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Charlas de Quincho

Cumpleaños de un veterano diputado oficialista que convocó a 200 dirigentes del peronismo en Florencio Varela. Allí se habló de lo que más intriga a esas huestes: quién quedará y quién se irá del gabinete en diciembre.

También hubo extensas conversaciones sobre lo que sucedió en el Consejo de la Magistratura, y de la peronización de una fuerza opositora. Otro cumpleaños, esta vez de signo radicalmente opuesto, sirvió para conocer las innúmeras especulaciones sobre el futuro del partido al que pertenecía la homenajeada. La disputa por los jueces se llevó buena parte de las charlas en un casamiento macrista, pero no sólo eso: también se habló extensamente de la interna del club más popular del país. Veamos.

El tiempo que resta para la asunción de los Gobiernos reelegidos -Cristina de Kirchner, Daniel Scioli, Mauricio Macri, entre otros- alimenta poco la agenda de superficie, pero es un terremoto de cambios que van desde la agenda del Gobierno nacional hasta las alianzas que se tejen debajo del agua entre quienes parecían enemigos irreconciliables. En estos días de dispersión, cuando políticos y funcionarios prefieren descansar -eso inactiva al Congreso, por ejemplo- del frenesí de campañas que duraron todo el año, mucha gente aprovecha para casarse o celebrar cumpleaños, algunos de los cuales hay que mirar con detenimiento porque son usinas de noticias y conspiraciones. Hubo varios de personajes que destellaron en décadas anteriores y que no registramos aquí por su escaso interés; no ocurre lo mismo con el acontecimiento más importante de la semana, que ocurrió ayer al mediodía en el salón El Cortijo, en Florencio Varela, donde Carlos Kunkel les atizó a un par de centenares de invitados un asado de órdago.

El diputado -reelecto por el oficialismo bonaerense- cumplía 66 años y logró pegar a todo el peronismo que gobierna, desde el canciller Héctor Timerman y el secretario Juan Manuel Abal Medina hasta el operador más fino del Gobierno en el Consejo de la Magistratura, el abogado de Tres Arroyos Carlos Cuto Moreno, pasando por el excanciller Jorge Taiana, los diputados José María Díaz Bancalari, Adriana Puigross, Adela Segarra, Teresa García y Juan Carlos «Canca» Gullo -deja la banca en diciembre y pasa a la Legislatura porteña-, los senadores Marcelo Fuentes y Eric Calcagno, el intendente local, Julio Pereyra, los sindicalistas Ricardo Pignanelli (SMATA) y Carlos Gdansky (UOM), que es diputado electo y que se dedicó a cruzar datos con otros diputados nuevos, como el Cuervo Andrés Larroque, sobre qué espacios ocuparán. Compartieron el condumio otros personajes que miran la política, aunque su función les frena la militancia expresa, como el miembro de la Corte de Justicia bonaerense Luis Genoud o el presidente de Boca Juniors, Jorge Amor Ameal, guardián de todos los secretos sobre el futuro de su club y del destino de quien -como se adelantó- puede ser su estrella de fin de año, Carlos Tevez. Este, a la misma hora -en realidad todo el fin de semana- revolucionó los links del Club Pingüinos, donde practicó el golf, afición paralela a la del fútbol en la que se han destacado otros colegas, como Diego Maradona y Norberto Alonso.

En las mesas la temperatura política la dio el debate entre los veteranos de la Cámara de Diputados que -con Díaz Bancalari a la cabeza- buscan la manera de que los nuevos legisladores admitan que existen códigos que obligan a éstos a pagar el derecho de piso. Eso significa que recién a los dos años de ser diputados pueden aspirar a dignidades apetecibles como presidencias de comisiones o cargos en la estructura de la Cámara. Su militancia en el hiperkirchnerismo, como es el caso de Larroque, les hace pretender que tienen un carnet VIP que los puede eximir de esa colimba. Para eso tienen el apoyo de Moreno o del saliente Gullo, quienes creen que esos códigos los impone una rutina que no puede impedir el avance del Gobierno popular. Recuerdan que esos códigos se han quebrado antes, como cuando un Samid aspiró -trompadas mediante pero con cierto aval menemista- a la presidencia de la Comisión de Agricultura que ostentaba Felipe Solá. O cuando, también por orden presidencial -de entonces-, Daniel Scioli ocupó la presidencia de la Comisión de Deportes que tenía como propia el duhaldista Fernando Galmarini. Lindezas de los 90 que ahora se reflotan para sostener que somos todos iguales, pero que hay algunos que son más iguales que otros y no pueden esperar dos años a tener los privilegios que los veteranos prometen defender con lo que tengan a mano.

