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El hombre que "fotografiaba el pensamiento"

Su poder para plasmar el pensamiento en placas fotográficas deslumbró a investigadores y vieron en él una nueva maravilla psíquica.

La magia de la fotografía siempre fue un gran atractivo para charlatanes con pretensiones espiritistas y paranormales [Natale, S. (2012) A short history of superimposition: From spirit photography to early cinema. Early Popular Visual Culture, Vol. 10, Issue 2]. Pero en la década del '60, irrumpe en la escena de la parapsicología internacional una nueva estrella psíquica que embriagó a los parapsicólogos con su supuesta capacidad paranormal para proyectar imágenes mentales directamente sobre películas de cámaras Polaroid. Se trataba de Theodore Judd Serios (1918-2006), lanzado a la fama como Ted Serios de la mano de un psicoanalista que fue su mayor patrocinante.


Serios había nacido en 1918 en Kansas City, Missouri (EE.UU.), y su vida había estado marcada por la enfermedad y la delincuencia. Cuando conoce en 1964 al Dr. Jule Eisenbud (1908-1999), psiquiatra psicoanalista de Denver, su rutinaria vida da un giro y, de anónimo ex ascensorista de un hotel en Chicago, se convierte en un célebre 'cobayo cuasi-experimental' en lo que se denominaba "pensamientografía" o "registro gráfico del pensamiento".

¿Qué era la "pensamientografía"?

Para los parapsicólogos, ni más ni menos que una modalidad de la psicokinesis (influencia de la mente sobre la materia), mediante la cual un sujeto podía ejercer una influencia paranormal sobre una placa fotográfica. En el caso de Serios, concretamente creían que proyectaba sus imágenes mentales directamente sobre una película fotográfica.

El Dr. Eisenbud era un convencido de los fenómenos parapsicológicos y disfrutaba en relacionarlos a cuestiones psicoanalíticas. Esta mezcla pseudocientífica y delirante persistió en su trabajo cobrando nuevos bríos cuando encontró a Serios e inició una serie de investigaciones que, al cabo de unos años, fueron condensadas en su libro [Eisenbud, J. The World of Ted Serios: "Thoughtographic" Studies of an Extraordinary Mind. Morrow, N.Y., 1967).



La curiosidad mata al psicoanalista

Su fascinación por Serios se originó cuando recibió una carta de Curtis Fuller (Presidente de la Society for Psychic Research de Illinois - ISPR) que incluía copia de un artículo de la señora Pauline Oehler (Vicepresidente de la misma sociedad) publicado en la revista Fate (1962) bajo el título "The Psychic Photography of Ted Serios" ("La Fotografía Psíquica de Ted Serios"). En dicho artículo se hacía referencia a una serie de pruebas que se habían llevado a cabo con Ted Serios en las que había proyectado mentalmente imágenes sobre películas Polaroid y simplemente mirando a la lente de la cámara con una intensa concentración.

También reprodujeron "ejemplos de estas 'fotografías psíquicas', que incluían varias escenas callejeras, los jardines del Taj Mahal, el Pentágono y la cúpula de la Casa Blanca -todas eran bastante borrosas pero reconocibles - y el pórtico del Museo de Historia Natural de Chicago, el cual apareció en una sesión presenciada por un paleontólogo del staff de dicha institución", señalaba Eisenbud con entusiasmo. Y lo más importante: "De acuerdo al informe, las condiciones en que se llevaron a cabo una serie de tests con el señor Serios durante un período de meses por 'un número de científicos, fotógrafos y otros observadores inteligentes' eran bastante adecuadas para descartar las posibilidades ordinarias de fraude o colusión", agregaba el parapsicoanalista maravillado [p. 13].


Por si fuera poco y para reforzar la imposibilidad de engaño, se consignaba la consulta a Stanford Calderwood, Vicepresidente de la Polaroid Corporation. En una breve respuesta postal a Curtis Fuller subrayó que una adulteración previa del film "sería un procedimiento largo y complicado por medio de la prestidigitación, especialmente si tenía que fotografiar dos o tres imágenes (o pensamientos) sobre el mismo rollo sin tener que recargar la cámara y sin la oportunidad de sustituir algo por delante o por detrás de la lente".

Así fue como Eisenbud, al principio con cierta desconfianza y advertido sobre el problema de alcoholismo de Serios, decidió tener un primer encuentro para que le demostrara sus poderes. Viajó a Chicago y el 3 de abril de 1964 -en la habitación 1320-W del Hotel Palmer House- su sueño se hizo realidad.

