriores de sus cómplices, ya que uno de ellos, que luego se suicidó en prisión, indicó en una carta a una amiga que Lewis era como una marioneta y que se involucró sexualmente con ella "para poder acceder al dinero".

Según el Centro de Información sobre Pena de Muerte, a principios de este año había 61 mujeres en el corredor de la muerte, el dos por ciento de todos los condenados a la pena capital en todo el país.

¿Hay que perdonar a Lewis por ser mujer? "No es la cuestión en este caso", indicó Richard Dieter del Centro de Información.

"Sería injusto que una persona que probablemente no sea ningún peligro para la sociedad y no tiene más culpa que aquellos que ejecutaron el crimen, y que probablemente merezca clemencia, sea la única en morir por este crimen".