DOLAR
OFICIAL $816.08
COMPRA
$875.65
VENTA
BLUE $1.18
COMPRA
$1.20
VENTA

Catherine Fulop: "El amor es una empresa y la mía la manejo muy bien"

La venezolana conducirá “¿Quién quiere casarse con mi hijo?”, el reality que hoy estrena Telefe. Habla del amor, de la pasión, del paso del tiempo... y de sus 47 años.

Nota extraída del diario "Clarín"

"Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir a una mujer y casarse con ella. La eligen, lo juro, los he visto. Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio". Catherine Fulop escucha un pasaje de Julio Cortázar y enloquece con ese júbilo caribeño de su ADN. "¡Mamita, eso mismo! El amor tiene que venir como ese rayo. Si tú supieras cómo se me cortaba la respiración cuando lo veía a Ova (Sabatini). No elegí. Eso sí, las maripositas se van y viene lo profundo. Y agárrate". Hoy a las 22.15, por Telefe, la venezolana estrena ¿Quién quiere casarse con mi hijo?

, un reality del amor anti-cortázar, en el que el novio elige... con su madre a cuestas.

El cascabel de Caracas cumplió 47 años y todos ésos que la miran como fulminados por su rayo aseguran que está mejor y más plantada que en épocas de Abigail . Pasó las bodas de plata con la profesión y la proximidad de los 50 años le preocupa a medias: "Se sienten. No sabés lo que me cuesta mantener este cuerpito. El rollo con la edad lo tengo desde la aceptación. Porque con los años perdés la belleza externa, no la real", suelta, toma aire y sigue: "Me cuido con el agüita, hago láser, ejercicios faciales, antioxidantes. Sino viene la pendeja que no tiene experiencia, habla tres huevonadas y te pasa por encima. Por lo demás, me voy aceptando. Con los años estoy más sabia".

Quizá sea el aprendizaje de los años que le hayan permitido serenidad ante un programa para el que había sido contratada ( Todo por amor , que iba a ir por Telefe) y que con cinco meses de grabaciones terminó por abortarse. Asimiló eso de que Lo que sucede conviene y cuando creía que este año no tendría pantalla, apareció la propuesta de ¿Quién quiere...?

(con producción de Eyeworks Cuatro Cabezas). La cuestión a la que estaba destinada, parece, era hablar del amor, en cualquiera de sus formatos: "La gente no tiene ganas de comprometerse para no asumir una responsabilidad por tanto tiempo. Porque la vida de por sí es difícil y la mayoria no quiere una responsabilidad más. No quieren tomarse el trabajo de atender una empresa", teoriza. "El amor es una empresa y la mía la manejo muy bien. Mi familia es mi proyecto de vida. Yo la cuido con amor. Ova es el hombre más importante de mi vida. No hay otro hombre que vaya a ser más importante. Pienso y separarme sería terrible. Lo que mucha gente no entiende es que hay que ir amando al hombre o a la mujer que va cambiando día a día".

Cuesta creer que en 2012 un hombre elija a una mujer en TV y con el consentimiento de su madre. ¿Cómo funciona el formato?

¿Tú crees que no es creíble? Hoy por hoy, la gente tiene la necesidad de mostrar su historia.

Todos están ávidos de contar algo, sea bizarro o no. Estas madres aman a sus hijos. Son puro amor, pero amor enloquecido. Es cierto que el amor debería ser el flechazo. Pero también puede empezar de otro modo. Todo el mundo está desesperado en los chats, en los lugares de solos y solas. Desesperados porque quieren que llegue la magia y la magia no les llega. ¿Cómo una mujer va a entregarse a un hombre si él no se entrega en absoluto? El tema es la entrega. Es desnudar el alma. Este programa es un juego, es televisión, pero vamos a ver si las chicas que se candidatean buscan amor o exposición. Aquí el tema son las suegras, pero yo las entiendo. A mí, mis suegras siempre me quisieron porque buscaban una chica de su casa.

Bueno, no sos exactamente el prototipo del ama de casa...

(Se ríe) Pero en casa yo tenía que fregar, lavar el baño, siempre odié de mi madre que en casa ajena lavara los platos después de una comida y soy igual. No soy el prototipo, pero era buena chica. Yo supe lograr con mi suegra la confianza que tengo con mi mamá.

No hay vez en que no irradies una alegría extrema. ¿Eso aprendiste a cultivarlo con los años, como la aceptación de la edad, o viene en la sangre?

Creo que es genética mía. Siempre fui super dada. Amorosa. Mi mamá me decía ¡ No estés besando a la gente tanto!

Yo creo que la vida es un boomerang y si te trato suave, vos hacés lo mismo. Mira, yo era una chica de barrio, de padres trabajadores, no podíamos comprar jamón, siempre mortadela, mi ropa había pasado por las manos de todo el mundo antes de mí y nunca tuve una bicicleta. Pero la alegría estaba igual. Eso si, yo decía De esto salgo. Acá en el barrio no me voy a quedar. No quiero esto para mi vida.

Quizá mi sensibilidad con la gente tiene que ver con que las pasé.

Las pasaste y se cumplen 26 años de aquel concurso que te sacó del lugar de donde querías salir. ¿Reconocés que tu carrera fue en base a la belleza?

Claro. En ‘Miss Venezuela 1986’ yo era la candidata del pueblo. No gané en realidad, aunque en todos lados figura que sí. Y no gané por burra. Porque me faltaba más educación. Quedé tercera finalista y el teatro se cayó. Años ‘80. Hombreras. Jopo. De ahí, hice todos los comerciales: pelo, auto, lentes. Lo que se te pueda ocurrir. Y llama un ejecutivo de un canal, como si fuera Marcelo Tinelli, para que haga un skecth. Y le digo ‘Ni short ni bikini ni nada de eso. Me quiere así o no me quiere’.

Yo era nadie. Era Pedro de los Palotes, pero tenía mi limite. Me llamaban la chica rating. y me sabía cuidar solita. A los 18 un amigo de la familia se quiso propasar conmigo. Lo que pasa en la mayoría de las violaciones: justamente son gente del entorno. Me llevó a un hotel, sacó un revólver y me apuntó. Forcejeamos y le dije Mátame si quieres . Lo único que pensaba era ‘Pobre mi papá, me va a encontrar en una zanja’.

Escapé. Siempre tuve carácter. Si no, no te mantienes en este medio.

A casi 19 años de aquel "30 de septiembre de 1993" en que pisó la Argentina por primera vez para seguir "el camino de la telenovela que ya habían hecho compatriotas como Grecia Colmenares o Jannete Rodríguez", Fulop, la señora del apellido húngaro, da un paso de comedia cuando admite que es "tan argentina ya" que cada vez que pasea por el mundo anda "con mate al hombro". Y lanza una carcajada: "Me preguntan, ¿Es marihuana?

".

Tres letras sobresalen tatuadas en su muñeca (las tres letras de Ova). Dice que ya no trabaja los sábados para controlar mejor las salidas de sus hijas adolescentes. Y fuera de esa "empresa" que es la familia, vive volcada a la fotografía. Quizá porque ya la miraron tanto que, "más sabia", es ella quien quiere ahora profundizar en el mirar. "Es un honor que le hago a mi padre, un húngaro que siempre decía, Foto, familia . Tengo valijas llenas. Hoy voy al cementerio a verlo y saco fotos. No como algo oscuro. La muerte es parte de la vida", remata en seriedad y vuelve a lo suyo, a la sonrisa: "A la vida hay que honrarla. No se puede vivir de cualquier manera".