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El filósofo nerd más roñoso del mundo

Un escritor neoyorquino abandonó jabón y champú por un año. La experiencia continúa y su mujer todavía no se queja.

Hacia fines de diciembre de 2009, el conocido filósofo de la red, Sean Bonner leyó un artículo escrito por un blogger anónimo, un tal Richard Nikoley. Allí, el usuario explicó que iba a prescindir de todo producto químico para lavarse el cuerpo y el cabello. "Desde hoy sólo lo haré con agua pura y dura", decidió.

Bonner enseguida pensó que estaba ante "un sucio hippie" y sintió lástima por él. Pero al mismo tiempo sintió curiosidad y continuó leyendo la nota.

"Todas las cosas suceden por alguna razón", explicaba Nikoley en aquel texto, y Bonner decidió que tal vez una de las razones por las cuales usaba champú y jabón era que siempre había creído necesario hacerlo. "Nunca me lo había cuestionado, y ahora que me lo cuestionaba no encontraba respuestas convincentes. Tal vez, esas sustancias estaban jugando con la química de mi cuerpo y creando necesidades que yo no poseía".

A un año de iniciada la experiencia (sólo se toma una ducha diaria de cinco minutos, y ni siquiera usa desodorante), Bonner concluyó que no tiene mal olor. Es más, su esposa suele destacar "lo bien que huele".

El escritor postula que ya no tiene problemas con la caspa, que ahora atribuye a la crema de enjuague a la que renunció, asegura su cabello está "más suave y controlable que nunca" y venera a su piel, que ya no es más reseca ni grasosa sino saludable.

La consigna de Sean Bonner es "cambiar el mundo, un píxel a la vez". Su despedida del detergente o del dentífrico es parte de su filosofía nerd. "No me puedo imaginar usando jabón o champú de nuevo", dice, cual líder de un inesperado movimiento contra afeites, cosméticos y cremas.

También proclama haber descubierto un beneficio extra, que no será revolucionario pero suena bastante realista: "Ahora tengo menos basura de la que preocuparme al viajar". Hace poco, sin ponerse colorado, propuso en su blog que, cuando asistan a una conferencia suya, se acerquen a oler su piel.