La presencia de Timerman y Taiana, que han subido y bajado del gabinete, dio cierta circulación a especulaciones sobre los nuevos nombres del equipo presidencial. Temas de aliento corto porque en realidad nadie sabe nada, y menos Timerman, a quien le sacaron los dos competidores en las fabricaciones periodísticas del último mes para el reemplazo, y todos saludan como que ya está confirmado. Los pases de Jorge Argüello (EE.UU.) y Luis Kreckler (Brasil) parecen haber atornillado a este ministro que si en política hay lógica -como no la hay en el fútbol, que se le parece tanto-, es el único que parece ya confirmado. Más perplejidad hubo -miran todos ahora a Moreno, delegado del peronismo en el Consejo de la Magistratura- sobre la última votación de ese cuerpo que aprobó una nómina de concursados en la que coincidieron kirchneristas y macristas, para bronca de los radicales. ¿Existe un pacto entre esas dos fuerzas que desde afuera se ven como adversarios irreconciliables? En la mesa de Moreno nadie imaginó pacto alguno, y menos, avalado por la Presidente, que deberá elegir entre esos postulantes para enviar sus pliegos al Senado.

Quedaron entre quienes buscaron alguna pista más interrogantes que otra cosa. ¿Qué les pasó a los radicales que rechazan esa votación que se logró dejando afuera nada menos que al postulante Carlos Ferrari, que tiene un pasado radical, es decir, víctima del fuego amigo? Otro enigma sin respuesta: ¿cumplirá ahora el representante de los abogados Alejandro Fargosi, echado de la agrupación que lo llevó al Consejo por ese voto junto al kirchnerismo, el compromiso de que a los dos años -es decir, en noviembre próximo- dejaría el puesto para que lo ejerciese su compañero de lista, el radical Juan Pablo Zanetta? Después de lo que ocurrió, Fargosi -echado por sus conmilitones de la agrupación- parece en derecho de ignorar el acuerdo y quedarse los cuatro años. ¿Y si hizo lo que hizo nada más que para quedarse los cuatro años?

Lo que nadie (ni el Moreno) reveló es si este acuerdo seguirá en otros terrenos, porque ya ocurrió algo parecido en el Consejo de la Magistratura de la Ciudad de Buenos Aires, donde macristas y kirchneristas hicieron otro convenio que significó el ingreso del exlegislador Juan Manuel Olmos, que no tiene dos años de abogado. Tanto pondera este Olmos ese puesto, que renunció a la presidencia del PJ del distrito. Mientras corrían por las mesas algunos vidrios calificados, como los que acercó el «Canca» Gullo de regalo al cumpleañero, pareció aumentar el nivel reflexivo de los presentes y alguien apostó a que cerca del macrismo empiezan a pesar algunos elementos del peronismo que comienzan a marginar a los que vienen del radicalismo.

Ese ascenso acerca también una metodología de decisiones como la que promovió Federico Pinedo, quien negoció con los kirchneristas por el PRO, que dice que era preferible que se aprobase una lista de postulantes negociada y que hubiera alguna vez designaciones de nuevos magistrados en lugar de otros cuestionados, a su parecer, como Norberto Oyarbide, que tiene procesado siendo juez subrogante, entre otros, al propio Macri. Si se hubiera impuesto el criterio radical, habrían caído los concursos y la situación de los Oyarbide como subrogantes se extendería por varios años más. Si esto de que el macrismo se está empapando de peronismo es cierto, por el peso que tienen en la cúpula de las decisiones del PRO de dirigentes como María Eugenia Vidal, Emilio Monzó o Cristina Ritondo, las dos fuerzas están definiendo sus límites. Se oponen entre sí en todo lo que pueden, pero encuentran espacios de entendimiento con salidas posibilistas como la que triunfó en el Consejo de la Magistratura.

