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Derecho a vivir sin violencia

El último informe realizado por el Observatorio de Femicidios en la Argentina, que impulsa La Casa del Encuentro, una asociación civil que trabaja en la defensa de los derechos de las mujeres, reveló que sólo en el primer semestre de este año dos mujeres fueron asesinadas cada tres días en el país.

Según el estudio, la suma de casos registrados en ese período en las distintas provincias y en la Ciudad Autónoma de Buenos dio como resultado un total de 206 asesinatos de mujeres, un 19 por ciento más de los denunciados en el mismo período. Cabe aclarar que el término "femicidio" aún no fue admitido por la Real Academia Española, pero cada vez es más empleado en las organizaciones que luchan por los derechos femeninos para hacer notar que existe una naturalización en la sociedad de la violencia que ejercen los hombres hacia las mujeres.

En el libro Por el derecho a una vida sin violencia, publicado por el Instituto de Género, Derecho y Desarrollo, se observa que el lenguaje es uno de los vehículos a través de los cuales se transmiten "modelos de masculinidad agresivos y violentos"; y que muchas veces "se difunden los hechos de violencia como si fueran producto de la pasión", y de esta manera se terminan naturalizando los abusos cometidos contra las mujeres. El femicidio se define entonces como una de las formas más extremas de violencia hacia las mujeres.

El término, aseguran quienes defienden su empleo, pone al descubierto que la muerte de las mujeres en manos de sus parejas varones no son producto de la casualidad, ni de conductas patológicas. El concepto fue empleado formalmente por primera vez ante el Tribunal Internacional de Crímenes contra las Mujeres que se celebró en 1976, en Bélgica, y desde entonces intenta reemplazar a términos como "homicidio" o "asesinato", que ocultan el problema de fondo, de carácter social y no personal o privado como suelen presentarse ante hechos de características aberrantes.

El sonado caso de Wanda Taddei, que falleció por las quemaduras que le habría provocado su pareja tras rociarla con alcohol y luego prenderle fuego en medio de una discusión; y el más reciente hecho ocurrido en Santiago del Estero, de características similares, que tuvo como víctima a una joven de 23 años que permanece internada con graves quemaduras, así como otros episodios parecidos denunciados en distintos puntos del país —13 en total, según los registros del Observatorio de Femicidios— revelan la existencia de un problema grave que, desde luego, no es exclusivo de la Argentina. Según la ONU, a nivel mundial la mitad de las mujeres que mueren en circunstancias violentas son asesinadas por su actual o ex pareja; mientras que más del 80 por ciento de las víctimas del tráfico de personas son mujeres.

El informe del Observatorio de Femicidios en la Argentina revela, además, que en siete de cada diez hechos violentos que terminaron con la muerte de una mujer, el autor del crimen o quien está sospechado de haber sido el autor del homicidio fue el novio, esposo o la ex pareja de la víctima. Un dato que llama la atención es el que indica que en 26 de los casos registrados este año, el agresor imputado tenía denuncias previas de violencia de género; mientras que en cinco tenían prohibición de acercarse al hogar. Más cifras arrojadas por el sondeo permiten profundizar en la problemática: siete de cada diez mujeres asesinadas tenía entre 19 y 50 años. Un 37 por ciento de las víctimas fue asesinado a balazos, un 20 por ciento, a puñaladas, 18,5 por ciento a golpes, 10 por ciento, degollada y otro 10 por ciento estranguladas.

Un 5 por ciento, en tanto, murió como consecuencia de quemaduras o directamente incineradas. El vínculo más frecuente entre víctima y victimario es el de pareja: en el 37 por ciento de los casos, el imputado era el esposo, concubino o novio; en el 30 por ciento, un ex. Si bien la sanción de la Ley 26.485, de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres, ha sido un paso adelante, es evidente que todavía queda mucho por hacer para prevenir y erradicar este flagelo. Para finalizar, vale recordar las palabras del secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, al lanzar la campaña para poner fin a este problema de la sociedad: "La violencia contra las mujeres es siempre una violación a los derechos humanos. Es siempre un delito. Es siempre inaceptable".