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Los ocho escandalosos amores de Liz Taylor

Además de ser una de las mejores actrices de Hollywood, y de que sus ojos violetas sean los más famosos del mundo, Elizabeth Taylor también es conocida por haberse casado ocho veces. Entrá y recordá sus amores.

Era muy jovencita, pero creía en el amor para toda la vida, así que a los 18 años no dudó en aceptar la propuesta de matrimonio de Conrad Nicholson Hilton, hijo y gran heredero del fundador de la cadena de hoteles que lleva su apellido. El matrimonio duró sólo un año.

Al año siguiente, se casó de nuevo. Esta vez con un actor, Michael Wilding, con quien tuvo dos hijos. Por ese entonces tenía 20 y con firmeza se propuso formar una familia. No obstante, cuatro años después, el amor llegó a su fin.

Su tercer matrimonio tuvo un final trágico. Ella tenía 26 años y, según contó, había encontrado al amor de su vida, el productor de cine Mike Todd. Con él tuvo a su tercera hija, pero en 1958, un año después de dar el sí, falleció en un accidente aéreo.

Si el tercero fue trágico, el cuarto fue uno de los escándalos más resonantes de la historia de los romances hollywoodenses. Habían pasado seis meses desde la muerte de Todd y en pleno duelo, Liz se enamoró de Eddie Fisher, el mejor amigo de su difunto marido y el esposo de su mejor amiga, la actriz y cantante Debbie Reynolds. Liz, la tercera en discordia, se salió con la suya y Fisher se convirtió en su cuarto marido.

No obstante, el matrimonio terminaría pronto. En 1962, en la filmación de Cleopatra, Liz conoció al actor Richard Burton. Con él se casó y se separó dos veces, y aunque su historia fue turbulenta, ella siempre aseguró que fue su gran amor. Juntos adoptaron a la cuarta hija de la diva.

La relación fue muy publicitada por la prensa ya que siempre se veían envueltos en fuertes discusiones que no tardaban en convertirse en escándalos mediáticos. El primer divorcio vino en 1974. La reconciliación, al año siguiente para que, un año después, en 1976, se volvieran a divorciar. Burton la agasajó con increíbles joyas, como el diamante amarillo Krupp y la Perla Peregrina, que antaño perteneció a Felipe II y fue reproducida por Velázquez.

El escándalo en la vida de Liz Taylor no terminó con Richard Burton. Su séptimo marido, John W. Warner,  por entonces senador, la hizo muy infeliz y la llevó a buscar alivio en el alcohol.

No tardó en divorciarse y encontrar a un nuevo amor, Víctor Luna, un abogado mexicano. Pero otra vez la decepción la dejó desolada: su prometido desapareció días antes de la cita en el registro civil.

El último fue Larry Fortensky, un obrero de la construcción que le robó el corazón a comienzos de los 90. Se casaron en el 91 y la relación duró hasta 1996, cuando decidió, nuevamente, que no era el hombre indicado.

"Si Elizabeth quería a un hombre, lo conseguía, cayera quien cayese", dijo de ella Debby Reynolds en 2001, el día en que las antiguas amigas, que no se hablaban desde aquella pelea por el amor de Eddie Fisher, se reconciliaron. "Ella me explicó por qué quiso a Eddie -agregó Reynolds-. Fue sólo porque su anterior esposo, el productor Mike Todd, había muerto y Eddie era su mejor amigo. Liz pensó que debían estar juntos simplemente para hablar todo el tiempo de Todd", dijo Reynolds en ese entonces. Las mujeres ya no tenían nada que reprocharse. La personalidad avasallante de la diva hollywoodense era innegable, pero también su carisma era encantador y se hizo merecedora del perdón de su amiga después de tantos años.