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Jorge Ibáñez: vida, gloria y leyenda

Te contamos la simbiótica relación que el diseñador tenía con su madre y el resguardo de su vida privada.

Jorge Ibáñez y su madre Mabel eran muy compinches. Si bien ella era su modelo, con una confianza absolula, el diseñador no permitía que le preguntasen por su vida privada. Una relación simbiótica de amor profundo con ciertos secretos.

"Mi hijo me hacía cambiarme tres veces por día, y me maquillaba mucho. Yo era muy pilchera, de chiquito me decía que ponerme, siempre me mandoneó en eso. Yo lo respeté siempre. Con su vida privada era muy cerrado, no me permitía preguntarle. Le hacía caso en todo", contó Mabel.

La psicóloga forense Marcela Diodati explicó que el modisto posiblemente haya sido una persona muy brillante pero muy autoexigida, y que su al tener un gran amor por su trabajo "podía ser que su líbido estuviese volcada en eso"

Sin embargo, era feliz con su vida, nunca hablaba mal de nadie y no mostraba para afuera sus conflictos. Sólo quería estar en paz y pensar los nuevos diseños. 


Pero a pesar que nunca dio a conocer mucho de sus relaciones amorosas, el diseñador confesó que gracias a un compañero que conoció en su carrera de modisto, a los 20 años descubrió su homosexualidad, aunque antes haya estado de novio con una chica. "No se puede ir contra la naturaleza y lo que uno siente", explicaba Ibáñez, y contó que vivió el proceso de forma tranquila ya que nunca tuvo que sentarse a explicar los sentimientos a los padres.

Tenía 44 años cuando la muerte encontró a Ibáñez sólo en su departamento. Jorge estaba por cumplir 23 años en la profesión, desde aquel día en que su padre le regaló su primer local.