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Las "cirugías mediúmnicas" de João de Deus (III)

Un famoso médium brasileño convoca a miles de personas y afirman que cura el cáncer, parálisis, cegueras y una gran variedad de enfermedades.

Como he anticipado en la primera parte, João suele ofrecer dos tipos de intervenciones: las "cirugías invisibles" y las "cirugías visibles".

Las primeras no merecen mayor atención porque no son más que un simple enunciado en el que juegan con la imaginación de la gente. No hay manipulación física de los pacientes y sólo se les sugiere que consuman el famoso suplemento "manipulado" y aguarden relajados en una habitación, colocando la mano derecha sobre la zona afectada o sobre el corazón, a la espera  de la "acción de los espíritus". Después de esperar silenciosamente entre diez y cuarenta y cinco minutos, algunos pueden sentir que fueron tocados, otros que les han dado puntos de sutura y no faltarán los que no han sentido nada.

Una vez "completada la intervención", los pacientes participan de una charla en la que reciben instrucciones sobre el "postoperatorio": reposo, abstinencia sexual, evitar levantar peso, ejercicios, actividades extenuantes, etc.

En cuanto a las "cirugías visibles", la situación es muy diferente puesto que hay contacto físico con los pacientes. Si bien las denominan "cirugías", en realidad son procedimientos invasivos e incongruentes que, desde el punto de vista médico, carecen totalmente de eficacia terapéutica, no aportan nada a la presunta patología y hasta podrían llegar a empeorarla o poner en riesgos la salud de la gente.

El propio João admitió públicamente, hace más de 20 años y en un rapto de sinceridad que no lo caracteriza, que las incisiones arbitrarias las efectúa para que la gente crea pero no son necesarias [Cirurgias Mediúnicas - Globo Repórter, Rede Globo, 11/10/1991].

 

Las torturas innecesarias y más frecuentes a las que somete João a sus consultantes pueden ser divididas en tres tipos de intervenciones: 1) introducción de tijeras en las fosas nasales, 2) raspados oculares, 3) incisiones en la piel.

1) Introducción de tijeras en las fosas nasales

Es uno de los actos circenses más habituales a los que recurre João con el claro objetivo de impresionar y a sabiendas que los riesgos son menores. Incluso lo utiliza como un recurso para patologías que ni remotamente están relacionadas con la zona del cuerpo que tiene afectado el paciente. El caso de Lisa Melman fue un claro ejemplo de esto, adolecía de un cáncer de mama y el impiadoso curandero intentó curarla introduciéndole las tijeras brutalmente en la nariz [Primetime Live - ABC News, 12/02/2005].

Por lo general João suele envolver con una gasa o algodón la punta de las tijeras, pinzas o fórceps que utilizará. Luego las introduce rápidamente en una de las fosas nasales del paciente, le da algunos giros y casi siempre las extrae ensangrentadas. La brutalidad de la acción es tal que casi todos los intervenidos terminan sangrando por la nariz.


Esta práctica no es más que una vieja proeza de faquirismo que muchos artistas aún practican al sólo efecto de asombrar y divertir a la gente, pero no con fines curativos como pretende João de Deus. Desde ya que tampoco lograría tal objetivo puesto que nadie se puede curar de algo por introducirse tijeras en la nariz.

Este tradicional truco de feria lo realizaban los faquires callejeros de la India. En 1926 lo adoptó el mago estadounidense Melvin Burkhart (1907-2001) y pasó a ser conocido como "human blockhead" o truco del "alcornoque". Básicamente consiste en introducirse un objeto (clavo, destornillador, mechas de taladro, tijeras, etc.) en la nariz aprovechando la ventaja anatómica que ofrece.

 

Durante muchos años, el "gitano" José Manuel Gorostegui se ganó la vida realizando esta curiosidad en la peatonal Florida de nuestra ciudad porteña. Mientras tanto, la maravillosa artista canadiense Carisa Hendrix, terminó dándole un toque de sensualidad y glamour a este acto de faquirismo.


