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La importancia del pensamiento positivo en una enfermedad

Un factor fundamental es tener una actitud positiva. Esto significa que aún en la situación de estar uno enfermo, con una enfermedad crónica, con una enfermedad difícil, no ver siempre la mitad medio vacía al vaso, tratar de verle la mitad medio llena.

El Profesor Dr. Roberto Quiñones Molina es un referente de renombre mundial en el campo de las neurociencias. Es Director Médico del Centro de Rehabilitación REBIOGRAL, en Buenos Aires. Fundador del CIREN (Centro Internacional de Restauración Neurológica) de La Habana, Cuba. Miembro titular de la Sociedad Neurológica Argentina. Miembro de la Movement Disorder Society y recientemente obtuvo su título de Profesor Universitario (Universidad Isalud).

En su centro de rehabilitación, atiende pacientes de ACV (Accidente Cerebro Vascular), Parkinson, Alzheimer y diversas problemáticas traumatológicas que provocan incapacidad. Su visión es a favor de inculcar y propiciar la actitud positiva en sus pacientes para obtener mejores resultados.

La actitud positiva ante las enfermedades, ante el dolor y ante la vida misma es un 40 por ciento mínimo del potencial recuperable o mejorable de cada ser humano.

Hemos visto a lo largo de nuestra carrera, que las personas que son positivas, que suelen ver "el vaso medio lleno", siempre tienen más potencial recuperable, mejorable o rehabilitable que aquellas que ven "el vaso medio vacío". Es más, estos casos negativistas requieren mucho más esfuerzo de parte del equipo médico interdisciplinario que los atiene, porque en muchos casos hay que hacerles ver que estos pueden ser signos indirectos de un cuadro de depresión o de angustia. Y requieren en muchos casos, el concurso de un profesional en el tema, de un psicólogo o de un neuropsicólogo. Y en el caso de una persona con actitud positiva, esto se obvia. No es necesario y se facilita mucho más el trabajo de los otros profesionales del equipo, de los kinesiólogos fisiatras, de las terapistas ocupacionales, de los psicomotricistas.

Creo que la actitud positiva, mínimamente influye a favor de la recuperación en un 30 a un 40 por ciento. La OMS (Organización Mundial de la Salud) define a la salud como "el estado de equilibrio físico, psicológico y social"del paciente. Y donde hay una actitud negativa, claramente hay un desequilibrio y por lo tanto es mucho más difícil el abordaje.

Por lo tanto, uno de los objetivos que se cumplen en nuestra clínica, es mostrarle siempre al paciente "el vaso medio lleno", esa mitad positiva que todo problema tiene en la vida.

Cada vez se le da más valor al sistema neuroendocrino. Se habla de que si uno está con una actitud positiva o cierto nivel de optimismo lógico y racional, funciona mejor también el sistema inmunológico. Por lo tanto, los anticuerpos, los mecanismos de defensa celular (linfocitos B, linfocitos T) están en una mejor condición de enfrentar enfermedades, ya sean infecciosas e incluso algunos tumores. Además influye en un mejor funcionamiento del sistema endocrino; de las glándulas de secreción interna, como la tiroides, la suprarrenal o la hipófisis, que es la glándula central o coordinadora del resto de las glándulas.

Cuando hay un equilibrio óptimo entre el sistema nervioso, el sistema inmunológico y el sistema endocrino, siempre la persona va a tener muchas más reservas y muchas más posibilidades de enfrentar una discapacidad, de vencer o enfrentarse a un dolor o incluso a un cáncer.

Siempre se trata, en la terapia contra el cáncer, de mantener a la persona -dentro de sus características- lo más optimista, lo más positiva precisamente, para que tenga más chances.

Una persona depresiva tiene menos defensas, porque su sistema inmunológico está debilitado. Ese caso tiene menos chance de salir adelante.

SOMOS LO QUE PENSAMOS

Y no es que esto sea una simple hipótesis. Está probado por los endocrinólogos, por los neurólogos, por los psiquiatras; que hay una armonía y un equilibrio integral entre el sistema nervioso central, el sistema inmunológico y el sistema endocrino.