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Cinco célebres automotrices que fueron víctimas de la evolución y quedaron en el olvido

Marcas desaparecieron perjudicadas por la exigencia de un sector vigoroso. La nostalgia y mitos de cinco compañías que ya no están.

El movimiento de la industria automotriz es frenético. Los años se acumulan y los cambios se imponen. El sector se someterá a una metamorfosis: pasará a ser la industria de la movilidad, un reflejo de la constante transformación que ejecuta y ensaya.

Así como aparecen nuevos actores, nuevas modas, nuevos modos, los viejos, los pioneros cuestionan su voluntad por domar el dinamismo de una industria pujante o sus dotes de adaptabilidad y permanencia. Algunos fabricantes históricos no pudieron adaptarse a las exigencias de los clientes modernos y perecieron en el flujo de la evolución.

Lancia


Lancia siguió la estela de los fabricantes que ya no son. Es el último caso de las marcas que desaparecieron sin la posibilidad de regresar o se esfumaron con la expectativa de que su nicho conquistado algún día resurja apelando a la melancolía de los románticos. Fueron víctimas de un mercado revulsivo, de crisis y de carencias para adaptarse a los cambios. Algunos fueron gigantes en sus tiempos, otras míticas marcas clásicas que absorbieron y suspendieron su conglomerado. Un paso a la melancolía del mundo del motor: el recuerdo de las automotrices que ya no están y sus autos que combaten el olvido.

A mediados de mayo, la marca italiana se fue por la puerta de atrás, descartada por los problemas financieros del Grupo FCA. Su página web se sostiene con derivaciones a otras firmas del conglomerado -caso Alfa Romeo, Fiat, Jeep y Abarth-. Perdió presencia en países donde aún operaba: España, Holanda, Suiza, Francia y Alemania. Sólo en Italia persiste con su modelo Ypsilon, un compacto económico que sostiene únicamente en su país de origen un moderado registro de ventas.

La compañía nació en 1906, creada por pilotos italianos de Fiat. Desde sus comienzos se distinguió como un fabricante innovador con un profundo compromiso con la calidad y los detalles. Sus creaciones eran artesanales. En 1969 Fiat compró una firma que no podía sostener los costos de producción con su relativa baja proporción de ventas. Lancia resurgió en la década del 70 y del 80 con presencia incluso en campeonatos de Rally. Pero hacia fines de siglo, sus productos solo estimulaban la nostalgia de las viejas épocas.

Saab


General Motors primero había comprado el 50% en 1989 y después el total de Saab Automobile para convertirla a principios de siglo en una subsidiaria del gran conglomerado estadounidense. Los mejores años de la marca sueca se suscitaron en la década del 90: un valor técnico de calidad que evolucionaba del mundo de la aeronáutica. Como compañía independiente logró estrepitosos avances en seguridad y tecnología en motorización: inyección directa y espejos curvos para iluminar los puntos ciegos.

La crisis de 2008 acompañada por una lenta agonía de la marca derivó en la intención de GM de liquidar su filial sueca. Su deceso no está certificado pero un raid de vicisitudes legales la anularon del radar automotriz. En 2010 la marca fue vendida con impulso del gobierno sueco al fabricante local de autos deportivos Spyker (actual Swan) con un ambicioso plan de negocios que pretendía renovarle rentabilidad. Precoces problemas de liquidez promovieron una rápida venta a capitales chinos que no han motorizado el regreso de Saab a la industria automotriz.

Hummer


Una víctima aún adherida al clamor popular, a la construcción social de un auto inmenso. Hummer fue otra víctima de la crisis de General Motors. Desapareció del mapa automotor en 2010 luego de que sus productos quedaran en desuso por sus baja rentabilidad, su elevado valor, su exagerado tamaño y sus problemas de emisión, características esenciales de la personalidad de un vehículo cargado de carácter.

Descendiente directo del Humvee, fue la interpretación comercial de un todo terreno militar. La idea fue materializada primero por General Corporation -la anterior división de motores para el gobierno y las Fuerzas Armadas estadounidenses-, cuando a fines de la década del ochenta intervino en la comercialización de vehículos civiles inspirados en las grandes unidades bélicas.

