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Cómo pasar fin de año y sobrevivir en el intento

Transitamos los últimos días del 2011, y con la llegada de un nuevo ciclo nos volvemos más ansiosos, exigentes, ambiciosos, sensibles y nostálgicos. DiarioVeloz.com hizo un informe especial para que conozcas por qué nos sucede y qué podemos hacer para evitarlo.

*Por Sofía Tarruella
@msofiat
Starruella@diarioveloz.com

A pocos días de que comience un año nuevo se tiene la sensación de que el fin del ciclo es un tope trascendental y debemos concretar todo lo quisimos, deseamos, o creemos que deberíamos hacer, antes de que termine el año.

¿Por qué si no es antes del 31 ya no será, o, por el contrario, si pasa esta fecha "ya fue" es demasiado tarde?

Para la Lic. Lila Isacovich, psicoanalista y directora de la Fundación Buenos Aires "esa vivencia del tiempo es un indicador de que estamos haciendo operar el "31" como un límite. Algo que perseguí durante un tiempo -supongamos todo este año - y no logré consumarlo hasta ahora, se me impone hacerlo sí o sí antes de terminar el año. Eso puede incidir favorablemente o no tanto. Pero si funciona, muchas veces permite concretar en días lo que no fue posible durante meses: un proyecto laboral, un encuentro afectivo, concluir tareas pendientes, ordenar cuestiones, tomar decisiones importantes, asumir riesgos, hacer elecciones".

Por su parte la psicoanalista Graciela Blanco sostiene que "es una formalidad ceer en el fin de año, y sobre todo, creer que el próximo es un cuaderno sin estrenar, con todas sus hojitas en blanco, donde no vamos a ser tan desprolijos como en el que pasó. La gente tiene ansiedad depresión y sufrimiento en diferentes momentos, y felicidad en otros".

Esta situación y la razón por la cual lo vivimos de esta manera, debe ser pensado si tenemos en cuenta que, desde un punto de vista objetivo, no es cierto que una fecha, un día o una celebración sea un tope, límite o freno real a nuestros planes.

"¿Cómo puede cambiar tan rápidamente la perspectiva, solo por el hecho de avecinarse el final? Quizá este tiempo nos dé la pauta de la verdad que Freud encontró y llamó teoría pulsional: que la combinatoria del Eros -pulsión de vida - y Tánatos -pulsión de muerte- es lo que está en la base del conflicto que motoriza la vida. Una verdad que parece de Perogrullo: no hay vida sin muerte, y que es precisamente ese límite lo que da sentido a la vida", sostiene Isacovich.

Por esto, la directora de la Fundación Buenos Aires sostiene que "no debería sorprendernos que la cercanía de ese límite eche a andar la energía vital y el despliegue del deseo frente al fin del año. Dirán, con justa razón, que el fin del año no es el fin de la vida, no es la muerte. Pero eso no obsta que para muchos lo represente, como marca de corte, como frontera".

Sobre las principales crisis o problemas que asoman en estas fechas, Isacovich sostiene que, en términos generales, todas pueden englobarse dentro de la insatisfacción.

"Las cuentas pendientes con uno mismo o con los otros, los proyectos no realizados, el tiempo que pasó rapidísimo, las dificultades para concretar cosas, cuando no las pérdidas. Si durante el año que termina se tuvo la mala suerte de haber soportado pérdidas, sean afectivas, económicas o de otro orden, en estos días suele recrudecer la sensación de la falta", añade.

Frente a esto, la especialista asegura que "no hay nada ni nadie que pueda evitarnos atravesar un duelo, y, si estamos en un momento de cambios o replanteos, es necesario tomarlos tal como son, sin pasarlos por alto. No tenemos más remedio que asumir el tiempo que nos toque vivir, se trate de una pérdida, una elección o un cambio de rumbo".

Al fin y al cabo, quizá, uno siempre puede permitirse atravesar esta etapa según las propias necesidades, "pensando que el fin de año no es el fin de la vida, que entre el 31 de diciembre y el 1 de enero no hay más que 24 hs. como todos los días, aunque representen un fin y un comienzo. Si uno logra ser consecuente con su deseo, no hay fin ni principio, sino un fluir, un devenir. Y es una buena oportunidad para hacer lo que tengamos ganas, sin demasiadas concesiones, lo que nos represente genuinamente".

"Una buena idea para evitar conflictos es no crearlos, la otra es no vincularte, la otra es que no te importe. Mi perspectiva es que los conflictos anteceden a las fiestas, y en lugar de evitarlos, podría pensarse en resolverlos", concluye Blanco.