El esperado encuentro duró unas cuantas horas y, entre trago y trago, Serios desplegó parte de su potencial dejando absorto al inocente discípulo de Freud con un par de instantáneas borrosas. Fue el inicio de un largo periplo en el que ambos, Eisenbud como representante y Serios como estrella, se convirtieron en los "Abbott y Costello" de la parapsicología.



El dato que faltaba

En los ensayos prelimares que realizó Eisenbud con Serios en esa oportunidad, apareció un elemento que no se había mencionado en la reseña sobre el artículo de la revista Fate. Se trataba de un pequeño adminículo, denominado "gismo", que consistía en un pequeño cilindro de cartulina de 2,10 cm de alto y 1,87 cm de ancho, y que Serios colocaba sobre la lente de la cámara antes de ser disparada. Este objeto, en apariencia inofensivo, era el que -según él y aceptado por Eisenbud- necesitaba "para mantener sus dedos aislados de la lente y al mismo tiempo limitar la cantidad de luz e imágenes de alrededor" [p. 24].

De esta manera y con el "gismo" siempre a cuestas, trabajaron durante años y en largas sesiones en las que el psíquico se manejaba con total libertad para sus 'registros gráficos del pensamiento'.


Así clasificaba Eisenbud las producciones de Serios: "Las impresiones obtenidas en las sesiones con Serios eran de cuatro tipos: a) las "normales", imágenes de su rostro un tanto fuera de foco (o trozos más grandes de su persona, como si estuviera a varios centímetros de distancia de la cámara, sostenida por otros); b) las "blanquitas", que salen como si hubieran estado demasiado expuestas a pesar de que se había impedido que la luz llegara a la película; c) las "negritas" que salen completamente, o casi completamente negras, en circunstancias en que era dable esperar la aparición de imágenes; y d) imágenes como de fotografías de un tipo distinto del que debía aparecer normalmente. La mayor parte de éstas cubrían los 7,10 por 9,40 centímetros de impresión de la Polaroid comúnmente en uso. Entre abril de 1964 y junio de 1967 se registraron más de 400 imágenes de este último tipo, dedicadas a más de 100 temas distintos, después de lo cual tuvieron prioridad las 'negritas'." [Eisenbud, J. Psychic Photographic and Thoughtographic. En Psychic Exploration: A Challenge for Science, E. D. Mitchell et al. (J. White, Ed.), Putnam's, N.Y., 1974, (versión en castellano "Parapsicología de lo desconocido", Edic. Hormé, (9) 1983, p. 147)]


Un personaje complejo

El propio Eisenbud no sólo reconocía que "no tenía mucha experiencia en la investigación con sensitivos o supuestos médiums", sino que, además, admitía que estaba frente a un sujeto muy particular: "Ted Serios manifiesta una conducta patológica con muchos desórdenes de carácter. Él no se rige por las leyes y costumbres de nuestra sociedad. Ignora los servicios sociales y ha sido arrestado muchas veces. Su personalidad psicopática y sociopática se manifiesta de muchas otras maneras. Él no manifiesta autocontrol y llorará, protestará y golpeará su cabeza contra el suelo cuando las cosas no se hacen a su manera." Así y todo esto no hizo mella para que Serios impusiera sus condiciones y manipulara las sesiones a gusto.

El dato aún más decisivo es que el Dr. Eisenbud carecía totalmente de conocimientos de Ilusionismo y, según afirma en una nota a pie de página, su intento por hacer participar a profesionales de la Sociedad Americana de Magos fue infructuoso [p. 110]. Pero, a renglón seguido, menciona que justo antes de enviar a imprimir su libro, el mago-parapsicólogo William E. Cox (miembro de esa sociedad) "tuvo una oportunidad de observar a Ted produciendo algunas negritas bajo las mismas condiciones en que produce imágenes cuando sostiene él mismo la cámara y el gismo". Luego dice que Cox concluyó: "Declaro en forma absoluta e inequívoca que ninguna lente o microfilm podría ser escondido en un gismo cilíndrico bajo esas condiciones. Ni remotamente son concebibles técnicas de magia bajo esas condiciones."

O sea que Cox sólo fue testigo de la producción de "negritas" y no de imágenes. Para lograr ese tipo de fotos -que a Eisenbud le llamaba tanto la atención- es suficiente con impedir que ingrese luz a través del gismo y no es necesario esconder nada dentro. Tampoco es relevante el testimonio de un señor que era más parapsicólogo que mago y un fiel creyente de lo paranormal. Además, William Cox cuenta entre sus antecedentes el haber sido engañado por Uri Geller [Cox, W. E. (1974) Note on some experiments with Uri Geller. Journal of Parapsychology, 38, 408-411] y estar sospechado de ser autor o - al menos-cómplice de un mentado fraude en experimentos de psicokinesis [Hansen, G. P. (1985) A critique of Mr. Cox's mini-lab experiments. Archaeus, 3, 17-24].

