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Exclusivo DiarioVeloz - Cristina Fernández, enfurecida por las inundaciones en La Plata: ¿más de 200 muertos?

El jueves 30 de mayo se vio a la Presidente casi desencajada hablando en cadena nacional sobre las trágicas inundaciones en La Plata. Aquí te contamos en exclusiva los resultados finales que provocaron la ira de Cristina.

Por Jorge D. Boimvaser

@boimvaser

info@boimvaser.com.ar


La Presidente estaba entre abatida y decepcionada el jueves 30 de mayo tras decidir cambios en el gabinete para evitar que avanzara en su gobierno "El Club de la Pelea" (Nilda Garré versus "Súper" Berni... Agustín Rossi que no se quería bajar de la confrontación con María Eugenia Bielsa, en Rosario) y así otros casos, como que de su mesa chica se retirara casi a la oposición el periodista Horacio Verbitzky, quien supone que Arturo Puricelli en el Ministerio de Seguridad agilizará una salida represiva al asunto de la inseguridad que hoy día representa el peor escollo que enfrenta el gobierno (igual nada garantiza la gestión del nuevo ministro, que resultó de una pobreza inigualable su paso de Defensa).

Cristina Fernández tomó estas decisiones tras varias jornadas de consulta, entre el 22 y 25 de mayo, y se dio cuenta de que su posibilidad de mando estaba quebrantada. Rossi no quería saber nada con bajarse de la interna del PJ en Rosario, así como Berni se estaba probando el traje de ministro de Seguridad en reemplazo de Garré, y sus gritos de malestar se escucharon hasta en Río Turbio.

En ese estado de intranquilidad y desazón se encontraba la Presidente cuando el jueves 30 de mayo, a las 11 de la mañana, le acercaron un sobre cerrado que contenía un informe elaborado por la Universidad de La Plata, detallando por qué se habían producido las trágicas inundaciones del 2 de abril y cuáles habían sido sus consecuencias fatales.

De pronto se escucharon gritos de furia en su despacho y ninguno de sus secretarios atinó a preguntar qué ocurría.

Cristina comenzó a hacer llamadas y sus interlocutores escucharon una mujer a la que pocas veces habían conocido tan encrespada.

Algo horrible contenía el informe de la Universidad de La Plata, y no tenía sólo que ver con las obras que tuvieron que realizarse y nunca se llevaron a cabo, sino con el número de víctimas fatales que había cobrado el siniestro meteorológico.

Según los expertos de la UNLP, entre muertos directos por las inundaciones y las víctimas posteriores al diluvio, la cifra ronda entre las 200 y 280 personas.

DiarioVeloz publicó en su momento que algo irregular estaba ocurriendo en la morgue de La Plata, para que una guardia especial de policías controlase ese depósito de muertos como si hubiera algún tesoro escondido ahí dentro.

Ya se nos había dicho que entre los muertos figuraban personas indigentes, en situación de calle, indocumentadas y otros en condición similar a quienes no se incluía en el listado oficial de muertos. Algunos comentarios recibidos –a los que no dimos crédito en su momento para evitar ser apocalípticos sin pruebas-, decían haber visto cadáveres de niños florando en las cercanías de La Plata.

Al parecer hubo eso y mucho más, que ahora la UNLP o la propia Casa de Gobierno debería hacer público, porque se trata de una tragedia de la que todos los ciudadanos tenemos derecho a saber la verdad, sean quienes sean sus responsables directos o indirectos.

Suele ocurrir que las estadísticas oficiales en casos así, tipo Cromañón o la tragedia de Once, solo cuenten los muertos producidos durante las primeras horas de la tragedia, y nunca añaden los decesos posteriores ni las causas indirectas que producen nuevas muertes. En el caso de Cromañón, aparte de los chicos que cayeron en el boliche de Once hubo una incontable cantidad de víctimas posteriores, incluidos jóvenes y padre de víctimas que se quitaron la vida ante la imposibilidad de seguir viviendo en paz.

En las inundaciones de La Plata ocurrió que personas de avanzada edad murieron por paros cardíacos o comas diabéticos sólo por ver sus casas arruinadas y todo lo que deriva de una catástrofe de magnitud. No vamos a dar cuenta de casos así, porque cualquier lector puede imaginar los días posteriores a la inundación en los hogares de ancianos -quizás hasta abandonados por sus descendientes- que cuando baja la tensión tras los primeros días, nadie los asiste, y se dan cuenta de que sus vidas no tiene mucho sentido.

Las dolencias propias de la edad hacen lo suyo, y las personas sufren lo que se llama somatización, una crisis emocional que deriva en trastornos que terminan en muerte.

Tampoco trascendió oficialmente qué ocurrió en los geriátricos de La Plata y adyacencias los días posteriores al diluvio, pero si ya se sabe históricamente que una gran cantidad de esos albergues son sólo depósitos de cuerpos de ancianos sin asistencia ni control en épocas calmas, las consecuencias trágicas posteriores a la inundación de abril pasado también debe haber sido fatal para muchos.

Todos sabíamos –mucho más los periodistas que desarrollamos una intuición especial producto de la experiencia- que las autoridades de La Plata y la provincia de Buenos Aires nos estaban ocultando la verdad. La justicia daba cuentas de los muertos oficiales de las primeras horas o de los cuerpos albergados en la morgue platense, pero no más que eso.

¿Se cremaron cuerpos para tapar las evidencias reales? Puede que ese dato figure en el informe que la UNLP le entregó personalmente a Cristina Fernández. Extraoficialmente corrió esa versión, que solo podría corroborar una investigación a fondos en los crematorios de La Plata y alrededores.

Al hablar de "patéticas miserabilidades que no deben existir en autoridades con ese nivel de responsabilidad" y "desidias y falta de políticas para prever esas tragedias", la Presidente apuntó directamente a Pablo Bruera y Daniel Scioli. Ambos se hicieron los desentendidos, pero no hay otros blancos en esta materia que no sean ellos. Jamás en la historia de su gestión Cristina señaló con tanta vehemencia a los responsables de una tragedia como hizo en esta ocasión. Ni siquiera tras el episodio de Once hubo una reacción así, y sólo se supo que lamentaba el estado psicológico en el que se había sumido el entonces Secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi.

Si las autoridades de la UNLP sostienen que la inundación cobró la siniestra cifra de entre 200 y 280 muertos, ese informe debería ser dado a conocer cuanto antes. No es la cifra de una encuesta privada, es el número de muertos que provocó un siniestro natural cuyas consecuencias pudieron haberse evitado al menos en un gran porcentaje.

Ya se sabe: Dios perdona siempre, el ser humano perdona a veces, la Naturaleza no perdona nunca. Pero si además no se hacen las obras para que cuando se desate la tormenta las poblaciones estén algo guarecidas, peor que peor.