¿Cuál fue el vino de la verdad que acercó Gullo? Kunkel había pedido que no le llevasen regalos y que los invitados, en todo caso, aportasen a una ONG que él promueve con finalidad altruista en el distrito de Varela. Pero Gullo le llevó una caja con las primicias de El Justicialista, un tinto que producen en Mendoza los hermanos Ditsch. Helmuth Ditsch es un pintor argentino que figura entre los mejor cotizados en el mercado internacional; vive en Dublin, tiene estudio en Viena y lo representan galerías de Fráncfort.

Esta alma criolla, herrante y viajera (diría Le Pera) tiene un hermano, Herbert, que invierte sus dineros en vinos en Mendoza y se han asociado con el Canca Gullo para producir estas cosechas de El Justicialista en un negocio de merchandising peronista que incluirá la gastronomía, los vinos y hasta el diseño de indumentaria. El eje de ese emprendimiento es el local Los Octubres, que Gullo abrirá a fin de año en el barrio de Palermo. Varios de los festejantes del cumpleaños de Kunkel de ayer pidieron referencias sobre esos caldos, que Gullo ponderó más cuando dijo que lo que saldrá a la venta es una edición premium de lo que le había llevado ayer a su amigo. ¿No merecía Kunkel ese vino VIP? Que responda el «Canca».

Una segunda madeja de este acuerdo se devanó en otro quincho que hay que anotar en lo más importante que hicieron los radicales este fin de semana. Ocurrió en un salón del campus de la Universidad del Litoral, en la capital de Santa Fe, donde un grupo de dirigentes y académicos le festejó el cumpleaños 60 a otra de las Lilitas radicales. Se trata de la politóloga Lilia Puig, casada con Adolfo Stubrin, que fue diputada nacional y que gravitó en temas educativos en Gobiernos de la UCR. Hubo más abogados y politólogos en esa cena el sábado por la noche, además de tenues presencias partidarias, como la del cuñado Marcelo Stubrin, que viene de ser el jefe de campaña de Ricardo Alfonsín y, entre otros, el diputado electo por Córdoba, el entrerriano Mario Negri, que está en la mesa chica del partido que vive una de las crisis más serias en mucho tiempo. Con tanto académico en las mesas del cumpleaños de esta «Lilita», se repasó desde otro ángulo el acuerdo kirchnerista-macrista en esta votación del consejo de jueces, como el rol de la bancada de jueces en la Magistratura, que juegan en veredas diferentes.

Eso, se escuchó en esas mesas, terminó arrinconando a los radicales de ese cuerpo en el principismo. Una ironía cuando el radicalismo que fue a las elecciones se significó en una cercanía respecto del Gobierno kirchnerista que le restó votos «gorilas». El candidato Alfonsín se ubicó entre quienes buscaron no confrontar de fondo con el kirchnerismo, a diferencia de candidatos cercanos al macrismo, que proponían una ruptura total con el oficialismo. Pero a la hora de disputar posiciones concretas, como un reparto de cargos de jueces -hay quienes ven así el desarrollo de esta novela-, los macristas terminan acordando y los radicales, rompiendo. Una mirada capciosa sobre lo que ocurrió afirma que algunos de los jueces que pueden surgir de esta votación serán quienes tomarán lo que quede, en su momento, de la causa de las escuchas que complica a Macri. Esto llevó al PRO a ponderar las ventajas de que no se anulasen los concursos, como propusieron sin lograrlo los radicales, con la intención de que alguien le sacase la causa Macri a Oyarbide. Es algo entretenido de especular, pero para que eso ocurra tiene Cristina de Kirchner que elegir postulantes, mandar los pliegos al Senado, que después los tiene que aprobar, y al final, que la causa Macri caiga en manos de un juez -desde la mirada del PRO- mejor que Oyarbide. Porque podría ocurrir lo contrario y esto habría sido una quimera. Por eso, nadie da mucho por esta explicación.

