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Crisis europea: ¿gobiernos o juntas de acreedores?

Por Marcelo Cantelmi* A los cambios de gobierno en Grecia e Italia, provocados por el marasmo financiero y la falta de respaldo a los ajustes, llega ahora el turno de España con parecidas recetas.

Si se tratara de soldados podría ya visualizarse una armada desplegándose por Europa con el comando en Berlín disponiendo la ofensiva. Hace pocos días asumió un gobierno a tono en Grecia, a las pocas horas se inauguró el de Italia y este fin de semana tomará la posta española el también "germano" Mariano Rajoy al frente del Partido Popular.

Esta Europa que "se alemaniza" a pasos agigantados muestra, además, hasta qué punto se desconfía de la democracia. El nuevo gobierno griego de Lukas Papademos, un ex vicepresidente del Banco Europeo, es una coalición no votada entre la centroizquierda del Pasok y la derecha de la Nueva Democracia pero que incluyó al ultraderechista Laos que difícilmente treparía hasta ese podio por obra de las urnas. En Italia el ingenio creado por el economista Mario Monti, sucesor del gran causante del caos que sufre la península, el magnate populista Silvio Berlusconi , es un gobierno en el cual se omitió a la dirigencia política; "lo que facilitará la tarea" según aseguró el flamante premier como si sólo de eso se tratara. El ejemplo italiano, como el griego, es el de una dirección ejecutiva armada de modo superestructural sin el respaldo de los votantes. Pero en el caso de Roma, añade la excepcionalidad de que el superministerio de Desarrollo Económico será ocupado por el gerente del banco Intesa SanPaolo Corrado Passera, la misma entidad que despachará a una de sus funcionarias para ocupar la cartera de Trabajo. Si se tiene en cuanta que el Intesa SanPaolo es el mayor acreedor del Estado italiano con una exposición a los bonos del país de 64.300 millones de euros, el gabinete de Montiparece asimilarse más a una junta de acreedores que a un gobierno destinado a revivir a Italia.

En España, al menos, mañana la gente votará. La gran ventaja que los populares sacaron según las encuestas a los socialistas puede explicarse en aquella idea simple del vigor que el original suele reservar sobre la copia. Es un voto de despecho contra el PSOE, que cambió su discurso contenedor y cumplió a rajatabla con las consignas del sacrificio en el altar del ajuste.

El desastre electoral de los socialistas debería tener un gran valor simbólico para el PP porque adelanta la reacción de la población frente a la noción de que el crecimiento llega después de que se ha emprolijado la casa en los términos del mercado, es decir preservando la tasa de acumulación del sistema. La diferencia con la receta que trae Rajoy será sólo el tamaño agigantado de la dosis del mismo jarabe.

Es interesante notar que en los tres casos citados hasta aquí, Grecia, Italia y España la fórmula del recorte y la reestructuración no ha mostrado resultados . Eso también es un dato elocuente. El carácter germánico de los tres modelos nada ha garantizado y el riesgo país en ese trío se disparó a las nubes, a despecho de la vocación fiscalista de sus gobiernos.

Puede entenderse el fallido en el caso de Atenas, cuyo drama ya terminal obligó al nuevo gabinete "técnico" a admitir que este año la economía acabará con un déficit de 9% contra 7,6% que estaba comprometido porque el país no recauda lo suficiente, y los recortes causan un efecto inverso al buscado. En los casos de Roma y Madrid, el aumento de la tasa que deben pagar para financiarse acaba por desnudar que no es sólo el ajuste lo que está en el arenero de esta batalla. Rajoy se reunió dos veces con la jefa de gobierno alemana Angela Merkel para buscar una sintonía que serene incertidumbres. Lo que pactó, según la prensa económica española, es que Madrid pueda recurrir a unos 100 mil millones de euros de ayuda financiera europea que incluiría otros 50 mil millones para las autonomías. Eso seríaa cambio de un recorte de 30 mil millones en el gasto público y una radical reforma laboral.

"Las preocupaciones españolas son también las de los alemanes", soltó hace unos días Merkel en un gesto cómplice de esas charlas.

¿Por qué entonces el acoso de los mercados? Hay demasiadas luces rojas.

España debe refinanciar el año que viene entre deuda pública y privada 350 mil millones de euros, según elEconomista.es.

La cifra es similar a la que necesita Italia. Ese año toda Europa deberá buscar plata por cerca de 800 mil millones de euros y el fondo europeo apenas sobrevive con 200 mil millones para rescates. Es por eso que el mediano plazo es un destino milenario. Nadie sabe lo que ocurrirá en el siguiente amanecer. Para peor la constelación europea se encamina a un enfriamiento severo de la economía en 2012.

Francia, socio central de Berlín, ya está contaminado, su riesgo país está en alza y, como Alemania, redujo a la mitad su expectativa de crecimiento .

En la Casa Europea sucede en parte algo que los argentinos pueden traducir con sencillez, especialmente por la didáctica de su propio presente.

En las épocas de bonanza se ejecutó un excesivo gasto público que rompió los pactos de déficit en la eurozona, proceso elocuente en España, y en Italia pero también en las economías periféricas que, además, se endeudaron de modo exponencial.

La crisis global que estalló hace tres años destruyó el sistema de acumulación, y sobrevino este parate.

Aquel estímulo a destiempo es el que debería ahora estar aplicándose para generar mayor actividad, como intenta hacer la Reserva Federal norteamericana de Ben Bernanke que inunda de dólares la plaza . Eso es lo que las usinas más pragmáticas le demandan al Banco Central Europeo: que opere como prestamista de última instancia y emita euros con la garantía cooperativa de sus patrocinantes nacionales. Alemania el mayor dueño de esa caja, se opone para preservar su economía que, de paso, está recibiendo enormes flujos de dinero que huyen a la calidad. Pero es un éxito efímero y que revela las dificultades del liderazgo europeo para enfocar este presente con una visión de futuro.

Berlín vende más del 60% de su producción a la eurozona, de modo que si se enfría el consumo no habrá blindaje, perderá mercados, ingresos e impuestos. La deuda alemana medida contra PBI es, por lo demás, superior a la de España. Eso significa límites que se harán más visibles en tanto se amplié este abismo. Así, Europa mientras debate con qué velas navegar este océano, ha destruido parte ya de sus herramientas anticíclicas, crece sólo el 1% pero su inflación es del triple.

Ese callejón se hace aún más oscuro si se impone el rito de menos y no más democracia. Si el retroceso es ese no debe asombrar que el sistema de representación se reconstruya a los tumbos en las calles en las formas de una protesta indignada como si hubiera que volver a fundar todo el tiempo lo que ya existía.