Condenado a 11 años de cárcel por matar a barra de Excursionistas a martillazos
Un hombre fue condenado a 11 años de cárcel por el asesinato a martillazos del jefe de la barra de Excursionistas.
Fuentes judiciales informaron a JusticiaCero.com que la Cámara de Casación Penal confirmó el fallo del Tribunal Oral 5 que condenó a Nicolás Sanz por el asesinato de Alejandro Luis Florio.
La sentencia fue confirmada por la Sala IV de la Cámara Federal de Casación Penal integrada por los jueces Juan Carlos Gemignani, Mariano Hernán Borinsky y Gustavo M. Hornos.
El acusado alegó que se trató de un caso de legítima defensa y que no recordaba qué pasó después del primero de los martillazos.
El homicidio fue el 1 de mayo de 2012 en el departamento ubicado en el 4to piso C del edificio de Araoz 2916.
En ese departamento, cohabitaban víctima y victimario.
Según el fallo, Sanz no sólo mató a martillazos a Florio sino que además pretendió ahorcarlo con una soga.
Durante el juicio, Sanz trató de posicionarse como víctima de un ataque, y su defensa buscó declararlo además inimputable por su adicción a las drogas.
"No me acuerdo qué hora era, pero en un momento yo salía del living y [Alejandro Luis Florio] estaba junto a la mesa y apareció con un martillo en la mano viniendo para donde yo estaba", relató ante los jueces.
"Yo tomé el cuchillo que estaba sobre la mesa, le pedí que no se acerque, se tiró encima de mí, me agarró de las muñecas, forcejéo, el cuchillo se cae al piso o me lo sacó, no sé, no lo tenía más en la mano. Y ahí aproveché y salí corriendo por un costado de él, con el martillo que estaba en el piso, lo levanté, giré y le tiré un golpe a la altura de la cabeza y como ya conté, después de ahí no me puedo acordar absolutamente más nada de lo que pasó", dijo en su indagatoria.
Luego agregó: "La otra imagen que tengo es que estoy arriba de él, todo ensangrentado y estábamos en la cocina, ya no estábamos en el living, me levanté, me dolía mucho el cuerpo y estaba muy asustado y me fui para el lado del baño. Vomité y cuando llegué a la ducha, me metí debajo de la ducha vestido, (...) Después de eso tomé ropa seca, me cambié y me fui del departamento coloqué el martillo y los celulares adentro de la mochila y un poco de plata y me fui a ver a mi amigo Sebastián" . Los jueces de la Casación descartaron tanto el argumento de la legítima defensa como la inimputabilidad, y confirmaron la sentencia.