En 1995, AM General lanzó al mercado la versión M998 del HMMWV bajo la marca Hummer y tres años después AM General vendió el nombre de la marca a GM haciéndose responsable de su venta y distribución, pero no de la fabricación.

El H1 se convirtió rápidamente en una obra de culto: uno de los 4×4 más célebres, icónicos y distinguidos de la industria. En 2006 Hummer proliferó hasta tener más de 300 concesionarios en todo el globo. Pero lo mejor había pasado, en 2010, el panorama era otro: General Motors anunció el cese en la operaciones tras fracasar la venta a la empresa de capitales chinos Sichuan Tengzhong Heavy Industrial Machines. El gigante de los autos aún late, espasmódico, en el corazón de la idiosincrasia popular.

Rover


Una de las automotrices más antiguas que desaparecieron como víctima de la evolución. Su historia y su legado es innegable. Fue constructor y fabricante de automóviles míticos, uno de los escritores más distinguidos de la historia de la automoción británica. Su nombre significa "persona que viaja sin destino fijo" y simboliza la libertad de movimiento: nació en el siglo XIX, cuando los autos no eran autos. Se subió al altar del éxito global en la década del noventa con cifras récord en términos de producción y ventas luego de que BMW comprara el emporio Rover -Rover, MG, Mini y Land Rover-. Antes el Rover 3500, el Rover 2000 y los primeros Mini habían conquistado el mercado europeo.

Hacia finales de siglo, un declive veloz inició el desguace de una marca afiliada a la estirpe británica. BMW registró pérdidas millonarias por la elevada cotización de la libra esterlina y por los estrepitosos fracasos de los modelos 25, 45 y 75 de Rover. El consorcio alemán decidió vender Land Rover a Ford, quedarse con Mini para explotar la reinvención de un modelo icónico y desprenderse de Rover y MG al grupo Phoenix Venture Holdings.

MG Rover se declaró en bancarrota seis años después: las ventas no habían reactivado y la gestión de los propietarios no fue sólida ni prolija. Con 101 años de historia, la marca "gentleman" desapareció dejando un legado de míticos modelos -por caso: P5, P6, SD1- y un inconfundible sello de elegancia automotriz. Sin embargo, en China, la estela de Rover sigue viva en la marca Roewe, propiedad del grupo Nanjing Automotive Corporation (NAC), que ganara la subasta por los activos del quebrado MG Rover. Aunque ya no en la emblemática fábrica de Longbridge, en el Reino Unido.

Pontiac


Otro gran ícono postrero de los autos que pereció por la dinámica de una industria en constante cambio. Otra división de General Motors que desapareció. Había sido absorbida bajo calidad de Oakland en 1926 y calificaba en un segmento popular con un reconocido equilibrio entre precio y deportividad. Su nombre inspiraba la ferocidad de un jefe indio norteamericano defensor de las invasiones inglesas del siglo XVIII. Fue por muchos años la tercera subsidiaria más exitosa del grupo GM, por encima de Chevrolet y por debajo de Oldsmobile -otra víctima mitológica de la industria-. Evocaba conceptos de deportividad, sensualidad y adrenalina.

Su ingreso en la páginas doradas de la automoción fue obra del Pontiac GTO, el primer muscle-car de la historia, el modelo pionero de un segmento que originó una de las batallas más transversales de la industria. Grand Prix, Firebird, Bonneville, otras creaciones con la firma Pontiac, elevaron a la marca a récords de ventas y producción: 1948 fue su año cúspide con 850 mil vehículos vendidos y con una producción total cercana a los 41 millones de unidades. Pero su fortaleza de debilitaba hacia fines de siglo. Su nombre recordaba que todo tiempo pasado había sido mejor.

Era una marca de época. No soportó la gran crisis de 2008. Dos años después la estrategia del conglomerado norteamericano fue desmantelar la compañía. Cien Pontiac G6 salieron, sin celebración ni despedida, con destino a una flota empresarial. Eran las últimas obras del gran jefe.

(Fuente Infobae)