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Juró Dilma Rousseff y ya es la presidente de Brasil

Dilma Rousseff se convirtió en la primera presidenta de Brasil al jurar a las 14.52 (las 13.52 de Argentina) al cargo ante el plenario ante la Asamblea legislativa, investidura que marcó al mismo tiempo el final del mandato del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva.

La mandataria -una socióloga de 63 años- prestó juramento en el recinto del Senado Federal, al que llegó acompañada por su hija Paula y por su vicepresidente Michel Temer, ante la presencia de legisladores, funcionarios y mandatarios y representantes de todo el mundo.

"Prometo honrar a las mujeres, cuidar a los más frágiles y gobernar para todos", había dicho Rousseff al recibir el diploma que certificó su victoria en los comicios del 31 de octubre, y sostuvo que la llegada de una mujer al Palacio del Planalto derribó prejuicios culturales.

Hoy, dará un discurso en el Congreso y otro ante la población que se reúna cerca del Palacio del Planalto, sede de la presidencia, siempre y cuando el tiempo le permita dirigirse directamente al pueblo que la consagró (está prevista una temperatura máxima de 24 grados, con cielo nublado y un 60 por ciento de probabilidades que persistan las lluvias de ayer).

Rousseff recibirá el mando de manos de Lula da Silva, el líder del gobernante Partido de los Trabajadores, que resistió las presiones internas para forzar la Constitución para presentarse a un tercer período y que la impulsó e impuso como candidata del PT y de la mayoría de los brasileños.

Lula da Silva deja la presidencia de Brasil tras dos mandatos consecutivos en los que reformó profundamente la estructura social del país y lo posicionó definitivamente como una de las potencias mundiales.

Eso explica el altísimo grado de popularidad del mandatario saliente, cercano al 90 por ciento, y de su gobierno, que está por encima del 80 por ciento.

Tal como había anticipado durante la campaña, la presencia femenina se incrementará en el gobierno de Rousseff.

El gabinete entrante contará con 9 ministras, algunas en puestos clave como la cartera de Planificación, que será tres veces mayor que en el equipo de Lula.

Rousseff desfilará en la tarde de hoy por el Eje Monumental, arteria principal de Brasilia, a bordo de un Rolls Royce descapotado modelo 1953, obsequiado a Brasil por la reina de Inglaterra, y estará allí acompañada por su única hija, Paula.

Cabe la posibilidad, en atención a las probables lluvias que anuncian los pronosticadores del tiempo, que el desfile a través de la Avenida de los Ministerios, bordeada por los particulares edificios que diseñó el arquitecto Oscar Niemeyer, sea haga en un auto cerrado.

La comitiva oficial partirá de la Catedral de líneas futuristas diseñada por el arquitecto y de allí proseguirá hasta el palacio del Congreso donde permanecerá cerca de una hora, tras lo cual continuará camino hasta el Palacio del Planalto, donde será aguardada por Lula.

Luego, la presidente ofrecerá un cóctel en el Palacio Itamaraty, sede de la Cancillería, en el cual posiblemente no estará Lula dado que planea viajar a San Pablo donde visitará al vicepresidente José Alencar, hospitalizado para tratar el cáncer que padece, y luego será homenajeado en la ciudad de Sao Bernardo do Campo, donde se radicará.

Presidentes y representantes de 47 países, en su mayoría latinoamericanos confirmaron su presencia en Brasilia.

También estarán la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton; el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas, quien inauguró ayer las obras de la embajada palestina en Brasilia, y el príncipe Felipe de España.

La presidente Cristina Fernández de Kirchner estará representada por el canciller Héctor Timerman, quien el domingo mantendrá una reunión con su par brasileño, Antonio Patriota, informó ayer el diario Estado de Sao Paulo basado en fuentes argentinas.

El único presidente latinoamericano que no fue invitado es el hondureño Porfirio Lobo, dado que al igual que varios países del cono Sur, Brasil no reconoció las elecciones en las que fue electo, con el país en manos de la dictadura que derrocó a Manuel Zelaya.