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Argentina también conmemora el "Día de los muertos" en los cementerios

Las familias se reúnen en los cementerios y cocinan panificados para recordar a los que ya no están.

Con visitas a los cementerios y elaboración de ofrendas, panificados y dulces, se conmemoraba hoy el Día de los Fieles Difuntos.

La fecha solía ser feriado nacional hasta que la junta militar de la dictadura lo quitó del calendario junto con los festejos de Carnaval. Hoy, tiene fuerte arraigo conmemorativo en Salta, Corrientes, Chaco, Tucumán y Jujuy.

Si bien en las ciudades con mayor cantidad de habitantes la tradición de visitar los cementerios donde descansan los restos de los seres queridos fue menguando con los años, la conmemoración de los Fieles Difuntos era el cuarto feriado nacional surgido del culto católico, pero quedó fuera de uso.

Es una tradición de los primeros tiempos del cristianismo, cuando se honraba el recuerdo y se ofrecían oraciones y sacrificios por las almas de los fallecidos.

Con las oraciones (denominadas sufragios), los familiares de los fallecidos pueden pedir por su salvación y la purificación de sus pecados.

En Jujuy, donde suele ser un día no laborable, la celebración también es conocida como "Día de Todas las Almas" o "de Todos los Santos" y congrega a las familias en actividades culinarias y emotivas para honrar a los fallecidos.

En general, un día antes de la celebración se colocan ofrendas en las casas de los deudos, como flores y las bebidas y comidas preferidas de extinto. Asimismo, se preparan masitas de harina y agua a los que dan formas de aves, principalmente, en un intento por ayudar a las almas de los muertos a subir a los cielos.

También es habitual ver en los campos santos de las provincias del norte flores elaboradas en papel que se distinguen con los colores en negro y violetas si el honrado era adulto o blanca y celeste si era un niño.

El ritual de los Muertos se festeja en tres años consecutivos desde el deceso y, según la tradición, en el primero se asume la consternación de la muerte y el respeto por el difunto, en el segundo se convierten en una animada reunión con relatos de anécdotas y adivinanzas, mientras en el último se realiza "El despacho del Alma" con las ofrendas en los hogares y el esparcimiento de agua bendita.