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La Evita Light

Moderó su discurso para no perder votos. Señales a Techint, tregua con Moyano y bolilla negra para los kamikazes.

En un reciente encuentro con Carlos Zannini y el juez de la Corte Suprema, Eugenio Zaffaroni, Cristina Fernández se permitió ironizar: "Van a decir que con este proyecto cumplo con mi sueño de convertirme en la Reina Cristina". Discutían un eventual proyecto de reforma constitucional que impulsaría, apenas asumida en diciembre, un régimen semiparlamentario y –fundamentalmente– daría luz verde a su propia re-reelección presidencial en el 2015. Siempre y cuando se postule y los votos confirmen lo que surge de las encuestas.

Más que la evocación de esa figura monárquica, la Presidenta, en sus últimas actuaciones públicas, viene recreando los gestos, la impostación y el quiebre emotivo de la voz al estilo Evita. Con una diferencia histórica importante, según la interpretación de un jefe de bancada del Frente para la Victoria: la herencia política de la combativa Eva la capitalizó su viudo, el general Juan Domingo Perón; en el caso de Cristina se da al revés, es ella la que se desembarazó del lastre negativo que le transmitía la imagen de Néstor Kirchner hasta su muerte.

Desde entonces, su propia imagen positiva se duplicó y la intención de voto se triplicó.
Su principal preocupación ahora es evitar que algo perturbe la cómoda victoria que le auguran sus encuestadores.

Agrandada, Cristina manda el mensaje implícito de que prefiere gobernar sin lastre. A saber: sin Hugo Moyano, que pretende extorsionarla para no ir a la cárcel; sin Guillermo Moreno, que sobreactúa su papel de vigilante de la "lluvia de dólares" pero que le enturbia a la vez las relaciones comerciales con Brasil y China, la verdadera fuente de la bonanza económica, y sin Roberto Feletti, el viceministro de Economía, que con sus declaraciones públicas la encorsetó en un trasnochado modelo de "populismo radicalizado" para su segundo mandato.

Son las señales que envía la Presidenta a su entorno. Ni siquiera aceptó que un confidente de su marido, el diputado nacional Carlos Kunkel, la corriera en público con una fecha de anuncio de su candidatura a la reelección, el 23 de junio, al fin y al cabo un día antes del cierre de la inscripción de los frentes electorales para octubre.

Frente a cada uno de ellos –Moyano, Moreno, Feletti o Kunkel, todos cultores del estilo Néstor Kirchner–, se diferenció o envió mensajes críticos y hasta descalificadores. "Que no se crean que en su segundo mandato las cosas seguirán igual", tradujo su operador político de cabecera ante un grupo de punteros de la tercera sección electoral de la provincia de Buenos Aires.

GANAR SIN SORPRESAS. Cristina pretende establecer distancias con todos los que la apoyan, incluso con aquellos que presumen de kirchneristas de la primera hora. "El kirchnerismo sobrevive o termina con ella; no reconoce otros herederos", tradujo la estrategia ante un par de ministros el secretario legal y técnico Carlos Zannini, el cancerbero de la intimidad política de Cristina. Por eso, ella ha reducido al mínimo el contacto personal con sus ministros. Incluso con Amado Boudou: le achaca haber hecho trascender mediáticamente que su exclusión de la lucha por la jefatura de la Ciudad de Buenos Aires sería compensada con una hipotética candidatura a la vice- presidencia o, en todo caso, a la jefatura de su futuro Gabinete. "Cuando ella lo decida, te informará", la protegió Héctor Icazuriaga cuando el supuesto ministro "preferido" quiso enterarse de algún chisme.

Dicen que el mensaje presidencial es evitar cualquier ruido disonante antes de las elecciones. Una Evita domada, equilibrada, racional, ecuánime y árbitro final de internas e intrigas de palacio. La "receta" está en marcha.

Bajar el tono hostil de los funcionarios argentinos ante las represalias comerciales de Brasil. Sacar del medio a Axel Kicillof, de La Cámpora, –y su discurso estatista extremo– para dejar la pelea contra el Grupo Techint, de Paolo Rocca, en el ámbito puramente judicial. Limitar el trato personal de Guillermo Moreno con los empresarios importadores, afectados por las restricciones de su secretaría, y evitar así choques escandalosos al estilo de Papel Prensa. Relativizar la influencia de los kamikazes ultra K que pretenden hablar por ella, se llamen Roberto Feletti o Carlos Kunkel. Y finalmente, respecto del camionero Moyano, "no acorralarlo", consigna que se explica con lujo de detalles en la Casa de Gobierno.

Es decir, preparar su reemplazo orgánico en la CGT sí –sustentado aún más por el amplio triunfo de Armando Cavalieri en las elecciones del Sindicato de Empleados de Comercio–, pero no presionar a la Justicia para que lo encarcele.

