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La matriz de la corrupción K

*Por Fernando Laborda. El descaro de los e-mails de Manuel Vázquez, quien fuera mano derecha del ex secretario de Transporte Ricardo Jaime, en los que se hablaba de coimas y de aportes ilegales a las campañas electorales del kirchnerismo, está dando cuenta de la verdadera matriz de la corrupción en la era K.

Esa matriz puede resumirse en varios ejes: el primero es el cobro de sobreprecios por concesionarios de obra pública, que terminaban en los bolsillos de funcionarios. El segundo es la venta de servicios de consultoría por personas que ocupan funciones públicas o por allegados a ellos a empresas interesadas en hacer negocios con el Estado.

El tercero es la recaudación de fondos entre empresas cuyas tareas son reguladas desde el Estado y a las que se les prometían suculentos negocios, supuestamente para financiar una campaña electoral, con el agravante de que se trataría de aportes "en negro" y sobre los cuales los funcionarios recaudadores cobrarían una comisión.

La primera pregunta que podemos hacernos es cuántos Manuel Vázquez habría en el gobierno kirchnerista. Las semejanzas entre este asesor de la Secretaría de Transporte y Claudio Uberti, el ex titular del Organo de Control de Concesiones Viales vinculado con el recordado "valijagate", no parecen menores. Sólo que a uno le secuestraron sus computadoras y a otro se le escapó una valija.

La segunda pregunta es qué responsabilidad tenían en los hechos ilegales que se desprenderían de los e-mails secuestrados Néstor y Cristina Kirchner. Desde lo más alto del Gobierno, en algún momento el silencio dará paso a una explicación en la cual se intentará convencer a la opinión pública de que, de haber existido algo irregular, era pura y exclusiva obra de algún que otro funcionario inescrupuloso que intentaba estafar a empresas utilizando el peso estatal y disfrazándose de cajero de la presidencia de la Nación.

Si fuera así, costaría mucho creer que alguien que estaba hasta en los más mínimos detalles de su gobierno, como Néstor Kirchner, no hubiera estado al tanto de las gestiones de Jaime para la compra de Aerolíneas Argentinas por otros grupos empresarios o para la compra de material ferroviario en desuso de España o Portugal.

Como sorprende que desde la Secretaría de Transporte se haya pretendido recaudar ilícitamente fondos para la campaña de 2005 y su titular sólo fuera despedido cuatro años después.

O Kirchner no vio pasar la corrupción delante de sus narices o era el jefe de una asociación ilícita.