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Electro-curaciones

Un curandero implementaba tratamientos electro-terapéuticos hasta que se produjo un necesario "corto-circuito".

A través de esta sección hemos visto que a la hora de engañar, ya sea pretendiendo capacidades paranormales, milagrosas, energéticas o como mejor se las quiera denominar, cualquier recurso es válido y el ingenio y creatividad que a veces ponen al servicio del timo nunca dejará de sorprendernos. Lo que sí cuesta imaginar es a un "curandero tecnificado" que intente llevar a cabo tratamientos terapéuticos valiéndose de electricidad generada por su propio cuerpo.

Y de eso se trata lo que pretendía el maestro musulmán Moh Arief, un verdadero mago del diagnóstico y curación de enfermedades que "le ha puesto luz" a los tratamientos realizados en el Centro Terapéutico Cakra Alam de Malasia. Mediante una combinación de efectos visuales lograba impresionar a los consultantes esperanzados en encontrar una solución a sus padecimientos. Pero todo era un gran engaño que, paulatinamente, fue desenmascarado.


Un programa de la televisión coreana inició una investigación sobre las extrañas capacidades que se comentaban sobre Arief. Su fama mal ganada había trascendido las fronteras y eso lo llevó a cavar su propia tumba. Confiado en que sus trucos no podrían ser detectados, el sanador aceptó el desafío y se sometió al escrutinio de las cámaras.

Tres trucos tres

Eran los suficientes para maquillar sus poderes y embolsar el dinerillo de los incautos. Sin orden establecido, presumiblemente los utilizaba como técnica de diagnóstico, tratamiento y cura del consultante.


Para lo primero recurría a un huevo de gallina que era frotado por la cabeza y cuerpo del paciente, luego lo rompía sobre un plato y aparecía el contenido mezclado con una sustancia roja que confirmaría el "daño" de la víctima.

El plato fuerte, ya sin huevo de por medio, era la electricidad generada por su cuerpo y canalizada a través de un tubo fluorescente que era transmitida al enfermo. Por último, y para verificar la eficiencia del tratamiento eléctrico, encendía un pedazo de papel sobre el cuerpo del paciente y mágicamente desaparecía.


Diagnóstico culinario

Como he señalado en una nota anterior, las artimañas de estos estafadores con fines de diagnóstico son muy variadas y el truquito del huevo ensangrentado es una de ellas.

Cuando Arief enfrentó a los periodistas no previó que, después de su demostración con huevo propio, le entregarían otros traídos por ellos para que repita la experiencia. Igual lo intentó, sabiendo de antemano que iba rumbo al fracaso. Eso lo incomodó y levantó las sospechas que luego confirmarían: el producto avícola había sido inyectado previamente con una sustancia de color rojo.

La chancleta delatora

El paso siguiente fue poner el ojo en el mágico encendido del tubo fluorescente que utilizaba Arief con fines terapéuticos. El calzado del curandero les dio la pista, observaron que cuando producía ese efecto siempre tenía puestas sus sandalias, cosa que no ocurría cuando jugaba con un péndulo sobre el cuerpo de sus pacientes.


La sospecha fue acertada y confirmada en dos oportunidades. Mientras el curandero se deleitaba produciendo el encendido y apagado de un destornillador busca polos para demostrar su "poder energético", el camarógrafo filmó sus pies en ese instante. Y, ¡vaya casualidad!, el encendido y apagado era coincidente con un movimiento del pie derecho del charlatán.

La duda dejó de ser tal y pasó a ser una certeza cuando los periodistas tuvieron la oportunidad de escanear esa chancleta delatando que algo ocultaba en su interior.


La frutilla del postre

El trabajo de los periodistas fue impecable y la mesa estaba servida con un gran cartel que podía anunciar: "Arief es un gran fraude". Sólo faltaba reproducir sus trucos para exponerlo definitivamente. Para tal fin fue convocado el mayor experto en fraudes paranormales: James Randi.


El célebre ilusionista se presentó en el programa con todos los elementos necesarios y, uno a uno, fue reproduciendo los tres efectos del estafador. Calzado con una sandalia similar y con el mecanismo oculto correspondiente, encendió y apagó un tubo de la misma manera. Luego expuso el truquito del "huevo ensangrentado" y el del papel que mágicamente se esfumaba sobre el cuerpo de los pacientes.

Claro y didáctico, Randi puso fin a una de las tantas historias de estafas paranormales que se repiten en todo el mundo. La investigación impulsó el cierre del Centro Médico Cakra Alam y, ahora, vaya uno a saber por donde estará robando este delincuente. Al menos consta que su esposa y cómplice siguió activa ofreciendo servicios curanderiles hasta septiembre de 2011.