Es más: el mismo día que saltaron a la tapa de Clarín los presuntos desmanejos financieros de Sergio Schoklender en la Fundación Madres de Plaza de Mayo, el propio Zannini le informaba a Cristina que la filtración habría obedecido a una picardía de los Moyano para que la Casa Rosada abriera las listas bonaerenses a los candidatos sindicales. Sin embargo, cerca del juez Claudio Bonadío –que lleva adelante una de las causas más peligrosas contra el jefe camionero, la de los troqueles adulterados en el llamado Farmagate– se hizo trascender: "Hasta las elecciones de octubre no esperen nada. Ni siquiera una citación a Moyano".

MODERACIÓN. Cada actitud o señal de Cristina confirma su aparente decisión de presentarse a la reelección. Y de no confrontar, salvo contra el Grupo Clarín, su único enemigo permanente en los últimos tres años (ver recuadro).

Aunque algunos ministros ninguneados del Gabinete sospechen sobre su estabilidad emocional o teman futuras recaídas de su salud. O cuenten, incluso, que su hija Florencia la intimó a resignar la candidatura porque, de no ser así, ella regresaría sola a Nueva York, donde estudiaba cine. Otros voceros del entorno presidencial revelan que el caso de su hijo Máximo tiende a parecerse al de Carlos Menem junior: Cristina, como Menem, pretende asignarle tareas de Estado para rescatarlo de su tranquila vida.

La Presidenta indomable de los tiempos de la guerra contra el campo dio paso a una Evita más bien light que trata de no espantar al establishment y menos rifar los supuestos éxitos del "modelo". Cristina instruyó a Boudou antes de que el ministro recibiera discretamente a representantes de los principales bancos de inversión: el Gobierno planea anunciar un acuerdo con el Club de París antes de las elecciones y anticipará que el año que viene no utilizará reservas del Banco Central para pagar deuda sino que buscará fondos en los mercados internacionales por unos 7.000 millones de dólares. El país volvería al mercado: es lo que quiere proclamar la Presidenta. En su reciente viaje a Italia, exaltó el modelo de desarrollo regional de Italia, cuyas empresas PyME, que son las mayores generadoras de empleo, exportan el 50 por ciento de todas las ventas de Italia al exterior. Discurso calculado: el industrialismo PyME forma parte del ideario de Techint, que mandó a uno de sus máximos representantes, Sergio Einaudi, a la reunión con la Presidenta. "No podíamos faltar", se encuadró.

Cristina no quiere de aquí a octubre es que el empresariado le juegue en contra. Después, se verá. ●

JOSÉ ANTONIO DÍAZ jdiaz@perfil.com

CLARÍN ÚNICO ENEMIGO

C ristina no quiso tropezar otra vez con la misma piedra. En privado dice que en la pelea contra el Grupo Clarín hubo mucha verborragia contra el multimedios, pero ningún respaldo serio en la Justicia. Por eso advirtió hace dos semanas a su secretario de Medios, Juan Manuel Abal Medina: "Que avance Casación. No podemos seguir agitando desde la política". Y se dio: tres jueces de la Cámara Nacional de Casación Penal fallaron el jueves 2 a favor de la extracción compulsiva de sangre de los hermanos Marcela y Felipe Noble Herrera, los hijos adoptivos de la dueña de Clarín.

Los respectivos perfiles solo podrán ser confrontados con los casos denunciados hasta mayo y julio de 1976, fechas en que la Justicia ordenó las guardas de los hermanos a Ernestina Herrera de Noble. Enseguida estalló una nueva batalla judicial: la Corte Suprema ya había declarado la inconstitucionalidad de este tipo de procedimiento en diferentes oportunidades, y los abogados de Clarín replicaron que el fallo contraría leyes internacionales: "Una ley no puede transformar en constitucional algo que no lo es", dijeron. Igual, Cristina festejó en Roma.

SALUD LIPOTIMIA ETERNA

L a Presidenta compartió abiertamente sus problemas hipotensivos con el presidente mexicano Felipe Calderón y alivió sus calores con un elegante abanico. Dos días después, el vocero Alfredo Scoccimarro tuvo que salir a negar que Cristina haya tenido problemas de salud en Italia. CFK había desistido de participar en el desfile por el 150º aniversario de la unificación de Italia. El golpe de calor de México no se repitió en Italia, pero a la Presidenta se la vio "agotada" y "sensible", según cuentan los empresarios que la acompañaron en la gira.
Repitió ante sus interlocutores telefónicos en Buenos Aires: "Yo no tengo ningún problema, los problemas me los arman ahí".

ABANICO. En México sufrió un "golpe de calor". En Roma, desmintieron rumores de vahídos.

EL PLAN PAÑOS FRIOS

Las 5 medidas de Cristina para que nada perturbe su victoria electoral en octubre.

TECHINT No sobreactuar políticamente contra el grupo de Paolo Rocca: esperar a que actúe la Justicia.

MOYANO No acorralarlo. En la Justicia anticipan que no habrá cárcel ni citación antes de octubre para el camionero.

BRASIL No hostilizar a su aliada Dilma Rousseff y normalizar las chisporroteantes relaciones comerciales.

MORENO Desmentir que vaya a ser el futuro ministro porque es piantavotos. Frenar sus shows de pugilato.

KAMIKAZES Desautorizar a quienes hablan de "profundizar el modelo", como el diputado Carlos Kunkel.