Un tubito no tan inofensivo

El cilindro que solía utilizar Serios fue lo primero que despertó sospechas por parte de los escépticos. Los resultados que él obtenía eran erráticos y las sesiones se extendían por horas para, a veces, obtener alguna que otra imagen más o menos clara del tipo "d".

En 1967 los editores de la revista Popular Photography se mostraron interesados en las proezas de Serios y concertaron una cita con Eisenbud para poder examinarlo. Era la gran ocasión para confirmar o refutar lo que se venía sosteniendo sobre sus maravillosas fotografías del pensamiento. Fue así que se envió un equipo de expertos integrado por tres ilusionistas: Charles Reynolds y David B.

Eisendrath, ambos fotógrafos profesionales, y el reconocido matemático Persi Diaconis.

El encuentro fue un fiasco pero también revelador. Las famosas psicofotografías brillaron por su ausencia pero el "gismo" pasó a ser central en el informe que prepararon Reynolds y Eisendrath para la revista [An Amazing Weekend with Ted Serios. Popular Photography, October, 1967]. Es más, durante una de las sesiones Reynolds y Diaconis observaron un movimiento sospechoso de la mano de Serios y pidieron examinar el cilindro. La negativa de Serios fue inmediata y lo guardó. Su molestia fue manifiesta pero luego lo sacó y se lo entregó a Eisenbud. Era tarde, si ocultaba algo dentro del cilindro ya no había forma de verificarlo.

Las conclusiones de los autores fueron bastante precisas en cuanto a la forma en que Serios podría haber estado fabricando supuestas fotografías del pensamiento. Con sólo tener oculto un cilindro (o varios) más pequeño y que contenga un vidrio de aumento en un extremo y una diapositiva en el otro, podía deslizarlo dentro del "gismo" luego de ser examinado y descargarlo una vez que se tomó la foto y haya logrado su objetivo.


A continuación invito a ver el siguiente video con la participación de ambos en el programa "Arthur C. Clarke´s World of Strange Powers" (1985), donde reprodujeron con exactitud lo que escribieron en aquel devastador informe de Popular Photography.

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Mi fotografía del pensamiento fue una yegua

Aún conservo en mi baúl de recuerdos la vieja Polaraid y la "fotografía psíquica" que tomé después haber visto esa participación de Reynolds y Eisendrath. Para la ocasión busqué entre las diapositivas que tenía para ilustrar conferencias y me decidí por un afiche de "Lady Wonder", una hermosa yegua que con sus "poderes telepáticos" dejó perplejo al parapsicólogo Joseph B. Rhine y su esposa [Rhine, J. B. y Rhine, L. E. (1929) An investigation of a mind-reading horse. Journal of Abnormal and Social Psy chology, Vol. 23, pp. 449-466].

Coloqué la transparencia en un llavero-visor que, por entonces, se solía vender en los comercios de fotografía o bien lo recibías con tu foto en algún espectáculo. Saqué la tapita posterior donde va insertada la diapositiva y adherí la de Lady Wonder en ese extremo. Luego enrollé una cartulina formando un tubo y dentro coloqué el llavero-visor. El conjunto de esos elementos lo puse frente a la lente de la cámara, disparé las fotos y con ese "gismo" improvisado y tramposo obtuve las "pensamientografías" que verás en la próxima foto.


Después de este gran deschave el fenómeno Serios fue decreciendo paulatinamente hasta desaparecer. Hubo algunos intentos por parte de otros parapsicólogos, igual de ingenuos que Eisenbud, pero no fueron mejores ni exentos de las mismas críticas [Stevenson, I. y Pratt, J. G. (1968) Exploratory investigations of the psychic photography of Ted Serios. Journal of the American Society for Psychical Research, 62, 103-129]. Como bien señalara George Hansen al respecto: "Toda la evidencia sugiere que es más improbable que los investigadores no entrenados [en Ilusionismo] detecten el engaño. La carga de la prueba está sobre aquellos que sugieren lo contrario" [Hansen, G. P. (1990) Deception by subjects in psi research. Journal of the American Society for Psychical Research, 84, 25-80].

La original forma de Serios para embaucar parapsicólogos, al menos sirvió como fuente de inspiración para los productores de series televisivas. En el capítulo "Unruhe" (episodio 4 de la cuarta temporada de 1996) de la conocida serie "The X- Files", el hilo conductor es la "fotografía del pensamiento". Ted Serios fue el inspirador de su autor (Vince Gilligan) y es mencionado en una escena por el co-protagonista David Duchovny en su rol de Fox Mulder.  Al final de cuentas, no está mal que la ficción se "ficcione".