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El bosque de los suicidas

En Japón, nueve de cada diez suicidas de la región eligen este paraje para quitarse la vida. ¿Por qué van a dejar sus cadáveres allí? Ninguna hipótesis suena convincente.

Aokigahara es un bosque de cerca de 3000 hectáreas ubicado en la base del Monte Fuji, en Japón. También se lo conoce como Mar de Árboles. Se trata del sitio más popular para suicidarse en todo el país: más de 500 personas abandonaron sus cuerpos en Aokigahara desde 1950 hasta hoy. Sólo en 2002 fueron hallados los restos mortales de 78 personas.

El macabro prestigio de la arboleda mortal se acaba de renovar con el estreno de "El Bosque", dirigida por Shan Serafín, primera película en inglés que usa la locación para filmar una historia de demonios, muertos y fantasmas, basada en un caso real. En 2004, Takimoto Tomoyuki estrenó una película japonesa titulada "Jyukai. El Mar de los Árboles Detrás de Monte Fuji". Un episodio memorable de aquel rodaje fue un comentario de Takimoto, quien reveló a la prensa que había encontrado en el sitio una cartera con 3700 dólares. Cierta o no, la anécdota disparó el carroñerismo humano en la zona.

La exuberante vegetación crece sobre roca volcánica. Y entre sus principales atractivos están las llamadas Cueva de Hielo y la Cueva de Viento. Un mito sobre el Bosque de Aokigahara dice que los depósitos magnéticos de hierro que yacen allí hace que los GPS dejen de funcionar, causando extravíos y delirios suicidas. Y, como es de rigor, la proliferación de historias de monstruos y fantasmas contribuye a aumentar su prestigio siniestro.

Para muchos, la preferencia de este lugar para pasar a mejor vida se debe a la publicación, en 1960, de la novela del escritor Seicho Matsumoto, "El Mar Negro de Árboles", donde dos personajes se suicidan en ese bosque. A lo mejor, el libro no hizo más que potenciar una realidad preexistente, ya que desde el siglo XIX los granjeros pobres y sin voluntad de vivir iban allí a despedirse de este mundo cruel. Otros aseguran que los casos aumentan al finalizar el año fiscal, siendo los agobiados por deudas y situaciones económicas difíciles los que eligen la salida final.

Cada semana, la policía recorre el lugar buscando cuerpos inertes. De hecho, hay una serie de caminos marcados con cintas plásticas que son utilizados para la "recolección anual de cuerpos". Grupos de voluntarios se aventuran en el verde a buscar cadáveres. Lindo lugar para ir a sacarse el estrés de encima ¿no?