Para adquirir esta habilidad lo primero que se necesita es vencer el acto reflejo y protector del estornudo. Cualquier objeto que se intente introducir por la nariz lo producirá y evitará la completa inserción. Una vez superado ese paso con cierto entrenamiento, se podrá continuar con el desplazamiento del objeto pero con cuidado para evitar dañar los tejidos dentro de la nariz y la cavidad nasal.

João, que no se caracteriza precisamente por la prudencia, poco le importa las narices de los otros y por eso actúa brutalmente ocasionando el sangrado de sus pacientes. En definitiva, es un acto sádico que no aporta nada desde el punto de vista terapéutico y sólo es parte de su circo mediúmnico.

 

2) Raspados oculares

So pretexto de intervenir a pacientes con algún problema oftalmológico (miopía, cataratas, etc.), João manipula un cuchillo o navaja y raspa con el filo los párpados y/o diferentes zonas de los globos oculares de los pacientes. Es muy parecida a una ancestral técnica china, originalmente practicada por los barberos y cuyo objetivo era la limpieza de los ojos.

Por lo general no produce cortes, pero en algunas intervenciones se observa que tiene la intención de abordar algún presunto pterigión y aparenta cortar, o realmente corta, parte del tejido conjuntivo pero sin dar una solución al problema. Todos los procedimientos que lleva a cabo son invasivos, innecesarios y nunca podrían aportar una mejoría o cura de estas patologías.

Así y todo, hay pacientes de João que acusan mejoría, pero son aquellos que no realizan un examen oftalmológico posterior. Mientras que aquellos que sí lo hacen, terminan defraudados.

 

3) Incisiones en la piel

Los cortes los realiza con bisturí y suele dar uno o dos puntos de sutura. La mayoría de las incisiones no tienen sentido alguno y menos aún terapéutico puesto que lo único que hace es cortar y suturar. Si el objetivo era dejarle una cicatriz al paciente, lo cumplió.

 

También hay que aclarar que uno o dos puntos de sutura no son suficientes para cerrar como corresponde las heridas que provoca. Salvo que luego, en la sala de cuidados adonde envían a los "operados" a reposar, terminen de suturar correctamente, desinfecten y venden las heridas, suministren antibióticos, etc. Pero es algo que no sabemos y tampoco lo informan.

Las únicas intervenciones que efectúa João con un claro objetivo terapéutico son aquellas en las que extirpa, a veces en forma incorrecta y parcialmente, algún lipoma o quiste sebáceo. No es una práctica extraordinaria ni milagrosa, hay gente audaz e imprudente que suele extirpárselos sin recurrir al médico. Desde ya que no es lo recomendable y lo más acertado es dejar todo en manos de un profesional. Es una cirugía menor, ambulatoria y que se resuelve en pocos minutos con todas las garantías de asepsia que corresponden. 


Por lo tanto, hacerse un viaje hasta Abadiâna para que te torture un "carnicero" como João, es mejor quedarse en casa o continuar con los tratamientos médicos convencionales y todo resultará más barato. Además, si el propio milagrero no confía en sus espíritus, curanderos o médiums colegas que también lo acompañan y colaboran en su Casa de Don Inácio, ¿por qué tendría que hacerlo la gente?

Un dato revelador es que João de Deus es hipertenso, tiene problemas cardíacos y sobrevive gracias a la colocación de seis stents hasta la fecha. Pero las intervenciones a las que fue sometido no estuvieron a cargo de otros curanderos o médiums. De su atención médica se ocupa su amigo, el Dr. Roberto Kalil Filho, del Hospital Sírio-Libanês de São Paulo y cardiólogo personal de la presidenta Dilma Rousseff y del ex-presidente Lula. Además, mientras João se enriquece recetando a todos sus pacientes el suplemento "manipulado" a base de passiflora, él consume tranquilizantes y medicamentos convencionales para su hipertensión [Veja São Paulo, 29/08/2014].

De acuerdo a lo analizado hasta el momento, es evidente que estamos frente a un gran negocio montado sobre el ejercicio ilegal de la medicina y abuso de la credulidad pública. Obviamente, la pregunta que surge es ¿cómo puede ser que João siga invicto y aún no esté entre rejas? Para dar respuesta a este interrogante, en la próxima y última parte analizaré ciertas cuestiones turbias y los entretelones que sostienen tal impunidad.