La viuda de Sandro rompió el silencio
La viuda del cantante Sandro, Olga Garaventa, se sentó en el living de Susana Giménez para hablar por primera vez de lo que fue su vida junto al artista en los peores momentos de su enfermedad.
"Tengo un beso encadenado y la llave de ese beso está en tu boca", fue lo primero que le dijo Sandro, pero ella reveló que no lo tomó muy en serio: "Uno no podía hacerse una ilusión con una persona de la envergadura de Rober. Me gustaba su forma porque en cada palabra él dejaba algo. Jamás pensé que yo podría llegar a ser su esposa, nunca me lo había puesto en mente. Me llamó durante un año a la oficina, insistía. Un día me dijo ‘necesito hablar personalmente con vos’. Se paró frente a mí y me dijo, ‘después de un largo trayecto tengo que decirte la verdad, yo estoy muy delicado de salud, yo no sé si podrás llevar todo esto adelante, no vas a tener un camino de rosas’. Le dije ‘yo te voy a acompañar, vamos a llevar este problema juntos hasta el final de tus días’, y me dio tiempo para que lo pensara’".
Cuando comenzaron la relación (Sandro ya tenía 59 años), Garaventa comentó que "ya estaba con el oxígeno, las 24 horas conectado, pero ya no fumaba. Me fue muy honesto y yo quise devolverle la honestidad (...) Me dijo ‘un día nos vamos a casar’. Él era tan cómico, tan gracioso y me esperó un año, hasta que dijo ‘basta, nos vamos a casar’ y ahí le dije, ‘bueno, está bien’".
"Fue un récord, hasta los 62 años soltero. Era muy alegre, era romántico, era un seductor por naturaleza. No era fan de él. Era un caballero (...) Su gran ilusión era viajar, pero no se pudo porque estaba muy delicado. Era muy duro llevar su enfermedad, estaba la gran ilusión de verlo bien. ‘Tenés que dejar la sal y el aperitivo (a veces tomaba un Martini)’, le dijo el médico, pero en un cajón guardaba 10 sobres de sal", comentó la viuda.
"Él me decía ‘el Rober tiene la sentencia firmada’, aunque puso garra para llevar todo adelante. Estuvo conciente hasta último momento y me pude despedir de él. Le dije ‘Rober, decime la verdad, ¿te querés ir de gira?’ y le dije, ‘si querés ir, andá, está todo bien’, y a la hora y veinte se fue, estaba pidiendo el permiso (...) Después sentí como una presencia especial el día de su cumpleaños", contó.
Sandro murió el 4 de enero de 2010 en el Hospital Italiano de la provincia de Mendoza, tras haber sido sometido a un doble trasplante de corazón y pulmón, luego de luchar por años contra un enfisema pulmonar.