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Los últimos días de Marcelo Diez, el paciente que pidió la muerte digna

Noemí Bascur solía cuidarlo todos los días desde 2013, pero un día las hermanas le pidieron que no fuera más.

La muerte de Marcelo Diez, el paciente por el que la Corte Suprema falló a favor de decidir sobre la muerte digna, dividió a la provincia de Neuquén, en donde hay gente que no estaba de acuerdo con la determinación.

Ese es el caso de Noemí Bascur, la mujer solía cuidarlo. "Cuando la Cámara falló a favor de la muerte decidimos acercarnos a Luncec, la clínica donde estaba internado", comentó la mujer que, a través de su fundación, Manos que Ayudan, organizó un abrazo simbólico al lugar para pedir que no lo desconectaran.

"Marcelo respiraba por sus propios medios. Decidimos homenajearlo desde la música. Yo canté 'Resistiré'. Era una forma de orar por él"
, agregó Noemí, una de las tantas personas que se acercaron a cantar y a pedirle a Dios por "la vida digna" de Marcelo.

Según los argumentos del fallo, "el hombre padecía una grave secuela con desconexión entre ambos cerebros, destrucción del lóbulo frontal y severas lesiones en los lóbulos temporales y occipitales". No obstante, Bascur desmintió que Marcelo no respondiera a los estímulos.

Sucede que ella solía cuidarlo todos los días. "Lo noté medio congestionado. Le puse Vick Vaporub y frunció el ceño. Le dije: 'Dejá de joder, es sólo olor a eucalipto. Le ponías música de Gloria Gaynor o de Bee Gees y te abría los ojos, unos ojos azules increíbles. Se rascaba, se giraba solo; producto de los años que estuvo acostado generaba un eccema, pero podía rascarse. En la baranda de la cama le habían puesto una almohada para que no se golpeara. Siempre chaesqueaba los dedos y, como era contador, yo le decía: '¿Estás contando plata?'", revela Noemí.

Con respecto a las hermanas de Marcelo, sostuvo: "El amor todo lo puede. Hay miles de Marcelos en el mundo. Imaginate si todas las familias tiraran la toalla o lo abandonaran como hicieron ellas".

"El día de su muerte lloré mucho. Me dio muchísima tristeza, muchísima congoja. Uno aprende a encariñarse con las personas. Me deja la paz y la tranquilidad de que hicimos todo lo posible para defender su vida y lo recordaremos con cariño", concluyó.