Fue a comienzos de septiembre que anticipamos desde este mismo espacio que era inminente un conflicto salarial en Gendarmería (arrastraba a Prefectura). Nos insultaron en todos los dialectos, nos llamaron "desestabilizadores" y otros términos descalificatorios. Enterate qué dijimos entonces. Por Boimvaser.
El día empezó como terminó. Mala fariña. No se entiende que no se resuelvan los problemas a no ser que los problemas convengan por aquello de la escuela de vida “Lo que sucede conviene”.
La mañana empieza calentita. Gendarmería y prefectura están en visible situación de queja por cuestiones salariales. La tuitería se divide aunque la mayoría descree que esto no haya sido previsto de una manera lógica.
En el manual de la mudanza empírica que está por escribirse, deberían figurar las tres divisiones existenciales que hay que hacer con los objetos: los que hay que tirar, los que hay que regalar y los que me llevo.
Con cierta ingenuidad (solo cierta, porque no es de los pecados que más frecuento) escribí en contra del boxeo, a partir de la pelea de Maravilla Martínez.
En Paraguay y Aquero se inaugura el lunes laboral con un colectivo de la 109 metido en una óptica tras pelearse el chofer con un pasajero por la tarjeta SUBE.
La primera intervención que leo en el TL pertenece a la doctora Ferrari y es para preocuparse: en el supermercado sigo usando carrito y todos me miran como si fuera extraterrestre.
Afuera llueve como para preparar el Arca de Noé y en el TL la palabra miedo se copó todos los números. Ayer la presidente CFK dijo que hay que temerle a Dios y un poquito a ella, en realidad después aclaró que le deben temer, especialmente los funcionarios que ella nombró.
El anuncio llegó de sopetón: “Vieja, nos casamos”. “¿En qué fecha nace el bebé?”, fue mi respuesta de madre modera.
Mucho zarandeo con el pobre Walter, un chico de Córdoba que fue obligado a asistir a una expo sobre la vida de la mujer de Perón, Evita, y luego convidado a dejar anotación en el libro de visitas.