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La venta ilegal, una historia de nunca acabar

Nuestros mayores suelen aludir con frecuencia a "las historias de nunca acabar", refiriéndose no precisamente al arte de contar cuentos o a la elevada literatura, sino a aquellos episodios problemáticos que deambulan por nuestra historia sin encontrar solución alguna.

Son aquellos que ingresan en la categoría de los crónicos, de los incurables. Ello sucede porque sus médicos han sido incapaces de curar la endemia. Así sucede, por ejemplo, con el asunto de los vendedores ambulantes que tiempo en tiempo reaparece. Se efectúan acciones espasmódicas y todo vuelve a ser como siempre.

En la mañana del jueves, el caos se apoderó del microcentro. La Municipalidad montó un operativo para evitar que los vendedores instalaran sus puestos intentando hacer cumplir una orden judicial, que data de 2006, para erradicar esa práctica ilegal. Hubo gritos, golpes, calles cortadas, embotellamientos, agresiones sonoras y hasta peatones maltrechos. La escaramuza terminó con el retiro de los municipales y el regreso de los vendedores a sus puestos. La amenaza de un nuevo operativo anunciada para ayer, finalmente no se cumplió.

Según el subsecretario municipal de Gobierno, no hay ninguna connotación política que impulse estos operativos y rechazó la posibilidad de un diálogo con el sector: "Reconocemos la necesidad de trabajo de la gente, pero cada vez aparecen más. No hay nada de qué hablar. No podemos poner en tela de juicio una orden de la Justicia" y acotó que la administración no tiene previstas ni propuestas ni una posible reubicación, dado que no resultaron efectivas en el pasado.

Por su parte, el vocero de confió en que serán recibidos por las autoridades y dijo que la economía de alrededor de 300 familias dependen de la actividad. Respecto de por qué la Municipalidad no hizo cumplir ayer la ley, el funcionario argumentó que tenían "muy poco apoyo policial y no voy a arriesgar a los empleados".

Respecto del intento de erradicar a los ambulantes del microcentro, el titular de la Federación Económica de Tucumán afirmó que la entidad es respetuosa de la gente que busca llevar el pan a su mesa, pero que se tienen que cumplir las normas, porque el comercio ilegal representa una competencia desleal que a menudo obliga a los comerciantes a cerrar sus puertas.

¿Qué sucedería si los comerciantes decidieran no pagar más los impuestos hasta tanto no se erradicara la venta ilegal? ¿Qué medidas tomaría la autoridad? ¿Cómo subsistiría con el erario enflaquecido? ¿Les aplicaría las leyes en vigencia? ¿Les clausuraría los negocios? ¿Les iniciaría un juicio? ¿Por qué a unos se les exige que cumplan con sus deberes y a otros no?

La medida judicial que data del 11 de noviembre de 2006, le daba un plazo de 30 días al municipio de San Miguel de Tucumán para sacar a los vendedores ilegales del centro. Luego de casi cinco años, la autoridad parece haber recuperado la memoria y darse cuenta de que ha estado en grave situación de desacato con la Justicia.

Bienvenido sea todo intento de poner orden, pero tiene que haber una propuesta concreta para solucionar este problema social, que se remonta a la década de 1970. ¿Con qué cara los representantes del pueblo pueden exigirles a los ciudadanos que cumplan con sus deberes, si ellos mismo no cumplen con la ley ni acatan la Justicia?