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Otra víctima: una mujer de San Luis fue estafada por el gigoló Javier Bazterrica y quedó embarazada

La conoció como a todas las otras mujeres que estafó, pero el final fue muy distinto. Tuvieron un hijo del que nunca se hizo cargo.

Las historias sobre el gigoló Javier Bazterrica que estafó a Adriana Mendoza, la hermana de Flavio, siguen surgiendo a la luz y son cada vez más escalofriantes. La última mujer con la que se pudo vincular a este hombre se llama Raquel, una sanluiseña que fue víctima suya hace cuatro años.

La historia de Raquel, sin embargo, difiere un poco de todas las que se conocieron hasta el momento, ya que la joven quedó embarazada y comparte, además de los malos recuerdos, un hijo con Bazterrica.

 

Pero a este niño, del que gigoló nunca se hizo cargo, se le suman malos tratos, violencia verbal, física y psicológica que predominaron durante casi todo el tiempo que duró la relación.

Raquel y Bazterrica empezaron a hablar por Facebook un año antes de conocerse personalmente. Fiel a su costumbre, el gigoló utilizaba un nombre falso: Máximo Mc. Fussx. En ese entonces, la joven estudiaba y vivía en Buenos Aires.

Luego de un tiempo de conversaciones, decidieron encontrarse en un bar de Palermo en el que el gigoló trabajaba como bartender. "En ese momento no tenía dónde caerse muerto, así que iba parasitando en diferentes lugares", relató la joven a La Gaceta Digital.

Según cuenta, se conocieron en marzo y en junio ya estaba prácticamente viviendo en su casa, donde se instaló sin consultarle. Le había dicho que trabajaba como contador en la bolsa, pero Raquel no estaba en todo el día así que no sabía si era cierto. En octubre se enteró que estaba embarazada y ahí comenzaron los problemas.

"Al principio era todo color rosa, re lindo y simpático. Después reflotaba la locura en él. Quería formar una familia cuando ni nos conocíamos tanto. Un día llegó a casa con 80 mil pesos. Ahí empecé a tener miedo porque no sabía de dónde venía esa plata, podía ser de drogas o de cualquier cosa", relató Raquel.

Cuando se enteró que estaba embarazada, las cosas cambiaron notablemente entre ellos. Bazterrica quiso irse de su casa, discutieron y surgió su costado violento. "Me agarró de los brazos, casi me pega una piña, que dio en la pared, pero iba para mí", contó. Además lo vio en un estado de ebriedad considerable, con un costado violento que hasta entonces no conocía.

Finalmente, Bazterrica no se hizo cargo del embarazo ni de su hijo, pero empezó a  atosigar a Raquel. Pasado un tiempo, ella se cansó y se volvió a vivir a San Luis, su lugar de origen.

Raquel tuvo a su hijo sola, de él volvió a saber recién cuando el caso de Adriana salió en los medios. Pero le queda un gusto amargo por todo lo que la hizo pasar: "Atrás de todo esto hay un psicópata. A las demás las estafó, pero a mí lo que me hizo fue una estafa moral, con violencia psicológica, violencia física y verbal. Como Adriana Mendoza lo tomó como una estafa, quedó como que es un estafador, pero no es sólo eso. Lo tomaron como algo humorístico y eso es lo que más me duele. Cuando esto explotó en los medios me quedé paralizada", concluyó.