DOLAR
OFICIAL $1425.00
COMPRA
$1475.00
VENTA
BLUE $1510.00
COMPRA
$1530.00
VENTA

Noelia Pompa: "Antes nadie me daba trabajo; hoy soy una artista consagrada"

*Por Ivanna Martin. Siempre tuvo un sueño: "Ser famosa". La pseudoacondroplasia con la que nació hace 24 años no la detuvo.

Sorteó prejuicios, dolor y miedo, pero finalmente logró abrirse camino en "el mundo de los altos", porque como dice "siempre fui una mina que proyectó a lo grande". Emociones íntimas de una bailarina que ganó en la pista y en la vida misma.

"Acabo de demostrarme a mí misma y a la gente que todos, más allá de cualquier limitación, podemos soñar y convertir en realidad esos sueños. Ser campeona del Bailando... y estar en el elenco de Flavio Mendoza es vivir un sueño gigante", le dice una emocionada Noelia Pompa (24) a GENTE, minutos antes de salir a escena en el estreno de Stravaganza, el espectáculo que dirige Mendoza y que promete cosechar grandes premios en el verano de Carlos Paz."Todavía no caigo. No dejo de pensar que hace unos meses me costaba conseguir trabajo, por mi estatura y por los prejuicios de gran parte de la sociedad, y ahora soy una artista consagrada, ni más ni menos que en el mejor programa de la televisión argentina, y junto al mejor bailarín, Hernán Piquín", confiesa la ex integrante de Las Chikis, el grupo musical por el cual se hizo apenas conocida, antes de saltar a la fama en el show de Marcelo Tinelli. Noelia padece pseudoacondroplasia, una enfermedad que genera baja altura y piernas y brazos muy cortos. Pero eso no la derrotó: jamás dejó de luchar para abrirse camino en el mundo de los altos, "que no siempre son los mejores", destaca.

-¿Qué querías hace veinte años?

-Tenía cuatro, y como toda nena de esa edad quería ser médica, bibliotecaria, veterinaria, modelo. Pero siempre me tiró ponerme la ropa de mi mamá, los brillos, pintarme, posar para

las fotos... ¡y la fama!

-¿Creías que ibas a llegar a estrella?

—¡Sí, tal cual! Nací y me crié en Merlo, y era la más malcriada del barrio. Todos los vecinos querían tenerme un ratito en su casa, como a una bebota. Me llevaban a los cumpleaños y yo desfilaba sobre las mesas como una modelo: bailaba, cantaba, hacía payasadas... ¡y todos me aplaudían!

-¿Vergüenza nunca...?

-Jamás. El público siempre me encandiló. Era como un imán.

-¿Complejo de estatura tampoco?

-Nunca. Estoy en el lugar que busqué. Siempre fui una mina que proyectaba en grande y me di el gusto. No hay nada más lindo que laburar en lo que te gusta. Es impagable, y los privilegiados somos muy pocos.

-¿Cuál fue la clave del triunfo en Bailando...?

-Muy simple: Hernán y yo pusimos todo, cuerpo y alma, para ganar y ayudar a los chicos de la Escuela de Educación Especial de Pampa del Infierno, en el Chaco, para que vivan mejor.

-¿Alguna vez te imaginaste, viendo el programa de Tinelli, que llegarías allí?

-No... Estaba muy lejos de eso. Durante el certamen, y gala a gala, tampoco creí en el triunfo. Recién sobre el final sentí que era posible

-¿Por qué?

-Por fe, por ganas, porque salíamos a brillar en cada minuto. Cuando fuimos al teléfono con Tito, que era un rival muy fuerte, ¡No podía creerlo! Por algo dicen que la fe mueve montañas. Pero también las mueve el cariño de la gente.

-¿Cómo te anunciaron que Piquín sería tu pareja de baile?

-¡Fue muy loco! Sucedió en vivo, y yo no tenía idea de quién era él. No sabía nada sobre la danza clásica y nunca fui a un teatro. Tuve que googlearlo para saber quién era... ¡y me encontré con un pájaro volando! Después lo conocí. Pegamos muy buena onda y armamos una relación hermosa. Fue muy bueno y generoso conmigo. Le agradezco de corazón su talento y su amistad.

-¿Alguna vez te sentiste discriminada?

-Cada uno sabe cómo se maneja... Duele mucho cuando uno busca trabajo y te dicen "te llamamos" en veinte o treinta lugares, y jamás te llaman. Duele, baja la autoestima, y te crea la horrible sensación de que nunca vas a poder ser alguien. Me pasó muchas veces, y es espantoso. Pero nunca me quebré ni bajé los brazos... ¡y aquí estoy!

-Algunos dicen que sos soberbia y agrandada. ¿Te molesta?

-No, porque no soy soberbia ni agrandada. Ya sé que no faltan los que dicen que me creí las luces y la fama, pero es falso. Soy una mina común, y lo sigo siendo.
Antes, esas críticas me molestaban, pero hoy no tanto.
Tal vez en este ambiente hay mujeres peores, y nadie las agrede. El certamen me enseñó a separar las cosas, a manejarme mejor, y a endurecerme. Antes sufría mucho pero no me servía, de modo que convertí el sufrimiento en energía y esfuerzo, y le doy bolilla a lo que realmente importa.

-¿Qué es lo mejor que te dejó esta experiencia?

-Fue un año increíble. El programa de Tinelli abre todas las puertas, ayuda a la gente y hace crecer. Este triunfo es para mis viejos, porque los amo, y porque cada logro de mi vida es por ellos y para ellos.