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Polarización, el escenario para Cristina y Alfonsín

*Por Ricardo Kirschbaun. En el sistema de autosucesión que la astucia de Néstor Kirchner había concebido para estar siempre en el poder , 2011 era su turno. Cuando describía el escenario electoral, el ex Presidente creía que, frente a él, se alzaría Mauricio Macri como nítido contraste. Pero en 2011 esa profecía no se podrá cumplir.

Kirchner ya no está entre nosotros y su desaparición, paradójicamente, dio fuerza propia al gobierno de Cristina, en cuya gestión política su esposo influía de manera decisiva. Tampoco estará Mauricio Macri en esa imaginada escena. En pocos días, anunciará -salvo imponderables que la política argentina siempre tiene reservados - que dedicará sus esfuerzos a intentar ser reelegido en la Ciudad.

En lugar de Kirchner y Macri, estarán Cristina y Ricardo Alfonsín en los papeles estelares. La situación se ha clarificado notablemente porque Solanas t ambién se anotó en la nutrida carrera porteña . Binner debe atravesar el empinado desfiladero de su interna y de la elección santafesina. Por ahora, subsisten en su empeño Lilita Carrió, Alberto Rodríguez Saá y Eduardo Duhalde, además de un candidato de la izquierda.

En aquel escenario de Kirchner, la polarización se establecería entre el centroizquierda (con el péndulo peronista en esa posición, luego de haber estado casi diez años en las antípodas) y el centroderecha encarnado en Macri.

Alfonsín intentó romper el brete de esa antinomia, acentuando los rasgos socialdemócratas de su propuesta. Después de que Sanz desistiera de su candidatura y de que tomara conciencia de que se está quedando solo frente a Cristina , Alfonsín siente que la polarización puede definir las cosas en la primera vuelta. Por eso, necesita concentrar los votos de la oposición. Estableció un puente con De Narváez y espera los votos de Macri, mientras confía en que los socialistas se unan con él y Stolbizer deponga su belicosidad . Está convencido de que pronto también Carrió comprenderá que la polarización definirá las cosas en un tiempo y que tendrá que adherirse a su candidatura.

Cristina muestra únicamente su lado bueno. No se involucra en ninguna disputa personal , al revés de su marido, surfea los conflictos y no se compromete abiertamente con nadie que pueda salpicar su camino hacia la reelección, por ejemplo Moyano . Inclusive ha tratado a Ricardo Alfonsín con amabilidad, una excepción. Pero aún así, la polarización está en la médula del sistema de construcción política kirchnerista y echarán mano a esa táctica cuando el oficialismo sienta que le conviene.

En este virtual mano a mano, Alfonsín apostará a usar en su provecho la fuerza del adversario y juntar así el caudal electoral necesario, apelando al voto útil , que le permita dar el batacazo. Es una tarea difícil y plena de riesgos políticos y personales.