Pero lo que más atrajo en esas mesas tendidas en homenaje a «Lilita» Puig fueron las especulaciones sobre el futuro del partido, en especial, la nueva cúpula que buscan sectores que se sienten ganadores el 23 de octubre porque alcanzaron intendencias y bancas legislativas y buscan desplazar a quienes perdieron con Ricardo Alfonsín. Como había mayoría de santafesinos, el nombre más repetido era el de Mario Barletta, que deja la intendencia de Santa Fe, pero que no cumple el requisito de ser delegado del Comité Nacional para ocupar la conducción. Se ríe Barletta de que lo consideren uno de los abanderados de la renovación del partido con la frase Tengo 58 años y soy la renovación.... Aunque el próximo fin de semana la Convención partidaria aprobase una reforma a la carta orgánica para eliminar la elección indirecta por delegados e instaurar la elección directa -una demanda que tiene buenas chances de triunfar en la convención-, la depuración de padrones y la organización llevarían el relevo de autoridades hasta por lo menos hasta marzo del año que viene.

Como el actual titular Ernesto Sanz deja en diciembre el cargo y no admite prórroga alguna, el partido puede entrar en acefalía, salvo que se imponga la candidatura de un Juan Manuel Casella, que es delegado al Comité Nacional, pero que es propuesto en una alianza de alfonsinistas, aunque Casella no pertenezca al riñón de ese sector. Podría ser electo para ejecutar la orden de la convención de reformar la carta orgánica y elegir de manera directa el año que viene nueva cúpula. Que la UCR resigne la elección por delegados es un golpe al espinazo a su estructura de poder, algo que le ha servido este año para retener todas sus bancas en el Senado y en Diputados, salvo el pobre desempeño de su candidato a presidente, que salió tercero. En este juego de fichas se suman nombres todos los días, y en la cena de Puig-Stubrin nos enteramos de que en Córdoba la UCR prorrogó los mandatos de los delegados al Comité Nacional -es decir, los elegibles como autoridades del partido- hasta el año que viene. Uno de quienes quedaron prorrogados es nada menos que Mario Negri, que ganó la vuelta a la Cámara de Diputados por Córdoba y a quien muchos miran como nueva autoridad partidaria. Le atribuyen el chusco de que si la UCR es un partido pinchado, que mejor se busquen una gomería, pero él niega ese sacrilegio verbal. En realidad, no quiere ser autoridad partidaria en estos tiempos.

El tercer tiempo de este entuerto entre macristas y kirchnerismo sobre selección de jueces tuvo lugar también en la noche del sábado en las entrelíneas que dejó la furia fiestera que se apoderó de los invitados al casamiento de Catalina Polledo, hija de la legisladora macrista Carmen Polledo, y el joven Ignacio Jaetschke. Fue en Puerto Salguero, en el predio del mismo nombre en la Costanera Norte de la Capital Federal y presidió la celebración el propio Mauricio Macri, quien llegó con una espléndida Juliana Awada después de caminar por algunos museos del itinerario nocturno que organiza su Gobierno. Lo entusiasmó el clima, tanto que se entregó a la danza (Bailó con todas..., sentenció un asistente que agenda esas cosas) y se saludó con los presentes, no todos de la grey política.

En todas las listas de candidatos Macri incluye a representantes de organizaciones intermedias; por eso Polledo es legisladora después de desempeñarse en la directiva de COAS, ente que ayuda a los hospitales porteños. También por eso estaba el ministro de Salud, Jorge Lemus, quien acompañó legisladores como Carlona Stanley -futura ministro Desarrollo Social-, Karina Spalla, Rafael Herrero y Ezequiel Fernández Langan. Hubo ausencias justificadas como la de Cristian Ritondo (su madre internada mejoraba anoche), Néstor Grindetti (cónyuge de la Spalla, con su padre también internado) y Álvaro González (debió viajar por el fallecimiento de un amigo en Santa Fe) y no justificadas, que no las mencionaremos aquí. El menú de lomo con verduras dio paso al baile, algo inusual en fiestas con políticos, pero todos ya habían entregado el resto durante la semana, empezando por Macri, quien se había sacado fotos con Daniel Scioli en la fiesta benéfica en el Alvear organizada por Valeria Maza, después de cerrar acuerdos con peronistas en la organización judicial de la Ciudad y de la Nación. Para algunos una muestra de poder y de la ambición de su fuerza de ganar posiciones de poder, arrancándoselas a los radicales y a las huestes de Pino Solanas en la Capital. Para otros es signo de debilidad porque buscarían seguros de protección futura frente a jueces que pueden poner la mirada en los dirigentes de su partido cuando éstos no tengan ya predicamento.

