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El conmovedor relato de Juan Pablo Varsky sobre la muerte de su madre

El periodista emocionó a sus oyentes con un emotivo recuerdo de su mamá.

Juan Pablo Varsky perdió a su madre hace algunos días a causa de un cáncer de páncreas que fue detectado tarde por sus médicos. El periodista compartió con los oyentes de su programa en radio Metro un emotivo mensaje de despedida.


"Es increíble cómo la dimensión del tiempo cambia. Es fulminante... son seis semanas en las que te pasa de todo, y llega un momento en que el reloj se transforma en uno de arena, y los segundos se convierten en horas. Ahí estábamos, mis hermanas y yo durmiendo en la clínica, mirándola, dándole besos, hablándole con la certeza de que eso no la iba a despertar, pero sí le iba a llegar", recordó.

El periodista también se preguntó: "¿Seis semanas? ¿Dónde está mi mamá? ¿Aquella persona que iba a caminar todos los días? Que tenía una vida recontra activa, con sus hijos, nietos, con su pareja. ¿Es esa que está ahí sobre la cama esperando que un corazón deje de latir? Y era la misma persona".

Pero además, el conductor de 'No somos nadie' reavivó el debate de la eutanasia o la muerte digna cuando contó que su madre "se quería ir. Nos lo dijo a mis hermanas y a mí". Varsky explicó que junto a su mamá, sus dos hermanas, su padre y la última pareja de ella habían hecho "un pacto" para que "ante la mínima situación de sufrimiento íbamos a estar de acuerdo en respetar ese pacto".

"No había nada, salvo morir con dignidad. No voy a ponerme a opinar sobre la ley de eutanasia y muerte digna porque soy un caso particular, pero cuando en algún momento vuelva a tocarse el tema, es una buena oportunidad para que las personas que hemos pasado por esa situación, contemos la experiencia y seamos escuchados", explicó Varsky.

El relato completo de Juan Pablo Varsky:

Arranqué el programa agradeciendo el acompañamiento en este momento tan triste. Hace seis semanas, me llamó mi hermana y me dijo que mi mamá no estaba bien. Los estudios eran para confirmar que tenía cáncer de páncreas, con metástasis en hígado y otros lugares más, esos en los que no hay nada que hacer.

Fueron etapas que se van dando de manera fulminante. Que el clínico, que el oncólogo, que la quimioterapia que no funciona...

Si tienen algún problema con su mamá, soluciónenlo ahora, ya. Esto pasa, no pierdan más tiempo. Le pude decir antes, durante y hasta el último día lo que la amé y la admiré.

El martes, mamá se quería ir, nos lo dijo a mis hermanas y a mí. Habíamos hecho un pacto, junto con su pareja, José, y con mi papá, que la amó durante 30 años, que no iba a sufrir. Que ante la mínima situación de sufrimiento íbamos a estar de acuerdo en respetar ese pacto.

No había nada, salvo morir con dignidad. No voy a ponerme a opinar sobre la ley de eutanasia y muerte digna porque soy un caso particular, pero cuando en algún momento vuelva a tocarse el tema, es una buena oportunidad para que las personas que hemos pasado por esa situación, contemos la experiencia y seamos escuchados.

Es increíble cómo la dimensión del tiempo cambia. Es fulminante... son seis semanas en las que te pasa de todo, y llega un momento en que el reloj se transforma en uno de arena, y los segundos se convierten en horas. Ahí estábamos mis hermanos y yo durmiendo en la clínica, mirándola, dándole besos, hablándole con la certeza de que eso no la iba a despertar, pero sí le iba a llegar. Con la tranquilidad de que no estaba sufriendo ya.

Y el tiempo va a una velocidad supersónica... ¿Seis semanas? ¿Dónde está mi mamá? ¿Aquella persona que iba a caminar todos los días? Que tenía una vida recontra activa, con sus hijos, nietos, con su pareja. ¿Es esa que está ahí sobre la cama esperando que un corazón deje de latir? Y era la misma persona...

El reloj se hace de arena, el tiempo pasa de otra forma, y la cabeza empieza a encontrar mecanismos... por ejemplo, hacer chistes. Encontrar en el humor una cura, una salvación. Sí, se hacen chistes con algo que a la distancia parece intocable...

A las 8:25 del domingo el corazón de mi mamá dejó de latir. Ya nos habíamos despedido de la mejor forma: en paz y con una promesa de un pacto que cumplimos y seguiremos cumpliendo. Porque le pedimos a mi mamá que nos siguiera cuidando, como nos cuidó en estos 68 años, 45 de madre.

Mi mamá sí era la mejor de todas, la más linda de todas. En una ceremonia que hicimos, el rabino Dani Goldman dijo una frase que me pareció maravillosa: "La muerte puede con todo lo que iba a pasar, pero que finalmente no pasa. Pero la muerte no puede con todo lo que hubo". Y por suerte pudimos compartir muchas cosas con mi mamá.

El lunes cuando la enterramos quise leer este texto de San Agustín que se llama "La muerte no es nada".

Si hay una persona que tuvo mucho que ver con que yo estuviera acá, y que me dio mi primera oportunidad de trabajo, esa era mi mamá. A ella está dedicado este y todos los próximos programas que yo haga.