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Los políticos están lejos de las redes sociales

Por Francis Pisani* Cada vez preocupa más el alejamiento entre los pueblos y sus dirigentes políticos.

El uso de las tecnologías de la información y, en particular de las redes sociales, lo ilustra de manera luminosa . Cuando la gente se vale de Facebook y Twitter para organizarse sin intermediación de las instituciones (los partidos, por ejemplo), los responsables políticos parecen usarlos "a regañateclado" . Egipto, Túnez, España y Grecia son los últimos ejemplos ... por ahora.

Una investigación reciente del GlobalPost.com -agencia de noticias internacionales online- permite reseñar el asunto con cifras y gráficas. La encuesta aborda el uso de los principales sitios de redes sociales (Facebook, Twitter, Orkut, Bebo, etc.) por los jefes de Estado y de gobierno del mundo. No toma en cuenta el tamaño relativo de la población de cada país ni su nivel de desarrollo, pero sí cuántos amigos tiene en Facebook y a cuánta gente le gusta (like), así como cuántos lo siguen en Twitter (entre otros sitios). En su mayoría, los dirigentes políticos no se interesan en las redes sociales. Dentro de los menos activos, a pesar de dirigir países bien conectados, se encuentra el español José Luis Rodríguez Zapatero (1000 like según GlobalPost, 7.000 según Facebook), la alemana Angela Merkel (no llega a gustar a 100.000 personas), Berlusconi destaca con 310.000, Dmitri Medvedev tiene 142.000 like, Vladimir Putin 5.000, y el japonés Naoto Kan apenas 145.

La excepción es Barack Obama con casi 22 millones de like en Facebook y 9 millones de seguidores en Twitter . El segundo, con 2.5 millones de fans y seguidores según el GlobalPost, sería Benigno Aquino, presidente de Filipinas. Aprendió de un predecesor, Joseph Estrada, expulsado del poder tras una de las primeras manifestaciones políticas convocada de forma masiva vía teléfonos móviles – al margen de partidos.

En OrienteMedio la gran paradoja reside en que mientras la gente usa los medios sociales para sacudir a las dictaduras, sus dirigentes políticos se ubican, según la encuesta del GlobalPost, dentro del grupo que menos los maneja.

Los latinoamericanos se inclinan por Twitter y lo utilizan para difundir sus ideas sin interesarse por el intercambio.

Chávez comanda el pelotón con 1.7 millones de seguidores (él apenas sigue a 19 personas). Dilma Rousseff exhibe 500 fans en FB y 650.000 seguidores en Twitter, y Cristina Fernández de Kirchner, 450.000 seguidores en Twitter y 10.000 fans en FB.

Las redes sociales no movilizan el mismo tipo de fuerza que los cuerpos de policías, bajo las órdenes de los jefes de Estado, ni la de las divisiones blindadas que ellos pueden enviar a la calle. Tampoco se comparan con la capacidad de convocatoria de partidos y/o sindicatos. Pero parece perfilarse un creciente desfase entre la capacidad de la gente de organizarse sin organización – poder de un nuevo tipo – y la comprensión de tales nuevas formas de expresión y confrontación por parte de los dirigentes.

Si The Economist consigue invitarnos a reflexionar sobre las disparidades económicas en el mundo con su Big Mac Index (comparación del poder de compra de una hamburguesa en función de los salarios locales), ¿por qué no valorar la adaptación de las clases políticas al mundo de hoy con base en un Facebook & Twitter Index?