Era natural que con tanto macrista resurgiese la pelea por la nueva conducción de Boca Juniors, en la que compiten el actual presidente Amor Ameal y el delegado de Macri para ese cargo, el «Tano» Daniel Angelici, quien mostrará los dientes hoy también en Costa Salguero en una cena de recaudación de fondos, la que tiene comprometido a más de un político, lista que encabeza el presidente de la Legislatura Oscar Moscariello. Los comandos de cada candidato buscan extender la campaña a todos los terrenos. Amor Ameal, con el concurso de Scioli y de Julio Grondona, no ha terminado aún de cerrar el contrato a préstamo para los últimos partidos del campeonato de Carlos Tévez, casi en la clandestinidad en el país desde el comienzo de la semana, aunque ya le pusimos la lupa jugando al golf en Pingüinos.

En Open Door, los asistentes a la final de la copa de polo de Aeropuertos 2000, que se jugó en la chacra del empresario Ernesto Gutiérrez, no pudieron determinar para qué bando terminó pesando el triunfo del equipo Boca Polo Team que integraron el dueño de casa, Gabriel Batistuta, Adolfo Cambiasso y Fernando Pigni, que le ganaron un seleccionado que se identificó como «Resto del mundo». Batistuta tuvo que contar otra vez cómo se inició en ese deporte. Fue cuando lo contrataron para jugar al fútbol en Qatar. Allí los equipos jugaban de noche, a la hora en que los jeques árabes querían entretenerse. Lo llamaron una madrugada para que fuera a la cancha, pero le aclararon que querían verlo jugar al polo. No juego al polo...», se justificó. Su representante le respondió: Hay u$s 500 mil si jugás... ¡Por supuesto que juego al polo!..., respondió el Bati.

Vamos a terminar con un chiste de la línea fuerte, como suelen reclamar nuestros lectores. Una tarde Jaimito entra al cuarto de baño mientras su madre está tomando una ducha. El chico ve por primera vez desde que tiene uso de razón los enormes, turgentes pechos de su madre y le pregunta qué son. La madre, incómoda, le dice que le pregunte a su padre cuando llegue a la noche, segura de que para entonces el tema habrá quedado olvidado. Sin embargo, Jaimito aguarda a su padre con paciencia y le pregunta:

-Papá, papá, ¿qué son esas cosas grandes que tiene mamá adelante del cuerpo?

El padre duda un segundo, y da la mejor respuesta que se le ocurre en el momento:

-Eh... son dos globos, Jaimito. Dos globos que le dio Dios, así cuando fallezca se le inflan y se va directo al cielo.

Conforme con la contestación, Jaimito no pregunta más. A la semana, a la hora de la cena, el chico le dice al padre:

-¡Papá, papá, no sabés el susto que me pegué hoy!

-¿Y por qué, Jaimito, qué pasó?

-¡Pensé que mamá se moría!

-¿¡Por qué, Jaimito, qué pasó, contame por favor!?

-Porque entré al cuarto y estaba el plomero inflándole los globos a mamá, y ella gritaba: «¡Oh Dios, oh Dios, ya llego, ya llego!».

Tomaron la mayor distancia que podrían entre sí, pero en la misma foto: Mauricio Macri y Daniel Scioli convivieron en la gala a beneficio de la fundación de la modelo Valeria Mazza en el hotel Alvear. Con ellos Juliana Awada, Alejandro Gravier y Karina Rabolini.; Los ganadores de la Copa Aeropuertos en la chacra de Open Door, del empresario Ernesto Gutiérrez, se identificaron como el Boca Polo Team. Los integrantes junto al dueño de casa fueron Gabriel Batistuta, Adolfo Cambiaso y Fernando Pigni.